Astorga acaba de disfrutar de un fin de semana de lujo, al celebrar el hecho poco conocido, y recientemente descubierto -al investigar los archivos históricos- de que un grupo de 800 españoles de ultramar, concretamente de Argentina, habían participado en la defensa de nuestra ciudad durante los sitios a que fue sometida por las tropas francesas en 1808-1814.
Dicha celebración ha propiciado el que una delegación argentina, encabezada nada menos que por su embajador en España, se sumara a los actos, cuyo principal objetivo -además de la divulgación de un relevante hecho histórico- no era otro que rendir homenaje y honrar a estos soldados de las Américas que combatieron codo con codo con los españoles peninsulares y casi en su totalidad murieron como héroes, en la defensa de la la libertad y la independencia de nuestra Patria.
Cabe resaltar que ésta ha sido una iniciativa personal de nuestro Alcalde, que por sus extensos conocimientos de Historia y su labor como investigador de las Guerras Napoleónicas, ya había propiciado sucesivos actos internacionales con la Federación Rusa, la República de Irlanda y los Estados Unidos, para conmemorar las relaciones y la conexión que estos países habían tenido con España en esa etapa histórica.
El objetivo de todas estas actividades es, en primer lugar, establecer relaciones de hermanamiento y amistad con todos ellos, utilizando la Historia como elemento vehicular, pero también para explorar la posibilidad de darnos a conocer en el exterior y colocar a nuestra ciudad en el mapa, con el fin de establecer vínculos duraderos de cara a la cooperación en materia de turismo e intercambios comerciales, es decir, apostar por el progreso de la ciudad.
Al asistir a los actos protocolarios de las conferencias, los discursos y entrega de objetos de cortesía en un lugar tan emblemático como el Salón de Sesiones de nuestra Casa Consistorial, o el descubrimiento de la placa conmemorativa en la Plaza Eduardo de Castro, uno no puede por menos que sentirse orgulloso del marco tan incomparable que, en su conjunto, ofrece nuestra ciudad para actos solemnes, como los descritos, al tiempo de imaginar la grata impresión que, con toda seguridad, los ilustres visitantes se habrán llevado.
Pero el poder disponer de lugares emblemáticos para la puesta en escena, es sólo una parte de la ecuación, algo como la guinda del pastel. La otra es el poder contar con alguien que tenga el peso y la valía para actuar como promotor y luego como maestro de ceremonias. Y a este respecto, creo que también podemos estar orgullosos de nuestro Alcalde, que domina como nadie las relaciones institucionales y el protocolo, y se desenvuelve con admirable naturalidad y soltura que este tipo de eventos. Con lo cual, en mi opinión, ha demostrado sobradamente que tanto en esto como en el conjunto de su labor al frente de la Alcaldía, en estrecha colaboración de la mano de su eficiente equipo, ha sido un gran activo para la ciudad desde el comienzo de su mandato.
Desafortunadamente, y a pesar de ser un hombre de probada integridad, se ha visto incolucrado tangencialmente en un asunto que todavía está judicializado y por el que sufrió injustamente la ignominia de ser retenido durante toda una noche en dependencias policiales, junto a dos de los concejales de su equipo. No sin cierta sorpresa, algunos de sus concejales de los partidos de la oposición, con los que siempre había mantenido una relación afable de colaboración y buen compañerismo, enseguida se lanzaron a acusarle de no ser merecedor de su cargo, al tiempo que exigían su dimisión, sin tener siquiera la decencia de esperar a que hubiera un fallo judicial. Todo esto ha conducido a nuestro Alcalde, muy desilusionado por el tratamiento que algunos le han dado, haya decidido no presentarse como candidato a las próximas elecciones municipales del mes de mayo.
Con esto, me imagino que sus injustos detractores, todos aquellos que le han denigrado y vilipendiado, se sentirán ahora muy satisfechos de lo que han conseguido. Pero teniendo en cuenta que es dudoso que alguno de ellos esté a su altura, ni alcance su nivel, como persona, como intelectual y como gestor, ni parece vislumbrarse a nadie de su categoría en el horizonte que puede calzar sus zapatos; y añadiendo esto también que el lamentable resultado final es que nos vamos a quedar sin un valioso Alcalde, que dicho sea de paso, no necesita la Política para vivir, la pregunta que es pertinente formularse, no es sino: “Y ahora, ¿qué?
Agustín J. Álvarez