A.J.GARCÍA NISTAL/D.A. El mensaje de Jesús, lejos del pesimismo, es un credo optimista y positivo. Al final, siempre existe lugar al perdón del error cometido, a la vida después de la muerte, a la luz después de la oscuridad, a la Resurección después del paso por el Valle de Lágrimas, prueba inicial y ejemplo a seguir.
Una de las procesiones quizás más desconocidas de Astorga y su Semana Santa es precisamente la del Cristo Resucitado. La comitiva, en una mañana donde el cielo y el calor se resistía a salir, se dirigió por las céntricas calles del recinto amurallado hacia la Santa Catedral, templo de templos. La seriedad, el rigor y la compostura eran comunes en público y participantes.
Eucaristía de la alegría
Tras el oficio religioso concelebrada por los principales cargos de la Diócesis empezando por el señor obispo don Camilo, autoridades y representantes de todas las cofradías, la procesión estalló, al igual que los cohetes disparados, en una alegría general. La banda tocaba notas alegres, los braceros del pequeño Cristo se permitían las licencias formales que en desfiles previos ni se permiten, ni proceden…La luz de hizo realidad. La Coral Excélsior una vez más amenizó y acompañó la eucaristía en día tan especial.
El encuentro de la Virgen del Amor portada por muchachos de la Parroquia de Santa Marta Hermoso con Cristo Resucitado de la decana Cofradía de la Vera Cruz y Confalón fue otro de los momentos más amables de la mañana.
Las populares “Manolas” hoy de Blanco símbolo de alegría y pureza.
Y en esto la lluvia apareció. La procesión hubo de recogerse antes de lo previsto. En la Capilla de la Vera Cruz, todos los niños y cofrades recogieron como premio la tradicional boya. ¿Quién niega que no era pan hecho carne del Resucitado tras el esfuerzo realizado?
La bolla se entrega en la procesión del Viernes de madrugada, hoy toca obsequiar solo a los niños con el huevo de pascua.