La Casa Panero acoge hasta el próximo 15 de septiembre la exposición de 54 obras del pintor Toño García, una muestra inédita creada durante cuatro años hace ya casi cuatro décadas. “El informalismo me pilló de manera tardía, aunque disfruté muchísimo con él. Estábamos ya entrando en las propuestas posmodernas de la transvanguardia y de las movidas, en las que la figuración se volvió y se abandonaba lo matérico, que es lo que abuda en esta exposición. Fueron unos años en los que evolucioné tan rápido a las propuestas nuevas que esta obra se quedó en el cajón”, explicó durante la inauguración de la exposición el propio autor.
Con el título ‘Rojos, azules, negros y…’, el pintor deja la sensación de preguntarse a qué se refieren los puntos suspensivos. “El título es muy gráfico porque funciona casi todo con el colorido de azules, rojos y negros, los otros colores son meros acompañantes. La propia base del expresionismo es el negro y el rojo, la inclusión del azul se debe a que soy mucho más exhuberante en el color de lo que eran los clásicos como Tapies, Canogar o Millares, que trabajaban con los colores mucho más limitados por cuestiones estéticas y filosóficas”, explica. Toño añade que sus cuadros se embeben de os pintores americanos, “algo más modernos”, como Pollock.
Durante años la obra estuvo guardada y ahora, con tiempo para restaurarla y enmarcarla, estará expuesta en Astorga y posteriormente en el Museo de León. Solo cuatro de los cuadros expuestos en la Casa Panero ha viajado a principios de los años 80 para participar en albuna bienal de arte. “He disfrutado de la pintura, dentro de que haya algunas obras que se han movido rodeadas de tragedia, como Sabra y Chatila, crónica de una vergüenza que es un homenaje a las víctimas de la barbaridad que ocurrió en aquella época en el campo de refugiados del Líbano. Aún siendo así, nunca me ha limitado un cierto disfrute a la hora de pintar”.