La asociación Trimuella de la localidad de La Cuesta, en el término municipal de Truchas, ultima los preparativos para la puesta de largo de los Campaneiros, la ancestral mascarada de invierno, una tradición que gozó de gran popularidad en Cabrera bajo cualquiera de sus nombres, remixacos, tamaracos, mantarracos, campanones, farramacos…
El sábado 25 los personajes volverán a recorrer las calles de la localidad de La Cuesta, tras el atardecer a las 18.00 horas. Ana María Rodríguez presentará el libro para niños “Historia de los relojes y del relojero Losada” que acompañarán con licores y cafés. Después de la presentación, será el momento de la música a cargo del músico “El Solito Trovador”, finalizando todos juntos con un seranu. El domingo 26, hay programada una charla sobre las mascaradas cabreiresas, una visita al museo del encaje en Villar, previo a que vuelvan a salir los Campaneiros después de misa en la localidad de La Cuesta. Ya por la tarde hay programada una visita al centro etnográfico de Valdavido y al museo del Relojero Losada que este año es el 150 aniversario de su defunción.
La recuperación de esta tradición fue una realidad gracias a los testimonios de los más mayores y al trabajo de la asociación, que ha escuchado a aquellos que más saben de lo de antaño. Según Ludivina González, Joaquína Miguélez y Ludivina San Roman, mujeres que todavía vivieron la mascarada, los Campaneiros en La Cuesta se celebraban en Navidad y eran encarnados por los mozos del pueblo que se disfrazaban con la única función de perseguir a los rapaces y pedir el aguinaldo.
Los Campaneiros se cubrían los cuerpos con pieles y para la cara y la cabeza se fabricaban caretas con apariencia de animales, “con grandes dentarrones”. En ocasiones también se ponían cuernos o varas de madera, que tallaban los chavales, para representar al ganado.
La iglesia que no era amiga de estas tradiciones obligó a cambiar la fecha de la fiesta, que pasó a celebrarse en carnaval bajo el nombre de Trapisacos. Muchos se tapaban la cara y otros se vestían con las peores vestiduras. Fue entonces, con la teatralización de la tradición cuando aparecieron más personajes: la vieya, el toro, los galanes y la señorita que picaba al toro. No fue hasta el año pasado cuando recuperaron los trajes acorde a la tradición después de la subvención de diputación y a la investigación realizada por la asociación, e incorporan diferentes máscaras o carochas de los pueblos cercanos para hacer una representación de todas las mazcaradas de la comarca cabreiresa.