Tiempo de peinetas

El presidente de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, que no parece sospechoso de haberse cambiado de sexo, ha desfilado por el hemiciclo de las Cortes regionales usando un adorno habitualmente femenino, anticipándose a las peinetas que lucirán en las procesiones de Semana Santa las manolas (camareras de la Virgen o hermanas de devoción, como se quiera). Sorprende la reacción que ha provocado cuando debe ser el primer gesto bizarro que se le ve a un presidente de natural plano y soso. El problema, claro, es que más que bizarro resulta grosero. Y peor encaje tiene que, cínicamente, no lo haya reconocido. Remite a la últimamente habitual política del descaro.

¿A quién iba dirigido?

De todas formas ha sido mal interpretado. No iba dirigido a la procuradora socialista que estaba hablando a su espalda y que le recriminaba que no la escuchara. Mañueco alzó su dedo corazón poco después de pasar por delante de los escaños de Vox y cuando ya estaba delante del grupo popular. Es por lo tanto un mensaje claro: la nueva instrucción a los parlamentarios del PP sobre cómo hay que tratar a los de Abascal.

Los parlamentarios de cada grupo que tienen el cuaderno de votaciones acostumbran a marcar el sentido del voto levantando el brazo y mostrando a sus compañeros un dedo, dos o tres, según deban votar, para intentar evitar despistes, cosa que no siempre se logra, como se ha visto últimamente. Es curioso en el Congreso de los Diputados porque los partidos tradicionales tienen unas señas y los nuevos, que llegaron después de que se actualizara el sistema electrónico de voto, tienen otras ya que la tecla de la abstención cambió de posición en el panel que tiene cada escaño.

Nueva seña parlamentaria

A partir de ahora Fernández Mañueco ha introducido una nueva seña: la peineta.

El presidente quería sumarse al desmarque que poco antes habían hecho Isabel Díaz Ayuso, la sherpa popular (siempre va por delante), y el líder, más circunspecto, Alberto Núñez Feijóo. La moción de censura ha marcado para los populares la raya que señala el alejamiento de Vox. ¿Y quién necesita teatralizarlo más? Mañueco, el único que cayó en la trampa de hacer una coalición con ellos. Nadie quiere saber nada del experimento de gobierno PP-Vox, visto lo visto y estando cerca las elecciones. Todo el mundo está ya en otra pantalla, como se dice ahora. Fernández Mañueco ha quedado atrapado en la anterior cuando el PP intenta hacer ver por todos los medios que Vox no existe. Si no sale bien ya se verá cómo salir del atolladero después del 28M.

Hermandades, cofradías y archicofradías de izquierda

Lo mismo sucede en la izquierda. Para la izquierda establecida Podemos no existe, sólo está Yolanda. Sin peineta, pero con los mechones rubios al aire de la primavera y su túnica blanca procesionará el Domingo de Ramos, día elegido –por fin– para presentar su plataforma Sumar. Viniendo del Partido Comunista quizá hubiera sido mejor el de Resurrección. Además los viejos recordarán que el PCE se legalizó un Sábado Santo, en 1977.

La vicepresidenta Díaz quiere ser la hermana mayor de una archicofradía (Sumar), es decir, con asociaciones filiales, se llamen Más País (Íñigo Errejón), la valenciana Compromís, los catalanes de En Comú, Izquierda Unida, los canarios de Drago, Més por Mallorca, Chunta Aragonesista… La cofradía es para la calle, para el desfile, para las elecciones. Podemos es más la hermandad, la asociación de fieles.

Ya que estamos, sigamos con las fechas simbólicas. Cuando pasen 50 días llegará Pentecostés, 28 de mayo, y la gente votará. Y entonces se verá si, como dicen los cristianos, desciende el Espíritu Santo y nace la Iglesia. O como creen los judíos, el elegido para conducir el pueblo a la tierra prometida, Moisés, recibe las Tablas de la Ley. ¿Quién será el profeta y qué reglas de juego recibirá? Entonces se verá quién hace la peineta a quién.

 

Ángel M. Alonso Jarrín

@AngelM_ALONSO

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