Entre 1900 y 1960 los mineros maragatos llegaban a Viforcos los domingos para acudir a trabajar a las minas de Santibañez de Montes y Montealegre. Una ruta no exenta de peligros, especialmente en los duros inviernos, en la que se jugaban la vida para ir a trabajar. En 1995 un grupo de personas recorrió por última vez la senda que durante casi un siglo tomaban esos trabajadores en homenaje al modo de vida de sus antepasados y que se había abandonado por completo tras los cierres de las minas y que ahora Viforcos ha vuelto a recuperar.
La junta vecinal del pueblo y gracias a la delegación terriotorial de Medio Ambiente de la Junta de Castilla y León se ha podido abrir de nuevo el camino como una ruta de unos 15 kilómetros que homenajea a esos trabajadores. “Apenas tenía nueve años y era el más joven de todos cuando, en 1995, se atravesó la montaña por última vez, como un homenaje a quienes se jugaban la vida para ofrecer un futuro mejor a sus familias”, recuerda el presidente de la junta vecinal de Viforcos, Carlos Méndez. Ese año, la junta vecinal de Montealegre instaló, a los 1.532 metros de altitud, una monumento vagoneta en homenaje a ellos. Desde lo alto de la montaña se puede vislumbrar toda la Cepeda alta y, en un día despejado, nos cuenta, se puede llegar a ver incluso Ponferrada.
Un recorrido lleno de sorpresas
El camino arranca desde las escuelas nuevas de Viforcos, un espacio comunal donde la actual junta vecinal prepara novedades que presentará en los próximos meses y que todavía no se pueden desvelar. La primera sorpresa llega dentro del propio pueblo. “Los propios vecinos de la mano del presidente Florencio Lorden, hicieron este homenaje con sus propias manos. Todos los años el día de la fiesta en honor a la patrona Santa Bárbara -segundo fin de semana de agosto- se le hace una ofrenda por la cofradía de mineros de Viforcos”, nos relata Méndez.
Un desvío de apenas 250 metros nos lleva hasta la Peña del Pote. “La leyenda cuenta que en esta peña se forjó un pote (agujeros secretos donde antiguamente metían los bienes más preciados de la familia). Es curioso porque este pote se encuentra en un lugar de acceso muy recóndito que gracias a la labor de nuestro personal de mantenimiento se puede acceder de una manera más o menos buena”, explica Carlos.
Siguiendo la senda de los mineros llegamos también a Alto de Veiga, o El Torro, como se le conoce en Viforcos. Presidiendo el alto se encuentra la caseta del guarda desde donde tiene unas vistas privilegiada para controlar los incendios en épocas de calor, un paraje que se ha hecho famoso por la carrera Power Race que recorre la zona. Desde este punto en lo alto de la sierra se puede apreciar el Teleno, Foncebadón, la Maragatería y Astorga. “En días sin niebla se aprecia a simple vista La Bañeza e incluso La Virgen del Camino”, relata Méndez.
Pero las sorpresas no acaban aquí. Porque durante el recorrido nos encontramos también con la Fuente de los Gallegos, que servía como reposo y descanso a los trabajadores que recorrían la senda y que a veces quitó la sed en ese duro recorrido por la sierra.
Nuevos descubrimientos y proyectos de futuro
Durante el trayecto nos encontramos con la Fuente de Rabilluengo. “Se trata de un manantial natural recién descubierto por nuestro amigo Tino que, después, nuestro personal de mantenimiento limpió la zona hasta darle su aspecto original. Está fuente quitaba la sed a los mineros de Viforcos, Argañoso, Rabanal Viejo, La Maluenga y Rabanal del Camino”, explica Carlos Méndez.
Antes de este descubirimento, en el nacimiento del arroyo de Las Llamas de Viforcos, en el paraje de La Mocera, se encuentra un refugio de los mineros que todavía está en obras. En las próximas semanas estará finalizado y ofrecerá literas para dormir 15 personas y una chimenea, explican desde la junta vecinal de Viforcos. La ruta también ofrece un merendero, un espacio para las personas que quieren ir a pasar el día, construido por el personal del pueblo, y capacidad para más de 30 personas. La Fuente de Rabiluengo se encuentra a 250 metros del refugio de los mineros y un poquito más lejos la fuente del Tesico.
Una historia con final triste
Una de las historias que perduran hasta nuestros días sobre aquellos mineros no tiene exactamente un final feliz. En el año 1951 relatan que dos mineros desaparecieron en plena borrasca de nieve cuando hicieron la senda para llegar a una boda en Astorga. Dos jóvenes, de 15 y 21 años a quienes se les truncó la vida cuando la nieve les alcanzó en lo alto de la sierra. Sus cuerpos se encontraron en la primavera, con el deshielo, y resultó una historia trágica para sus familias y para todos los habitantes de la zona.
Es una historia que hace pensar en las difíciles circunstancias que vivieron aquellos que nos antecedieron para llegar a trabajar en las minas y quizá un recordatorio de muchos otros mineros que se jugaron la vida y que sus historias no han llegado hasta nuestro tiempo. Es por ello que la zona cuenta con varios monumentos en homenaje a esos trabajadores de la mina y esta ruta desde Viforcos.