Streisand en el Bierzo

No es que estemos esperando un concierto de Barbra Streisand, no. Es que recientemente se ha dado un caso que podríamos incluir en los supuestos que ejemplifican el llamado efecto Streisand. Un fenómeno que se produce cuando el intento de censura de una imagen, un libro, una película… fracasa estrepitosamente y provoca el efecto contrario que fue justo lo que le pasó a la famosa actriz y cantante al denunciar a un fotógrafo por publicar imágenes de su casa en la costa de California.

 

Pues en El Bierzo nos ha pasado algo muy parecido. Resulta que el Instituto de las Mujeres ha pretendido censurar una etiqueta de un godello berciano. Digo pretendido, porque la decisión inicial se rectificó posteriormente. Puede que hubiera personas que no hubieran oído hablar de ese vino en su vida, pero estoy segura que estas Navidades triunfará en muchas más mesas que antes del incidente.

Demasiado Corazón de Almázcara Majara

 

Y como el asunto caía en el ámbito de un Ministerio siempre bajo sospecha, pues ya no hubo manera de tener un debate sereno al respecto. Aunque la etiqueta tiene colores naranjas y azules, el debate se iba al blanco o negro. A lo mejor a ti no te gusta la etiqueta porque resulta que no te encaja con la imagen que tú tienes del Bierzo, pero a lo mejor resulta que eso es precisamente lo que busca la bodega. A lo mejor no te gusta la etiqueta porque no te gustan las imágenes de mujeres con poca ropa en productos que tengas que comprar, aunque sí seas capaz de admirar cuadros y esculturas de mujeres desnudas. A lo mejor te encanta la etiqueta porque te evoca cálidas sensaciones. Pues mala suerte porque esos matices no los vas a poder explicar. Nadie te va a dejar llegar ahí. O a favor o en contra.

 

No entiendo muy bien cómo hemos llegado a este grado de polarización en todo. Una polarización que daña la convivencia, empobrece el debate y achica el desarrollo intelectual. No entiendo muy bien cómo hemos llegado a vivir en una sociedad que se pone pejiguera con lo políticamente correcto mientras asume con normalidad que se digan auténticas burradas en los atriles de los parlamentos.

 

La libertad de expresión es un derecho fundamental recogido en nuestra Constitución. Como todos los derechos, tiene límites, sus bordes no están perfectamente definidos, no pueden estarlo porque es un derecho vivo. Pero no tiene porqué seguir el ciclo de la vida. Está bien que nazca, que crezca, que se reproduzca, pero no puede morir. Su pervivencia es necesaria para la pervivencia de nuestra democracia, que sin ser perfecta, sigue siendo el mejor sistema ideado para convivir

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