Últimas palabras para Manuel García Viejo

Tomás Vega Moralejo

Espero que supiera encontrar sosiego en sus últimos momentos, porque temo que más que la muerte lo que le causaría pesar sería el no poder seguir ayudando en África. Allá pensé que llevarían sus cenizas, pero su Orden religiosa ha decidido que se quedan en Madrid. Espero que al menos hagan los trámites para nombrarlo Santo, aunque desconozco cómo van esas cosas de la iglesia. Y espero que se le haga algún homenaje en Folgoso de la Ribera, y yo al menos así lo propondré aprovechando que soy concejal. Su ejemplo engrandece a un pueblo. Qué menos que una placa en la casa que ocupaba cuando venía, o el nombre de una calle. Contando con su familia, claro.

Hay quien se quejaba en las redes sociales de excesivo gasto de repatriación, y habrá quien se queje de ese posible homenaje. Gente hay para todo.

A mí, respecto al gobierno, si acaso me queda alguna duda es la de si realmente se hizo todo lo posible por darle un tratamiento al menos esperanzador. Y respecto a las críticas: Si no se ha atendido bien a alguna otra persona, pues de eso habrá que quejarse… pero no de ayudar a ésta.

Era necesario; por humanidad, por prestigio como país y hasta por probar protocolos de actuación ante otros posibles casos. Pero sobre todo porque lo merecía, como también merecerá cuanto homenaje se le haga. No va en menosprecio de nadie, solo es reconocer la labor de una persona que finalmente dio su vida por los demás. Si no valoramos eso, solo estaremos precisamente menospreciando el altruismo en favor del egoísmo… y ya tenemos bastante de eso.

Ve tranquilo, Manolo, que hiciste cuando pudiste hasta el final… como querías que fuera. Dejas vacío, pero dejas llenos muchos corazones.

 

 

 

 

 

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