Hace cuatro días que se inició el incendio más importante de Castilla y León este año, el originado, al parecer de manera intencionada, el pasado lunes en la comarca leonesa de La Cabrera. Y no ha sido hasta la mañana de este viernes cuando se ha respirado cierta calma entre los vecinos de esta zona, donde se calcula que ya han ardido alrededor de 9.000 hectáreas y donde participan cerca de medio millar de efectivos para su extinción. Aunque la Junta de Castilla y León mantiene el nivel 2 de alerta, se asegura que el perímetro ya está estabilizado, aunque no se quiere lanzar las campanas al vuelo, porque las condiciones climatológicas podrían complicar la situación en cualquier momento.
Sin embargo, desde primera hora de esta mañana ya se respiraba una mayor tranquilidad que en las últimas jornadas, en la que los propios vecinos reconocían que la situación había sido caótica y había provocado “un auténtico infierno”. De hecho, fueron muchos los vecinos de varias localidades los que tuvieron que ser evacuados ante el riesgo de que el fuego pudiera acercarse a las poblaciones. A día de hoy, algunas localidades como Forna respiran tranquilas, aunque su imagen es desoladora y tan solo las casas se han salvado de las llamas, que tiñieron de negro el resto del paisaje.
Los vecinos de Trabazos son los únicos que en las últimas horas han tenido que permanecer fuera de sus casas y la pasada noche fue la segunda que pasaron en el polideportivo de La Baña. En concreto fueron 34 las personas de las casi 70 que se desalojaron de la localidad, ya que el resto pudieron ser realojadas con sus familiares. Además, en esta segunda noche, las personas más mayores también pudieron hospedarse en las instalaciones de la residencia de ancianos para así poder disfrutar de una mayor comodidad y un mejor descanso.
“Esto no lo habíamos vivido nunca”, relataban Amadeo Cañal y Rosario Carrera, que a su avanzada edad recuerdan cómo nacieron en Trabazos, donde han vivido toda su vida. A pesar del dolor que supone tener que abandonar su casa, que habían reformado, y que es “el trabajo de toda una vida”, aseguraron que perdonarían al autor de este incendio de La Cabrera. “Aunque duela, pero le diría que no lo vuelva a hacer”, dijo la anciana.
En el exterior del polideportivo un grupo de vecinos esperaba la ansiada llamada anunciándoles su regreso a casa, algo que se estaba demorando fundamentalmente porque en la parte baja de la localidad había una zona de arbolado que no había prendido pero que estaba muy seca, de ahí que se tuviera cierta precaución para evitar males mayores. “Hemos pasado mucho miedo, había fuego por todas partes”, aseguró Antonio Salinero, quien pidió a los pirómanos “que se lo piensen mejor la próxima vez”.
“Ni nuestros abuelos ni nuestros tatarabuelos habían vivido una cosa así”, lamentan los vecinos. Ahora las principales inquietudes están en conocer qué se van a encontrar al volver a sus casas. “Creemos que a las casas no les ha afectado, pero esperemos que no vuelva a pasar nunca”, reclamaban. Entre los vecinos evacuados también hay una docena de niños, como Patricia, de 11 años, llegada desde Badalona para pasar el verano. “Nos llevamos mucho susto” y reconoció haber llorado “mucho por la casa”.
Otras dos vecinas, Lucía Carrera y Elena Domínguez, también se preguntaban por el futuro de la zona y, con una sonrisa en la boca, confiaban en no tardar en poder volver a sus viviendas, aunque se muestran desconfiadas de que pueda ser este viernes porque “ayer nos dijeron lo mismo”. En estos casi tres días de desalojo ha habido tiempo “para risas y otros para pasarlo mal” porque hasta el polideportivo de La Baña llegaban “varias versiones”, algunas de las cuales decían que el pueblo estaba ardiendo y otras que decían lo contrario. Además, recordaron cómo les pilló “de sorpresa” y se les caían las lágrimas al no poder coger nada. “Te dicen que ten tienes que marchar y te pones muy nerviosa”, recordó Lucía Carrera, a lo que Elena Domínguez apostilló que su hija y su nieta se pusieron “realmente nerviosas”. Lo que sí agradecen todos ellos, a pesar del frío que han pasado por las noches, es la atención recibida y el trabajo realizado por los medios de extinción, a quienes no dudan en calificar como “héroes”.
Miedo a posibles reproducciones
A pesar de esta mejoría en la situación del incendio, los alcaldes de la zona afectada no quieren confiarse demasiado. El alcalde de Truchas, Francisco Morán, reconocía que la situación estaba “un poco mejor” con el perímetro del fuego ya estabilizado. Sin embargo, la intensa humareda que todavía se aprecia en la zona, en especial en los valles, imposibilitó la participación en las tareas de extinción de los medios aéreos, algo que habría ayudado aún más en los trabajos. De cualquier forma, y tal y como ocurrió ayer, las previsiones apuntan a la posibilidad de que esta tarde ser produzcan mayores rachas viento y un aumento de las temperaturas, lo que podría hacer empeorar de nuevo la situación. “Está bien perimetrado y ya no estamos como estos tres últimos días, que ha sido un auténtico infierno”, recalcó Morán.
Por su parte, el alcalde de Encinedo, José Manuel Moro, también aseguró que en esa zona el fuego estaba mucho más controlado, aunque no quiso bajar la guardia y abogó por “estar pendientes” para evitar que se pueda reavivar. “Ha sido un tremendo infierno, no se lo deseo a nadie”, declaró. Además, recordó que el pasado martes ya se daba casi por controlado el incendio cuando se volvió a reproducir por las condiciones climatológicas.
Un paisaje desolador
Pese a esa mayor tranquilidad, una intensa actividad era la tónica predominante en una zona habitualmente mucho más serena e idílica. El paisaje que hoy en La Cabrera se podía apreciar, donde ya apenas se visualizaban llamas, más que algunas que volvían a movilizar rápidamente a alguna brigada de extinción en alguno de los puntos ‘calientes’, era el de un terreno totalmente cubierto de negro, con señales quemadas, un valle cubierto por una intensa nieblina provocada por el fuego y un fuerte olor a humo.
Mientras tanto, los medios terrestres continuaban en la zona trabajando para dar por controlado el fuego. Además, el tránsito de camiones por las carreteras de la comarca de La Cabrera, generalmente ocupadas por un tráfico esporádico, era intenso para controlar que no se pudiera reavivar el fuego en ninguna de las zonas, algo que se veía acompañado por la presencia de un helicóptero, que a última hora de la mañana pudo sobrevolar nuevamente la zona para poder controlar el terreno. Las próximas horas serán determinantes para dar por controlado y por extinguido el que hasta ahora ha sido el mayor incendio de la provincia y de la comunidad.