En el año 1.780 en el pueblo de Pasajes (Guipúzcoa),se desató una epidemia tan mortífera que dejó 83muertos. Se atribuyó al hecho de que siguiendo la común y ancestral costumbre se utilizaba la iglesia del lugar como cementerio. Se cuenta que este hecho fue uno de los que mas pesó a la hora de que el gobierno de España de la época, tomase la decisión de ordenar la construcción de cementerios, que deberían estar ubicados lógicamente fuera de los núcleo habitados.
No suelo escribir prácticamente nada sobre medicina porque la verdad es muy, muy poco lo que se, sobre la misma. Lo que estudié hace ya mas de 40 años en lo que entonces era el Bachillerato y poco mas. No obstante aún conservo y en buen estado aquel librito (Ciencias Naturales de 2º curso), cuya parte de biología trataba exclusivamente de explicar como es el cuerpo humano, como funciona y como actúan los virus y otros agentes productores de enfermedades. Así pues aprovechando el brote de ébola de África, lo que se sobre historia local y alguna otra cosita, he decido tocar el tema de la medicina.
Cualquier persona con unos conocimientos simples de la historia local, sabe que hasta hace “dos días”, los entierros en los pueblos se hacían dentro de las iglesias. He leído muchísimos testamentos de los antecesores de los vecinos actuales de mi pueblo y en ellos invariablemente el testador pide ser enterrado en la iglesia del lugar e incluso a veces indica en que lugar concreto del templo quiere ser enterrado. Podría contar muchos mas detalles al respecto (para asombro sobre todo de mis amigos y conocidos del pueblo); pero baste decir que fue a lo largo del siglo XIX, cuando se fueron construyendo poco a poco los cementerios que hoy se consideran de “toda la vida”.
En la Red he localizado un trabajo de María del Pilar Brell Cachón titulado : “La construcción de cementerios y la Salud Pública a lo largo del siglo XIX”, muy interesante y que utilizaré en buena medida para elaborar este artículo. En este trabajo se explica como aunque la medicina del siglos XIX e incluso anterior ya acertadamente culpaba a los enterramientos en las iglesias de epidemias; a la hora de explicar en detalle el proceso que las desencadenaba ya no estaban muy acertados. Hablaban de unas “miasmas” que despedían los cadáveres sin aclarar mas. En una circular del año 1804 y por lo que a mi me toca como geólogo; se señala que los cementerios, se han de construir en terrenos que por su calidad fuesen los mas apropiados para absolver los “miasmas pútridos” y facilitar la pronta consumición y desecación de los cadáveres evitando el mas mínimo riesgo de filtración o comunicación con las aguas de consumo del vecindario. Añaden, curiosamente que el estudio del terreno lo deberán hacer profesores de medicina. Hoy es obligatorio y corriente un estudio hidrogeológico (yo he participado en alguno) del entorno de los cementerios; precisamente para asegurar que no hay riesgo de contaminación de las aguas a partir de un foco de infección tan notorio como es un cementerio.
A finales del siglo XIX aún se sigue hablando de que la descomposición de los cadáveres de efluvios o miasmas y que estos a su vez causaban en las personas, nauseas, desmayos, jaquecas, vahidos y aún axifisias. A lo largo del siglo XIX fueron numerosas las disposiciones legales referentes a la construcción de cementerios y se fueron incluso señalando las distancias concretas las que deberían estar alejados de las poblaciones. A 1500 varas se dice en 1850 y en el año 1886 se indica que a 500 metros en poblaciones menores de 500 habitantes (caso de una gran mayoría de pueblos).
La construcción de cementerios supuso un punto de fricción entre la Iglesia y el Estado por cuestiones económicas (derivadas de la construcción y uso de los cementerios) y supongo que también ideológicas. Desde una mentalidad cristiana, que mejor que ser sepultado en un recinto sagrado como es la iglesia. El problema es que cuando llegaban las epidemias las iglesias se llenaban de cadáveres, los vivos acudían a la iglesia a implorar salud y lo que hacían sin saberlo es ir al espacio menos adecuado, es decir al lugar de concentración de virus y otros agentes patógenos semejantes.
La explicación detallada del proceso de contagio y propagación de las enfermedades, la hallé en aquel librito de mi infancia (Ciencias Naturales de 2º curso). Estos libros tan sencillos tiene la ventaja de explicar con pocas palabras nociones muy elementales, pero que son esenciales para poder profundizar en el conocimiento de cualquier materia y por supuesto también las hoy llamadas Ciencias de la Salud. En el se cuenta como los diminutos (e invisibles a simple vista) seres que producen graves enfermedades viven en el interior de otros seres vivos y,……¡¡ también de los muertos¡¡. Una persona enferma muere pero no los diminutos virus, bacterias y otros “bichos” semejantes que dan lugar a las enfermedades. Estos se hallan en multitud de medios, entre otros el aire que respiramos y las aguas que bebemos.
El desconocimiento de esta realidad tan elemental, fue el motivo por el cual durante siglos se creyó en la generación espontanea de la vida. Se pensaba por ejemplo que a partir de carne en descomposición se originaban sin mas gusanos .Hubo que esperar hasta el siglo XIX, cuando el francés Louis Pasteur demostró de modo definitivo y concluyente, que no existe la generación espontanea, pues lo que realmente ocurre es que en el aire hay diminutos microorganismos invisibles a simple vista; que al depositarse y desarrollarse sobre objetos bien visibles, nos dan la impresión de que aparecen de modo espontáneo y sin mas explicación.
De todo esto se deduce que hay que tener especial cuidado con las aguas e incluso con el aire; realidades estas que se ignoraron durante siglos, con la consecuencia de tremendas epidemias que diezmaron a la población.
Para terminar y puesto que de salud y enfermedad estamos hablando voy a referirme a un asunto que también sin duda hace cavilar a mas de uno. ¿Cómo es posible que pese a los avances tan espectaculares de la medicina no se logren eliminar por completo los microbios perjudiciales para los humanos?. La explicación también se encuentra en gran parte en lo que dice aquel viejo libro de mi época de estudiante. En el puede leerse como estos se reproducen con gran rapidez. Un médico me comentó años después que la evolución bilógica también afecta a los microorganismos y como estos se reproducen muy rápidamente cambian su propiedades (mutan) muy rápidamente. Así pues hay una carrera en la que compiten por un lado los médicos descubriendo nuevos remedios contra las enfermedades y por el otro los microbios que se transforman (evolución bilógica); adquiriendo características nuevas que los hacen invulnerables ante los fármacos.
Bembibre 1 de septiembre de 2.014
Rogelio Meléndez Tercero
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