Vaya lío este verano

Éste va a ser un verano atípico, en el que los políticos van a trabajar y a sudar como nunca lo han hecho en estíos anteriores. No habrá vacaciones. Triunfa la moción de censura de Sánchez y todo el escenario político se desbarajusta y salta por los aires. La derrota del Gobierno Rajoy ha obligado al PP a convocar, de prisa y corriendo, unas primarias de ésas que las carga el diablo, es decir que se sabe cómo y cuándo empiezan pero no cómo van a acabar. No hay experiencia ni historial al que agarrarse. Ahora en el PP deben estar arrepentidos de haber aprobado en su último congreso nacional unas primarias a doble vuelta, en la que primero votan los militantes y, luego, los compromisarios. ¿Qué pasaría si los militantes votan a un candidato y, en segunda vuelta, los compromisarios a otro? Hay quien tiembla en la cúpula popular. El lío puede ser espantoso. Sí, el PP necesita de una gran catarsis, pero nadie sabe si con estos mimbres y con esos siete candidatos tan previsibles habrá renovación de verdad.

Y, claro, la crisis del PP le da aún más alas a un PSOE ya de por si crecido al ver a Pedro Sánchez como presidente de un Gobierno distinto, aunque, la verdad, es que tiene bastantes semejanzas con la primera legislatura de Rodríguez Zapatero. Mucha medida social, mucha mujer en altos cargos, guiños a los nacionalistas, acercamiento a los independentistas, anuncios diarios de medidas sociales, subida de salarios, recuperación del poder adquisitivo de las pensiones. Un gran golpe de efecto de solidaridad al recoger a los refugiados del Aquarius y un presidente que habla inglés y se suelta en las reuniones de los líderes europeas como Pedro por su casa y nunca mejor dicho. Es literal.

Los socialistas copan y se agrupan, como mandan los sones de la Internacional, con cierta alegría en los cargos de la Administración central de la provincia y se disponen a ejercer de oposición activa desde esos puestos clave al PP que aún gobierna, con enorme desconcierto, en la Junta, diputaciones y muchos ayuntamientos de capitales y ciudades importantes. Desconcierto que se acrecienta al ver cómo pasan los meses y Herrera sigue sin hacer la transición política que un muy necesitado Mañueco necesita como el comer. Perdido el apoyo de los ministros populares, ahora más que nunca el candidato Mañueco necesita tocar poder, sentarse en la poltrona del Palacio de la Asunción y darse a conocer. Pero Herrera, que esta semana se despide de todos en las Cortes, se llama andanas. Él ha cumplido y quien venga detrás que arree. Muy castellano, tradicional y popular el refrán. Como Herrera mismo.

Silván, sí el alcalde de León, por ejemplo, tendrá que poner cara de póker cuando un ministro socialista le acompañe en los próximos meses en la inauguración de esas grandes obras que había reservado para mayor gloria del PP y para su rentabilidad electoral. Ni con fhotoshop va a poder manipular las fotos de las inauguraciones en las que esté presente un ministro del PSOE y, detrás de él, las ejecutivas locales y provinciales del PSOE leonés en pleno. A ver cómo se las ingenia el rey de la magia, Maté. Carta por aquí, carta por allá.

Y, mientras tanto, en Ciudadanos expectantes ante tanta gente que llama a sus puertas. Que si Hermida en León, que si Peyuca en Astorga, que si Folgueral en Ponferrada. Lo que necesitan es una ceranda, de ésas que hace décadas se utilizaban en las eras para separar la paja del grano de trigo. Claro, que quizá tengan que ir al magnífico Museo Etnográfico de Mansilla para aprender su uso. Falta les va a hacer.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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