Como se dice popularmente, a Pedro Sánchez le crecen los enanos. Por si no fuera poco el lío que tiene montado después de las últimas elecciones, el descenso de votos del PSOE y la crisis interna del Partido, como consecuencia de los malos resultados, ahora sale Guillermo Fernández Vara, presidente socialista de Extremadura, quejándose, como una virgen ofendida, porque no sé quién ha dicho no sé qué de él.
Precisamente, él, que no ha destacado nunca por su discreción o su prudencia.
Parece ser que lo que más le ha ofendido es que le hayan reprochado, de malos modos, su antigua militancia en Alianza Popular, algo que parece que está perfectamente documentado.
Y ha salido, no en donde tiene que hacerlo, en el Comité Federal, órgano máximo de debate y decisión entre congresos, sino que lo hace en una rueda de prensa.
Y acto seguido en una secuencia que parece muy bien coordinada, van saliendo en cascada una serie viejas glorias del Partido, como elefantes en una cacharrería, dando apoyo a uno –Fernández Vara– y leña al otro, Pedro Sánchez.
Y así hemos oído las opiniones de Felipe, Chacón, Madina, Rubalcaba, Rodríguez Ibarra, y alguno que seguramente se me olvida, amén de presidentes autonómicos y barones regionales.
Todos vienen a decir lo mismo en el fondo: Hay que dejar gobernar a Mariano Rajoy.
Hay quien matiza, incluso, la forma: con una mínima abstención. Algo así como, “tranquilos, que me abstengo yo, y con eso llega para que Mariano gobierne”.
Pero no es eso lo que quieren decir. Lo que están diciendo en clave interna es: Pedro, no te queremos. Vete. Te vamos a liquidar. Presenta la dimisión. Marcha para casa, inútil….
Esta actitud, sería entendible en algunos, sea quienes podrían aspirar a suceder a Pedro Sánchez en la secretaría general, como Susana Díaz, Fernández Vara, García Page, y otros, sea los perdedores, Eduardo Madina, Carme Chacón… pero ¿qué coño pintan Felipe, Rubalcaba, Rodríguez Ibarra y demás viejas glorias?
¿Están solamente ejerciendo su sacrosanto derecho de expresarse libremente?
No seamos ingenuos. Lo que están haciendo está perfectamente diseñado y no es más que desestabilizar el Partido y crear una situación insostenible para que los militantes, que no olvidemos, auparon a Pedro Sánchez a la secretaría general, se cansen tiren la toalla y lo abandonen a su suerte cuando les toque opinar.
Es decir, volvemos a aquel famoso principio de Cheryshevsky, asesor de Lenin, de “cuanto peor, mejor”.
Lo malo, no es que acaben con Pedro Sánchez, que sospecho que lo tiene asumido, sino que no hayan calculado el golpe y acaben con un Partido que
tiene 137 años de historia.
No exagero nada.