Y se hizo el milagro…futbolístico

Vaya fin de semana. Ya de por sí los días previos Astorga volvía a estar ubicada en el mapa Español por mor y desgracia del manido “caso Bárcenas”. A ver cuándo dejamos de ser portada de temas negativos: asesinas de política, excesos de ex ecónomos, Bárcenas y familia política… Pero por fin, una alegría: El Atlético Astorga en División Segunda B. En profesionales. En ese tercer nivel entre el fútbol aficionado y el de las estrellas. Rozando el máximo. Hemos sido entre todos capaces. Albricias.

Como la victoria tiene muchos padres y la derrota es huérfana, dicen los sabios, es de justicia felicitar a los jugadores, que se han dejado la piel esta temporada. A su entrenador, que no le ha importado viajar cientos de kilómetros para asistir cada día a La Eragudina. Y sobre todo, a su presidenta y su equipo directivo y deportivo. A mí que Manolo Ortiz, con el que me une un sentimiento especial de otras épocas y otros contextos, ya me daba garantía de seriedad, mano izquierda en su momento o mano dura si era necesario. Nunca supe que Sagrario era tan forofa, pues somos de generaciones y ambientes distintos. Pero sí tenía claro que la estirpe empresarial y el trabajo no le asustan. Viene de familia cepedana que hizo de la Astorga de los 70 y 80 su centro de vida y de iniciativas empresariales varias, hasta conseguir lo que son hoy, un pequeño pero importante grupo empresarial leonés que ha marcado época y estilo. Siempre se dice que las primeras generaciones hacen el sacrificio, las segundas logran el estrellato y las terceras comienzan a dilapidar lo conseguido. Mucho me temo que estamos, refiriéndonos a la presidenta del Astorga, en el periodo de mayor esplendor personal y profesional en todos los sentidos. Cuando una persona triunfa en el mundo de los negocios, a mí me enseñaron que algo tiene que revertir en la sociedad de donde se ha obtenido. Esa forma es la del empresario ejemplar. Y Sagrario hoy por hoy lo es. Podría estar dedicada a diversificar sus negocios, a no mover el capital familiar, pero ahí está, sacando a flote un club, pagando religiosamente a los futbolistas, que hacen cola para venir a jugar aquí, y dando la mayor alegría a la ciudad desde los tiempos de las Edades del Hombre, por citar un hecho de dimensión importante.

Los políticos no han quedado atrás, si bien saben que hoy por hoy un club fuerte e importante es un poder social y mediático a tener en cuenta. Cuando Sagrario declaró: “Tenemos que mirar si podemos estar en esta división”. Sabía que los gastos van a subir  como mínimo multiplicándose por dos o por tres. Mamá Administración tiene la obligación de ayudar, pero sin cargarse el dinero de los deportes escolares y básicos. Una tarea delicada. El Ayuntamiento y la Diputación se tienen que mojar, sí, pero también hay que hacer del Astorga un equipo de representación de media provincia, ese bocadillo imaginario que nos deja un espacio apretado entre la Cultural capitalina y la Ponferradina berciana. Astorga vuelve a ser una ciudad puntera, mirando de tú a León y Ponferrada. No vayan a caer en la bipolaridad que en importancia histórica y cultural, e incluso política, nunca fue hasta el siglo pasado.

Orgullosos los astorganos porque tenemos a nuestros héroes deportivos que defienden algo más que un balón: el honor de una tierra y sus habitantes.