Verónica Forqué recibe este sábado en Astorga el Premio de Honor de la XXI edición del Festival de Cine. La actriz madrileña, ganadora de cuatro premios Goya ha sido la galardonada este año por el festival que celebra en Astorga los cortometrajes nacionales. Además, la actriz tendrá su propia estrella frente al Teatro Gullón, aunque debido a las obras, el acto será en el Teatro Diocesano, al igual que la premiación de los mejores cortos, será en el Teatro Diocesano a partir de las 21,00 horas. Hemos tenido la oportunidad de entrevistarla para hablar con ella sobre su carrera, el panorama actual del cine y sus inquietudes, “ahora lo que me preocupa es qué me voy a poner para la gala de Astorga, estoy nerviosa y no tengo tiempo de salir a comprar nada por los horarios locos de rodaje de la película”, dice entre risas Verónica Forqué.
En primer lugar, felicidades por el Premio de Honor del XXI Festival de Cine de Astorga, ¿cómo recibe este galardón?
Lo recibo con mucha alegría, estoy muy contenta, Astorga es una ciudad preciosa. Además, le dieron a mi papá a título póstumo, le dieron en 1999 por la película Atraco a las tres porque come en ese trabajo come mantecadas de Astorga. Me hace mucha ilusión por todas estas cosas. Estoy muy agradecida, porque en estas cosas recibes mucho cariño de la gente, es muy bonito y me siento muy honrada.
¿Conoce Astorga?
Conozco Astorga y he trabajado más de una vez en el teatro allí alguna vez.
Ha hecho teatro, cine, televisión… ¿Qué formato le da más alegrías?
El cine te da cosas muy bonitas porque el teatro cuando se acaba se muere. Tras cada representación desparece. Ahora se graba el teatro, no me gusta mucho, me gstaría más que permaneciera en el recuerdo. Se hacen para tener documento, porque el teatro tiene su propio lenguaje y la cámara el suyo, por lo que el tatro grabado queda muy raro. El teatro está pensado para que los actores hablemos al público desde una cierta distancia y con una energía y una medida, no queda bien si la cámara se acerca mucho. En cambio en el cine tienes que sentir la mirada de la cámara que coge cada milésima, son técnicas diferentes. El teatro da muchas alegrías y permanece para siempre. El teatro tiene la experiencia del momento presente, del contacto con el público que una vez que ha empezado, el viaje termina cuando termina la obra, si alguien no se muere antes (risas). Me gusta esa cosa del teatro en que te juegas la vida en cada función.
Hija del director José María Forqué, ¿cree que su vida se dirigió por ello al mundo del cine, de las artes escénicas?
Pues no lo sé. Tengo amigas y amigos, hijas e hijos de directores, pero lo más común es que de hijos de directores salgan directores y de hijos de pintores salgan pintores, como el hijo de Fernando Colomo. Lo que has visto en casa, si te gusta y tus padres te gustan, es fácil que te atraiga ese mismo camino, además son profesiones bonitas, muy mágicas donde todo está por inventar aunque son complicadas porque no hay nada seguro.
Después de tantos papeles en su vida profesional, será dificil, pero, ¿cuál cree que ha marcado su trayectoria como actriz?
Uno de ellos fue con mi papá que hice para Televisión Española Ramón y Cajal: Historia de una voluntad, basado en la vida de Santiago Ramón y Cajal. Yo hice de su esposa, Silveria, yo era muy joven, tenía 23 o 24 años, y Silvera salía muy jovencita hasta los más de 60 años e hice todo este recorrido de ese personaje. Pensaba que no iba a poder hacerlo, y sin embargo lo hice porque tuve la suerte de que mi padre me dijo “Vero, no te preocupes que está aquí Juliti – que era un maquillador, un genio, este hombre hacía los peluquines a Frank Sinatra y Gregory Peck que venían a rodar aquí-“, que fue el que me caracterizó y la gente se lo creyó.
¿Qué personaje le parece más difícil de interpretar? ¿Un personaje cómico, un personaje histórico, un personaje dramático?
He hecho todos esos personajes. Me gustan las historias que me conmueven o que me divierten mucho o las dos cosas a la vez. Me dejo llevar por el guión u obra de teatro o serie de televisión cuando la historia me atrapa o merece ser contada ahí voy. He hecho mucha comedia pero creo que los actores tenemos que hacer todo y saber hacer todo. Estoy encantada porque hacer reír a la gente es una cosa estupenda, a mí me encanta que me hagan reír.
¿Cómo cree que está la situación del cine actual en España?
Pues se vende muy poco (risas), aunque las cosas están ahora mejor, desde que tengo uso de razón y escuchaba a mi padre llegar renegando a casa en los años 60. Creo que las cosas están peor ahora, es mucho más complicado para un director joven levantar una película, es una cosa titánica. Es muy difícil y hay que tener energía, constancia y creen en tu historia. Yo les admiro, de verdad, a los directores y directoras que están luchando por su proyecto porque es un esfuerzo titánico levantar un proyecto de cine en España.
¿Cree que es más difícil para las mujeres triunfar en el mundo de la dirección de cine?
Las mujeres necesitan tanto tiempo para ocuparse de la familia que es muy complicado ponerse a escribir un guion y luego volver a casa y ocuparse de hacer las cosas es muy complicado. Lo tenemos todavía, porque creo que está cambiando y tiene que cambiar muchísimo. Las mujeres tenemos dos trabajos, uno sin remunerar que te quita y te da, yo tuve a mi niña porque era lo que más quería del mundo, pero llegas de rodar y tienes que contar el cuento a la niña porque tu pareja está esperando, por lo menos en mi generación, y eso que el padre de María era un padre estupendo y se ocupaba muy bien de ella. Pero el peso en todos los sentidos lo llevaba yo y es muy difícil. Además de ocuparte de la familia y el hogar tener una carrera profesional, sastras, maquilladoras, no lo digo con ironía, una película es un microcosmos: dios es un hombre, el director. Cada vez ves más chicas que dirigen.
¿Qué opina de la salida actual del formato corto?
Pues mala. Acabo de hacer un corto en Teruel, Rubén Pascual Tardío y hemos ganado el premio del jurado y del público y estoy muy contenta. Cuando yo era jovencita íbamos al cine te ponían un corto antes de las películas. Ahora los cortos se ven en los festivales de cortos, no hay salas donde se proyecten cortos. Podrían ponerlos con las películas. Tienen muy poca salida, afortunadamente cada vez hay más festivales en España de cortos. Podría dar salida a los directores jóvenes porque es un aprendizaje estupendo.
¿En qué está trabajando ahora?
Estoy rodando una película con un director muy joven que se llama Martín Rosete y vive en Nueva York y es una copoducción de América, Francia y España. Yo voy por la parte de España y el protagonista es Bruce Dern (Nebraska), estoy trabajando en ello. Además, a mediados de septiembre empiezo una cosa para el Teatro Español.
¿Cómo se ve de aquí a cinco años?
Prefiero no verme (risas). No me gusta el proyecto de futuro y cuantos más años cumplo, menos. Creo que hay que estar en el momento presente. Pensar en el futuro me da mucho miedo, no me gusta pensar en el futuro porque en realidad no existe.
Mucha gente joven consume menos televisión y más contenidos online, ¿cómo puede la televisión competir con este fenómeno?
El cine en España, si no fuera por las cadenas de televisión, hace mucho que habría caído, no desaparecido, pero a lo mejor se hacían 20 películas al año. La televisión es el sostén principal del cine. Si no tienes una televisión es muy difícil levantar una película. Lo mismo se decía con el teatro, que se iba a acabar por la aparición de las películas. Los tiempos cambian y hay que ir con los tiempos, siendo crítico con lo que no va bien y alegrarse de lo que va bien y no abusar de nada.