Una campaña atípica

Sí. Esta está siendo una campaña electoral atípica se mire por donde se mire. En primer lugar, nunca en la historia reciente de nuestra nación se había dado el caso de repetir unos comicios por no encontrar acuerdo entre las formaciones parlamentarias. Un primer síntoma de degradación del sistema que nos gobernó desde 1978 lo encontramos ahí. Era costumbre que la formación más votada liderase las conversaciones para, o bien gobernar en coalición con otras fuerzas, o gobernar en solitario con la abstención o en contra de los demás. La ruptura del llamado bipartidismo, con cuatro grandes fuerzas principales, trae consigo estas cuestiones. El periodista se pregunta que rota la estabilidad y con la llegada de la desintegración de los grupos parlamentarios en una sopa de letras-siglas, no sería también el momento de aprobar la segunda vuelta, como vienen haciendo los franceses, los británicos o el especial modo norteamericano.
Es legal, moral y correcto aspirar a romper el bipartidismo. Ello nos ha traido la partitocracia proclamada en los años 80 por Robert Michels y otros teóricos de la sociología política. Incluso la corrupción, claro que sí. Pero también, seamos sinceros, ha dado estabilidad y con ello progreso y desarrollo en general. Jamás en la historia sangrienta y fraticida de España hubo 40 años de paz. Con Franco, podrían contestar algunos, pero eso sabemos que eso no era una democracia, más bien en sus últimos años una dictablanda tutelada al extremo. Hay quien opinará de forma distinta. Viva la pluralidad respetuosa.

Las deudas de los partidos políticos existen. La mayor la de los comunistas de Izquierda Unida, once millones de euros con embargo de sus sedes. Pero también el PP tiene, por otras razones judiciales, una sombra de intervención en su sede principal de Madrid. Del PSOE las cuentas son rojas pero en creciente recuperación. Las de Ciudadanos todavía son un misterio a nivel nacional. Y las de Podemos ya es público y notorio que Venezuela, supuestamente Irán y otras “democracias” han ayudado, primero con la productora de los programas de telepredicación, y después con los gastos de viajes, organizaciones de encuentros, festejos y demás.

A nuestro nivel, más en clave cercana. Todos han lanzado una campaña parca en gastos. Ejemplarizante. Me hace cierta gracia el uso de los perfiles sociales. Con candidatos sexando pollitos o cantando lalalá en su coche yendo por esos pueblos de Dios. Pero lo cierto es que el esfuerzo por bajar a la calle y conectar con ese público menor de 40 años que se ha merendado Podemos y Ciudadanos, ya es digno de elogio.

No acabo de entender muy bien hasta dónde va a llegar la ola de Unidos Podemos, porque tendrá su techo electoral. Todo apunta al avance y con ello, a los temores de que cogido el poder, cambiar las normas del juego, tal y como suelen hacer los partidos de este tipo y que ellos mismos han estado telepredicando tiempo atrás. Ahora en campaña han moderado estos mensajes, pero no creo que todo el mundo se lo crea. Más porque cada vez es mayor la atención a nuestra selección española de fútbol que a la política. El hastío es mucho en la sociedad. Piensen que llevamos desde las elecciones y reelecciones catalanas con el nivel de discurso político y ocupación de espacios en medios mucho más de lo que viene siendo habitual en condiciones normales. Casi dos años de matraca para quien no le gusta. Incluso para los que, de una forma u otra, vivimos de ello, reconocemos que también hay sensación de cansancio.

Debate Elecciones Generales 26J

El PSOE de Sánchez amenaza con ruptura hacia lo ultra por un lado, hacia el centro por otro. ¿Será el inicio del fin de ciento y pico años de socialismo? Ojalá que no. Necesitamos, siempre lo afirmé, un PSOE fuerte y un PP fuerte. Pero si es otra formación, por favor, que aleje el fantasma del neocomunismo que tanto mal ha hecho en muchos puntos del planeta tierra.

Ciudadanos está crecido, como crecido estuvo su líder en el famoso debate a cuatro. Pero no es menos cierto que bajo un buen póster electoral no hay tanta brillantez. Le faltan como se decía antes, cuadros. Líderes claros y cuerpo orgánico a lo largo y ancho de nuestro territorio. No así al PP, al que todo el mundo da por ganador sin mayoría absoluta, con un Rajoy incansable y al que solo por ello se le debería dar una oportunidad, eso sí, de cerrar su ciclo. Porque lo de la continuidad en su partido no se la compra ya nadie, ni los suyos. Habrá cambio de generación y de ciclo en el centro derecha español. Pase lo que pase el 26J.

Una campaña en la que el fantasma de quedarnos a medio recuperar de la crónica crisis económica nos amenaza. Las fórmulas mágicas y las recetas milagrosas están anunciadas. Veremos quién se las ha creído. Seguir enquistados en riñas de vecinos, con el reojo de los que quieren romper España aprovechando la debilidad en Madrid, no nos traería por de pronto nada bueno. Son las cosas de la democracia, el menos malo de los sistemas que hasta ahora hemos encontrado para gobernarnos.