El director, productor y realizador de televisión Tacho de la Calle visitó este viernes el Centro Cultural Casa Panero de Astorga, dentro del programa mensual ‘Panorama desde la Muralla’ que releva las ‘Tardes de Autor’ un viernes de cada mes. El cacereño inauguró esta nueva temporada que organiza la concejalía de Cultura del ayuntamiento de Astorga en colaboración con el periodista Max Alonso.
El realizador habló con los astorganos sobre el pasado y presente de la televisión en España. “España tiene la única televisión del mundo que ha retransmitido un golpe de estado. Con la televisión hemos aprendido a cuidar a los animales, a vivir el deporte desde dentro…”, resaltó. “Pero la televisión no es una panacea. Desde que se puso la televisión desapareció la chimenea, donde las familias se reunían para hablar. Pero, aún peor, es el móvil en la mesa”, reflexionó Tacho de la Calle. Al respecto, reconoció que con el móvil “se puede hacer lo que yo he hecho durante años con cámaras mucho más grandes. Cuando hacía la vuelta ciclista empecé haciéndolas con cámaras de cine, luego de vídeo y ahora son pequeñas y con estabilizador de señal”.
Compartió con los astorganos anécdotas que arrancaron las risas de los asistentes como la primera vez que saltó en paracaídas con una cámara, “esta pesaba tres kilos y para que no se me fuera tuve que ponerle un contrapeso. En total cargaba con seis kilos, la primera vez que salté parecía la hormiga atómica”. Sin embargo es muy crítico con el medio en el que se ha desenvuelto siempre, la televisión. “Estamos todavía en la edad de piedra de la televisión porque nos falta mucho desarrollo cultural. El problema que tenemos los profesionales es que nos creemos el centro del universo, pero la estrella de la televisión es el espectador. A los profesionales nos falta humildad y los periodistas piensan que ellos son los importantes”, expresó Tacho de la Calle. “La televisión es un arma que puede hacernos daño o ayudarnos mucho y tiene que estar al servicio del espectador y no al revés”.
El productor llegó al mundo audiovisual porque siempre había sido un aventurero, a los 15 años empezó como ayudante de cámara y a los 16 años era el cámara más jóven de la televisión española. “Me gustaba probar nuevas ideas, como el deporte a cámara lenta y planos cortos que fueran al detalle. En aquellos años se podía saber qué vídeos eran los míos”, reconoció. Tacho de la Calle cree en la máxima de que “una imagen vale más que mil palabras” porque “malo será el informador que tenga que explicar lo que el espectador está viendo en una imagen. Creo que las palabras deben complementar la imagen”.
En su vida profesional Tacho de la Calle ha estado detrás de muchos de los programas que marcaron la televisión durante los años 70 y 80. En 1990 llegó a Telecinco donde creó una técnica de marketing para llamar la atención del público, “saturábamos las luces para que fueran más fuertes, más potentes que otras cadenas de televisión y creamos el fenómeno de las Mama Chicho como reclamo”.
En la actualidad, Tacho de la Calle tiene muchos proyectos en marcha como una televisión interactiva en la que sean los propios espectadores autores de lo que se ve en el canal. También ha comenzado la formación de profesionales audiovisuales especializados en imagen aérea, a través del uso de drones. Un profesional que no ha dejado de buscar programas para una televisión de calidad en España y que cree que la televisión actual está “a un nivel altísimo” que compite con el resto del mundo.
Tacho de la Calle fue pionero cámara al hombro y tuvo su trabajo enorme y reconocido mérito. Pero no fue pionero en Telecinco de nada. La iluminación, las Mama Chicho, como las Cacao Maravillao, eran creación del rumano Valerio Lazarov, al que tanto debe la televisión en España y que las había montado tres o cuatro años antes en Canale Cincue de Fininvest en Milán. Al César lo que es del Cesar. Fui testigo de todo ello tanto en TVE como Telecinco. Un abrazo y todo mi cariño a los astorganos.