Agricultura

UCCL lamenta una campaña cerealista marcada por bajos precios y reclama mecanismos que regulen su fluctuación

La Unión de Campesinos de Castilla y León achaca la mala nascencia de los cereales a la falta de humedad en toda Castilla y León
Cosecha de cereal. / Esther Balgoma Hernando

La Unión de Campesinos de Castilla y León (UCCL) lamentó este martes que la campaña precedente ha estado marcada por los bajos precios en origen y los altos costes de producción, ligados fundamentalmente a los fertilizantes nitrogenados, lo que ha dado lugar a “una baja rentabilidad” de las explotaciones agrícolas de Castilla y León a pesar de la mayor producción en la mayoría de las explotaciones. En este sentido, reclamó la puesta en marcha de mecanismos de intervención que permita regular la fluctuación de los precios.

La organización achacó la mala nascencia del cereal de la campaña 2016-2017 a la falta de humedad patente prácticamente en toda Castilla y León y que además retrasó la siembra del cereal de invierno, según informó en un comunicado tras mantener una reunión sectorial de cultivos herbáceos con agricultores de todas las provincias.

En la campaña 2016-2017 los mayores aspectos analizados durante la reunión fueron la mala nascencia del cereal de invierno a consecuencia de la ausencia de humedad en el terreno; el incremento poblacional del topillo campesino declarada como plaga en ciertas zonas de la Comunidad, ligado a unas medidas para combatir el topillo “que llegan tarde y son insuficientes por parte de la Consejería”; los daños que los conejos y la fauna salvaje provoca en los cultivos herbáceos y que “ocasionan unos daños tan importantes como la pérdida total del cultivo en los peores casos y que es el agricultor quien debe hacerse cargo”. A ello se suman los importantes problemas encontrados en algunas zonas por la incidencia de zabro.

Asimismo, la Unión de Campesinos analizó los costes que los agricultores deben pagar a los obtentores por las semillas que reutilizan en sus explotaciones y por las adquiridas. Esta organización agraria solicitó que estos ‘royalties’ pagados por los agricultores sean proporcionales a los índices de rendimientos comarcales y solicitó la creación de un registro de variedades autóctonas o de conservación que permitan su libre comercialización y reproducción, que garantice el mantenimiento de las variedades que mejor se adaptan al entorno y que se encuentran en peligro de desaparecer.