¿Terceras elecciones en estas condiciones?

Los socialistas leoneses aprovechan la crisis interna nacional del partido y el vacío de poder en Madrid para sacar a relucir del filo de sus aceradas navajas. Aprovechando la discusión de si abstención sí o no o si hay que mantener el no es no ante Rajoy, han reverdecido los viejos clanes del PSOE leonés, enfrentados, como siempre, por cuestiones personales más que ideológicas o programáticas.

El otro día hubo en León una reunión de militantes y cargos públicos a modo de sondeo sobre la opinión de la militancia en torno a si el partido debe favorecer con su abstención un gobierno del PP de Rajoy. El debate terminó en tablas, aunque no era vinculante. La militancia está dividida y no porque haya que apoyar o no a que Rajoy forme Gobierno sino porque unas terceras elecciones en un año pueden ser catastróficas para el partido, actualmente sumido en una crisis profunda, sin liderazgo y casi sin programa. ¿Cómo va a ir el partido a unas nuevas elecciones de esta manera? Se preguntan unos. Y los otros contestan que elecciones antes que entregar el poder a Rajoy porque esa decisión sería la tumba definitiva del PSOE, tras 137 años de historia. Más vale honra sin barcos que barcos sin honra. Muy español.

León es sólo un espejo. El PSOE está en llamas en toda España. Arde Ferraz y las chispas incendian las sedes de todas las agrupaciones locales. Dividido, profundamente dividido. Los socialistas catalanes acaban de aprobar, de la forma más democráticamente posible, es decir mediante primarias, que a Rajoy, ni agua. Y avisan de que no respetarán la disciplina interna de partido en caso de que el Comité Federal aprueba la abstención. En Andalucía, en cambio, la ejecutiva  regional postula la abstención como la mejor fórmula para ganar tiempo, reconstruir el partido, convocar un congreso federal, elegir una buena ejecutiva y generar un nuevo liderazgo. Ser o no ser. He ahí la cuestión.

En León relucen las navajas bajo la inmensa luna llena lorquiana de estos días. El secretario provincial, Tino Rodríguez, se deja llevar sin criterio por la veleta de los tiempos, mientras el líder local y concejal José Antonio Díez se postula para el relevo. La excusa es si al final se apoyará o no la abstención en Madrid. Pero la verdad es que hay viejas cuentas que saldar. Históricas. ¿Ya no se acuerda José Antonio Díez de su comportamiento ante el secretario y ex alcalde Francisco Fernández?  pregunta un veterano del partido. Sí, eran otros tiempos, pero hay quien guarda memoria y cree llegada la hora de la venganza.

Mientras, en Valladolid, el secretario regional, Tudanca, amenaza con liderar una resistencia numantina y encerrarse en el no es no a Rajoy. Le  apoya el alcalde de Valladolid, Óscar Puente, un político con madera de líder, cuya buena imagen ha destacado en los últimos días a nivel nacional gracias a un mensaje coherente. Él precisamente es quien denuncia que el PSOE es actualmente un reino de taifas, cada uno de ellos gobernado por un barón. También aquí resuenan los ecos de viejas rencillas de las luchas internas por el control en su día del PSOE de Castilla y León entre los López, Villarrubia y Tudanca, entre otros. Castilla y León es también un reino de taifas y vuelve el riesgo de que el Pisuerga se convierta en un río de sangre.

León, Valladolid, Madrid, Zamora… da igual la ciudad que se tome como ejemplo. El PSOE arde por los cuatro costados. ¿Terceras elecciones en estas condiciones? Esa es la cuestión.

 

 

 

 

 

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