Transmitir el lenguaje de las campanas

Pobladura de la Sierra comenzó hace unos años a trabajar en la difusión de los toques característicos de este pueblo de la Maragatería
Guillermo Panizo transmite su conocimiento del lenguaje de las campanas en Pobladura de la Sierra en uno de los cursos organizados por la Asociación Cultural Hijos del Duerna. / DA

Con apenas diez años, Guillermo Panizo aprendió a tocar las campanas de su pueblo. Ahora está a punto de cumplir 70 años y ha comenzado a transmitir su sabiduría. Cuando Guillermo era un niño era habitual que las campanas de Pobladura de la Sierra repicasen durante todo el día anunciando las novedades y las noticias de este pueblo, el último de la Maragatería, en las faldas del monte Teleno. “Era muy habitual escuchar las campanas a mediodía llamando al rezo del Ángelus y por la tarde a Oración”, recuerda Panizo. La tradición del repique de campanas se ha ido perdiendo con el paso del tiempo y con la llegada de nuevas formas de comunicación.

Antaño, las campanas de los pueblos servían para avisar cuando se producía un incendio, cuando se avistaba una tormenta en el horizonte, e incluso cuando salía el ganado del pueblo. Las campanas que hoy en día coronan la iglesia parroquial han acompañado a los habitantes de la localidad desde el siglo XIX. La más pequeña de las campanas tiene inscrita la fecha de 1818 y la grande data de 1890. “El sonido de las campanas de Pobladura es inigualable”, apunta Javier Panizo, presidente de la junta vecinal. “Cuando yo era pequeño había mucha gente que tocaba las campanas. El Día de Todos los Santos se tocaban las campanas todo el día. Aprendí viéndolos tocar, el movimiento de los brazos, tenía buen oído y se me quedó. Cuando marché a estudiar fuera no tuve tantas posibilidades de seguir practicando, pero se me quedaron grabados los toques de campanas”, rememora Guillermo Panizo.

Guillermo Panizo enseña los toques de campana que recuerda de su juventud en Pobladura de la Sierra. / DA

La gente que vivía en los pueblos conocía perfectamente para qué servía cada uno de los toques de campanas, servían como vehículo de comunicación entre los vecinos. “Cuando empezamos, dábamos campanazos a diestro y siniestro (risas), tocábamos un poco cada uno a mediodía y por la noche. Cuando llegaba el Día de Todos los Santos, estábamos todo el día colgados de las campanas, nadie decía nada, no había queja de ningún tipo, lo que indica que era una costumbre ancestral a la que la gente estaba acostumbrada. Recuerdo que alguna vez nos echaron del campanario por ser muy pesados porque todos queríamos tocar, alguno se escapaba por el tejado para que no le pillasen. En la escuela, que era mixta en aquélla época, asistíamos a clase unos 26 o 27 alumnos, y los chicos queríamos participar de esos toques de campanas, así que nos fijábamos en lo que hacían los alumnos mayores, los que ya no estaban en la escuela. Creo que el cerebro recuerda esos momentos de la infancia, te dice que era algo bueno y por eso se me han quedado”, evoca Guillermo.

No dejar morir el patrimonio cultural

Varias asociaciones culturales comenzaron en 2018 un proyecto para dar mayor visibilidad al toque manual de campanas en todo el mundo y España ha iniciado los trámites para que el Toque Manual de Campanas sea declarado por la UNESCO Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. En el año 2019 ya se consiguió un primer objetivo y fue la declaración por parte del Consejo de Ministros como Manifestación Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial, figura de reconocimiento y protección a nivel nacional.

En Pobladura de la Sierra han comenzado su propio proyecto para transmitir esta sabiduría ancestral. “En 2017 se creó la Asociación Cultural Hijos del Duerna, con el objetivo de recuperar las tradiciones de Pobladura, su cultura y su patrimonio, así como para dar un poco de vida socio cultural al pueblo. En una lluvia de ideas durante una reunión de la junta directiva, de la que yo formaba parte, nos acordamos que, cuando éramos pequeños, las campanas tocaban por las tardes en el pueblo. Sabíamos que Guillermo conocía los diferentes toques, puesto que se encargaba de las campanas en las fiestas, así que le propusimos la idea de hacer unos cursos y que nos enseñase los toques”, recuerda Javier Panizo, actualmente presidente de la junta vecinal de Pobladura.

Curso en Pobladura de la Sierra para aprender los repiques de campanas. / DA

En el verano de 2018 se organizó por primera vez un curso que ofrecía la posibilidad de aprender los diferentes toques manuales de campana de Pobladura de la Sierra. Guillermo Panizo fue su profesor y, aunque reconoce que es necesaria la práctica, asegura que hubo varios alumnos “muy prometedores” que con un poco más de práctica, podrían llegar a coger su propio relevo. “La mayoría hemos vivido estas tradiciones sin estar presentes todo el tiempo, porque somos hijos de inmigrantes que se fueron a la ciudad. Queríamos aprender a tocar cuando hay fuego, porque puede seguir utilizándose. Quizá no tanto cuando tiene que salir el ganado o para dónde tiene que ir, pero sí son interesantes algunos toques de campanas y que lo reconozcan, no solo quienes ya lo conocen, sino también sus hijos y los que van viniendo. Aprender a tocar las campanas es mucho más difícil de lo que parece”, cuenta entre risas Luis M. Fernández Viñambres, uno de los alumnos que asistieron a las clases de Panizo.

Cuestión de práctica

El primer año que se celebró este curso en Pobladura, fueron muchos los que se apuntaron para aprender las tradiciones, fue un proyecto que interesó sobremanera a los habitantes de esta localidad. Tiene mucha más técnica de lo que parece, nos cuentan y es necesario subir a practicar para que no se pierda. Por este motivo, la Asociación Cultural y la junta vecinal han creado un vídeo en Youtube en el que Guillermo explica y toca los diferentes repiques con los que Pobladura de la Sierra anunciaba los eventos más relevantes que sucedían en el pueblo. Así, aunque Guillermo, que vive en Gijón desde hace 35 años donde fue profesor de idiomas en el IES Doña Jimena de la ciudad asturiana, no pueda enseñarles todos los días, ellos pueden recuperar esos conocimientos y practicar.

“Es complicado si no lo haces de manera habitual, conocer la cadencia de las campanas. Fue una bonita experiencia porque nos juntamos varias generaciones y sirve como vehículo para transmitir esta tradición cultural, uno de los objetivos de la Asociación Cultural Hijos del Duerna en Pobladura. Con este proyecto y con la asociación hemos conseguido que el pueblo se mantenga unido, que se mantenga el sentimiento de pertenencia al pueblo”, explica Fernández.

La intención, señala Javier Panizo es mantener estos cursos. El pasado 2020, debido a la pandemia, no se pudieron celebrar las sesiones con don Guillermo y las campanas, sin embargo, tanto la junta vecinal como la Asociación quieren mantener esta tradición y que no enmudezcan las campanas centenarias de Pobladura de la Sierra.

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