El Programa Interuniversitario de la Experiencia (PIEx) arrancó en Astorga el pasado mes de enero con un total de 66 alumnos inscritos. Un programa que arrancó en el curso 2005/06 y que ha ido evolucionando con el paso de los años. En el aula se dan cita alumnos de muy variadas edades pero con un denominador en común, las ganas de aprender y seguir manteniendo activo el cerebro.
Casi dos décadas de historia
En 1993 nació la Universidad de la Experiencia, impulsada a través de tres instituciones: la Fundación del Hombre, la Junta de Castilla y León y la Universidad Pontificia de Salamanca. “En aquel momento se unieron las tres instituciones para organizar unos estudios a personas mayores de 55 años y darles una voz universitaria. Tres años después de concebir la idea, en el año 1993, tras redactar un plan de estudios y firmar un convenio de colaboración, echó a andar la Universidad de la Experiencia. En aquel curso solo se dio un curso, algo muy novedoso, que se dio en Salamanca. En 1994 el programa, que había tenido muy buena aogida, se extendió a las provincias de León, Valladolid y Zamora”, nos cuenta la actual directora del Programa Interuniversitario de la Experiencia (PIEx) en León, María Teresa Llamazares.
En apenas once años desde que arrancó el programa, se fundó en Astorga una sede -en Ponferrada se había inaugurado el año anterior-. Corría el curso 2005/06 cuando algo más de una treintena de alumnos comenzaron a dar sus primeras clases en la Universidad de la Experiencia de la ciudad bimilenaria. Desde entonces, solo se ha interrumpido la educación en una ocasión, el pasado año 2020 debido a la crisis sanitaria provocada por la COVID-19. “Uno de los objetivos principales es dar a los mayores de 55 años la posibilidad de acceder a la cultura como una forma de crecimiento personal y buscar un espacio de intercambio generacional. Queremos facilitar el acercamiento a la cultura y a la ciencia como vehículo de expresión de experiencias y conocimientos; son personas que acumulan muchas experiencias y conocimiento. También se busca proveer el intercamio de relaciones entre los alumnos, así como entre ellos y otros grupos de edad. Un tercer objetivo es favorecer ocasiones para el el aprendizaje y el crecimiento personal mediante la reflexión, el diálogo con los compañeros y con el profesorado. En este programa hay intereses académicos, y hay también un objetivo social, que las personas mayores salgan de su casa, que puedan intercambiar ideas, relacionarse para evitar, en la medida de lo posible, la soledad a la que algunos mayores están sometidos, no todos, pero los hay”, explica Llamazares.
El caso particular de Astorga
Desde su origen, la sede de Astorga de la Universidad de la Experiencia se ha constituido como un centro un poco “diferente” al que se puede encontrar en las capitales de provincia o en ciudades con mayor número de población. Astorga es lo que se conoce como una “sede simplificada”. “Me da la impresión de ser una sede con unos fuertes lazos permanentes, entre ellos funciona el boca a boca y es muy acogedora. Cada vez que voy a Astorga tanto el coordinador Javier Guzmán, como los alumnos, me hacen sentir parte de la familia”, evoca Teresa Llamazares. Javier Guzmán se hizo cargo, hace ocho años ya, de la sede astorgana del Programa Interuniversitario de la Experiencia, debido a su relación, tanto con la Universidad de León, como con Astorga. “El programa estaba viviendo algunos momentos malos, en aquel momento Astorga contaba con menos de 50 alumnos matriculados, los diplomados eran más. Yo me hice cargo a partir del segundo cuatrimestre y reformamos la actividad”, explica Guzmán.
A diferencia de las sedes “grandes”, Astorga cuenta cada año con un programa educativo pensado especialmente para ellos. Este año, por ejemplo, se han impartido clases de Historia con Arsenio García que han versado sobre La Reconquista, pero también han recibido lecciones de Literatura, Psicología, Egiptología e Historia Medieval hasta la fecha. “La elección de las asignaturas viene dada de diferentes maneras. Por un lado, los profesores con los que puedo contactar, hay docentes que repiten con nosotros año tras año, algunas veces puedo contactar yo con ellos, otras veces la Universidad de León nos facilita a los expertos en alguna materia. Agustín Álvarez, presidente de la asociación de alumnos de la Universidad de la Experiencia me cuenta qué les gustaría aprender e intento conseguirlo. Hay profesorado que es fiel a la sede de Astorga, como Goyita Cabero, cuya participación es fija en nuestro programa, Arsenio García, a quien le pedimos que se centre en una época concreta de la historia. Lo que más me gusta es que he ganado cien abuelos y abuelas. Astorga tiene una peculiaridad y es que la experiencia va más allá de las clases, es un auténtico elemento dinamizador para la ciudad y obliga a los mayores a salir de casa. Es un programa que depende de la Universidad de León, pero está vinculado a la Gerencia Territorial de Servicios Sociales y funciona para alumnos no solo de Astorga, sino que vienen de Rabanal del Camino, de la Cepeda y la Maragatería, entre otros”, expone Javier Guzmán.
Los cambios en los últimos años
La Universidad de la Experiencia en Astorga había vivido los años de bonanza económica nacional y había muchos fondos. Aurelia Ramos forma parte de la experiencia desde el origen, se apuntó como alumna el primer año junto a su marido y desde entonces no ha perdido la matrícula ningún curso. Ella recuerda cómo era la Universidad de la Experiencia antes, cuando había más fondos y las clases se impartían en Astorga los cinco días a la semana, con actividades extraescolares, como teatro, incluidas. “Fui profesora de EGB en Cosamai muchos años, y también mi marido. Nosotros no habíamos podido ir a la universidad, así que cuando salió este programa en Astorga decidimos apuntarnos, veníamos con el objetivo de que hubiera mucha gente apuntada, para que no nos lo quitasen, porque era bueno para Astorga. Los primeros años teníamos de coordinador a Manuel Ortiz y empezamos en un aula, así que la sensación era como estar en la universidad, la verdad es que ahora no me gusta el sitio en el que estamos, porque en la Biblioteca se parece menos a ir a clase y más a asistir a una conferencia, pero nunca he pensado en dejarlo. La verdad es que no me gusta pasar mi tiempo en el bar, y esta era la actividad perfecta para mí, para seguir aprendiendo. Hemos tenido muy buenos profesores a lo largo de los años y, aunque mi marido falleció hace ya un año, yo nunca he dejado de estar matriculada”.
A lo largo del camino muchos alumnos se han diplomado después de los tres años que dura el programa, otros han regresao a las aulas y también hay alumnos nuevos, como Aurelio César Fernández, quien, con 59 años, cursa su primer año en Astorga. “Siempre he sido muy inquieto para aprender, vivo en León, y llevaba dos años intentando entrar en el programa allí, hasta que me dijeron que en Astorga había plazas. Pensé que sería más difícil venir dos días a la semana, pero lo cierto lo estoy llevando bastante bien, casi con toda seguridad siga en la Universidad de la Experiencia de Astorga”.
Ganas de seguir aprendiendo
Una de las cosas que más me han admirado de los alumnos del programa son sus ganas de seguir aprendiendo. Agustín Álvarez tuvo que dejar la escuela con 12 años, hoy tiene 72 y no solo ha vuelto a la Universidad sino que lleva desde su primer año haciéndose cargo de la asociación de alumnos y exalumnos de la Universidad. “Nadie nos obliga a venir a clase o a hacer esto, somos una generación con espíritu de esfuerzo y ganas de salir adelante. Venimos de una época de mucha escasez, por lo que es un lujo poder contar con algo así”, relata.
Para Aurelio César Fernández la experiencia es incomparable, “no es lo mismo ir a clase porque te obligan tus padres, que ir a clase por gusto. Cuando empecé la Universidad de la Experiencia recordé cómo eran las clases. El cerebro es un músculo y hay que ejercitarlo, el día que deje de funcionar estaré muerto”, cuenta risueño. Es su primer año en el programa y aunque vive en León, dos días a la semana se desplaza hasta la bimilenaria para ampliar sus conocimientos en las materias que se imparten.
Uno de los alumnos recién diplomados, Palmiro Astorgano, es el ejemplo perfecto de cómo los alumnos repiten la experiencia en la universidad de Astorga. Va a hacer 73 años y su objetivo es mantener la actividad, tanto física como intelectual. “No quiero abandonarme, aparte de la avidez por aprender con los profesores que tenemos y que son magníficos, la convivencia con los compañeros es impagable. Al principio tenía dudas para matricularme, porque me sentía ridículo y con mucha vergüenza, pero no hay motivo para ello. Es enriquecedor para nosotros y se nota que los profesores se vuelcan con nosotros en las clases”.
Aurelia Ramos lleva desde el primer año de la Universidad de la Experiencia en Astorga y aunque no hay muchos que puedan decir que son tan veteranos como ella, los alumnos de la Universidad repiten año tras año. No es solo ir a clase y escuchar lecciones sobre temas universitarios, sino que también es la convivencia. Hasta este año pasado, las chocolatadas de los alumnos de la Universidad de la Experiencia, las excursiones y las convivencias estaban a la orden del día. Unos escolares con ganas de aprender y de mantenerse activos intelectualmente.
Educación para adultos en tiempos de Covid
En marzo de 2020 se decretó en todo el territorio nacional un estado de alarma que impidió continuar el curso como estaba programado. Por primera vez en la historia del ser humano, países enteros cerraron sus domicilios y blindaron sus fronteras debido a un virus. La Universidad de la Experiencia no fue diferente, sobre todo porque sus alumnos pertenecen al grupo de población más vulnerable frente a la COVID-19. “Como una semana antes de que cerrásemos el programa nos dimos cuenta que los alumnos habían empezado a faltar a las clases. En la Universidad se implementaron las clases online, pero los alumnos del Programa no manejan habitualmente las nuevas tecnologías, así que no era viable la enseñanza por medios digitales. Nuestra prioridad siempre ha sido la seguridad de los alumnos, por lo que comenzamos en verano a preparar el regreso al curso escolar. Decidimos aplazar el inicio del programa hasta enero, viendo que la segunda ola golpeó España con fuerza y mientras tanto, las carreras ordinarias de la Universidad de León sirvieron para ver que en las clases no se estaban produciendo contagios”, explica María Teresa Llamazares, por lo que en enero comenzó el curso 2020/21 de la Universidad de la Experiencia.
En Astorga se ha producido un desdoblamiento para que los 66 alumnos matriculados puedan asistir a clase con toas las garantías de seguridad. “En la Universidad de León las clases empezaron en octubre, por lo que cuando nosotros empezamos en enero, los profesores llevaban experiencia acumulada para gestionar la situación y la certeza de que los protocolos funcionaban. Para este curso se ha generado un protocolo de acceso, se mantuvieron reuniones con el Ayuntamiento y vimos que desdoblar los grupos era lo mejor para todos. Claro que supone un esfuerzo para el profesor repetir la lección, pero son personas de riesgo y no podemos permitir que las clases seaninseguras. Aunque este curso hemos tenido 66 alumnos matriculados, el último año se habían apuntado 101 personas, por lo que en septiembre teníamos más de la mitad de las matrículas. Además, con el paso de los meses, la asistencia ha ido creciendo entre los alumnos y es muy positiva su actitud”.
El protocolo de acceso es muy sencillo, los alumnos entran por una de las puertas del salón de actos, que además cuenta con gel hidroalcohólico en la entrada, los asientos y el espacio entre asientos está perfectamente marcado. A primera hora acuden los alumnos que cursan 1º, 2º y 3º y a segunda hora los alumnos diplomados. Una vez acabada la clase, para no coincidir entre ambos grupos, los alumnos salen por una puerta diferente a la de entrada y se abren los portones de la sala de exposiciones de la Biblioteca para que dispongan de otro camino diferente al de entrada.
Proyectos extraescolares
Una de las características más representativas de la Universidad de la Experiencia en Astorga es que los alumnos editan cada año la revista Universitas. Es la única sede de toda Castilla y León en la que los alumnos conciben, proyectan, dirigen, redactan e imprimen una revista universitaria cada año. Agustín Álvarez es el coordinador y al principio del curso selecciona los temas que se van a tratar y los reparte entre sus compañeros, que tienen que prepararse en casa ampliando la información que les han dado durante las primeras sesiones lectivas del curso. “Me gusta mucho hacer la revista, aunque lleva trabajo coordinarla, es una revista con mucha entidad. Se hace con rigor y con sentido por parte de todos nosotros. Aunque me gustaría consensuar el tema anual de la revista, mis compañeros no quieren mojarse (risas), así que elijo el tema y sobre ello versan las primeras clases del año. Además del tema principal, que este año está dividido en quince artículos, hay entrevistas, opinión y una sección literaria”, cuenta Agustín.
Uno de los alumnos que participa este año en la revista es Palmiro Astorgano, a quien este año le ha tocado hablar sobre Alfonso IX de León. “Fue uno de los reyes más importantes de León, instauró las primeras cortes españolas en 1188 hasta su muerte en 1230, lo que fue en beneficio de su reino. Además, supo rodearse de la gente importante de su época. El objetivo es realizar un artículo que esté bien informado profundizando más aún en el tema de lo que nos han dado en las clases”, relata. Cada año, la revista astorgana Universitas se cuela en los despachos más importantes de la comunidad universitaria de Castilla y León y demuestra que Astorga está en el mapa y que la Universidad de la Experiencia “es buena para la ciudad, tengo amigos en el extranjero que se quedan admirados de que tengamos esto en Astorga, la Universidad de la Experiencia no mueve a salir de casa y a seguir activos”, finaliza Agustín.
Hace algunos años, la Universidad de la Experiencia impartió una asignatura de artes cinematográficas, y he aquí el resultado de la misma: un proyecto de los alumnos que quedará para la posteridad y en el que muestran todo lo que estos universitarios son capaces de hacer.