Un singular y dulce lugar

Hace ya unas semanas que se ha realizado en nuestra ciudad el Salón Internacional del Chocolate. Una cita que ha acaparado muchas de las conversaciones de corrillo y que se centraban en analizar la expectación que parecía estar levantando la celebración del SICA. Aún más expectación y sorpresa suscitaba tal especial y lúcido enclave, el claustro de la Diócesis, un lugar que parece estar cobrando vida desde hace algún tiempo y  que a buen seguro puede dar sentido a muchas otras actividades que cuentan con este extraordinario enclave dentro de la ciudad. Un lugar singular que además permite al Astorgano sacar pecho de lo que aquí tenemos pero habitualmente no puede ser visto. Un espacio único y que a buen seguro permitió a todos los asistentes disfrutar aún más de cada onza y de cada bombón. Desde luego, a quien le corresponda el haber tomado tal decisión, mi más sincera enhorabuena.

El Salón Internacional del Chocolate ha permitido demostrar como a través del tejido económico-empresarial de nuestra ciudad, y con iniciativas bien elaboradas, puede conseguirse que un turismo de calidad ponga Astorga como destino final en su GPS. Lejos debe quedar ese “apostemos por el turismo” de un ayuntamiento que parece tener la certeza de que catedral y palacio son reclamo suficiente para un turista que, cada vez más, selecciona minuciosamente los lugares y rutas elegidas. Todo ello permite concluir que las apuestas deben hacerse con cierta visión empresarial, pues de no ser así y a tenor de la situación actual, los presupuestos cada vez más ajustados deben contar con una dosis más necesaria que nunca de ilusión, ingenio y cooperación. Una perspectiva, la empresarial, que es conocedora de las subidas y bajadas de los ciclos económicos y que cuando las partidas presupuestarias no son las deseadas dispone de un gen especial para demostrar que el presupuesto es importante, claro, pero que a buen seguro el ingenio lo es más. Claro que con un presupuesto astronómico todo sería más fácil, pero cuidado… “La necesidad agudiza el ingenio” y aún a juicio de cometer un error me atrevo a decir que este año el resultado final de sensaciones ha superado con creces la inversión económica inicial.

Desde luego que iniciativas así es lo que demanda una ciudad que desde hace cuatro años no ha visto una inversión municipal con cierto criterio o rigor. Muestra de ello son varias edificaciones municipales que parecen estar esperando el ingenio de alguien, ya que el presupuesto no lo han tenido. Tanto es así que una de las únicas inversiones que aparecían en los presupuestos municipales, en una partida presupuestaria destinada al polígono industrial ,se han ido diluyendo año tras año acabando como se preveía, con una inversión final de cero mil cerocientos cero euros.

Esperemos que pronto alguien ponga el ingenio suficiente para conseguir superar la falta de inversión.

 

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