“Estimada señora:
La Consejería de Sanidad lleva a cabo el Programa de Detección Precoz de Cáncer de Mama dirigido a las mujeres sanas de Castilla y León, con edades comprendidas entre los 45 y los 69 años.
El diagnóstico precoz del cáncer de mama, es muy importante para conseguir un tratamiento eficaz, por lo que es aconsejable realizar una mamografía periódicamente, en las edades de mayor riesgo.
Para acceder a la mamografía debe ponerse en contacto con su Centro de Salud………donde le darán las instrucciones precisas de la cita.
Etc, etc, etc….Le saluda atentamente….”
Me permito copiar, más o menos, la carta porque va dirigida a mi misma. La recibí a principios de este mes, y después de leerla pensé, con bastante sorna: “Fíjate como controlan mi cumple que saben que en unos días cumplo 45 abriles”. Muy bien, la campaña está muy requetebién, sólo un pequeño detalle sin importancia, o dos.
¿Mujeres sanas? ¿Quieren decir sin diabetes, artrosis, sin catarro, sin varices, sin depresión…sin nada de nada, perfectamente sanas? O, ¿sin cáncer? Y este último caso, ¿todo tipo de cáncer o sólo sanas de cáncer de mama? De acuerdo, sí, es esto último, es evidente, lo dejamos así, que la campaña va dirigida “a las sanas de cáncer de mama”. Luego todo correcto, ¿no?
Pues no. No es mi caso. Hace exactamente 3 años que el cáncer de mama me visitó (mira, también supo de mi cumpleaños). Llega tarde la cartita y encima mete la pata. Porque yo me lo tomé a chunga y he pensado: “vaya con la era de la informática, ¿no debería estar todo en una ficha y no cometer semejante error?”. Pero, ¿qué hay de las mujeres que por tenerlo más cercano o estar en una situación más dramática que yo, o porque son así y punto, les supone un trauma la carta? Como un recochineo que no tienen porque soportar, una falta de tacto absoluta. O incluso, ¿y si la carta llega cuando la destinataria ya ha muerto?
Pues bien, luego me he enterado que no es una pregunta ficticia -o mejor la respuesta-, ya ha ocurrido. Familias que han recibido la carta, por otra parte perfecta y de agradecer, cuando la persona ya había fallecido de un cáncer de mama.
Esto me lleva a solicitar primero que actualicen los historiales y los pongan en común, para algo tienen que servir los ordenadores que hay en cada centro de salud y hospital, habrá que utilizarlos, se evitarán situaciones como ésta. Y por otra parte, yo no tenía 42 años cuando se me diagnosticó el cáncer, faltaban poquitos días, y durante mis tratamientos, ya con 42, coincidí con muchas mujeres en mi situación, incluso más jóvenes, de “treintaytantos”. ¿Los 45 son una referencia adecuada? Pues a éstas, como a mi, cuando les llegue la carta ya habrán acabado todo el tratamiento, los 5 años protocolarios, eso en el mejor de los casos, otras…su familia se indignará muchísimo y con razón.