La primavera está llegando y, aunque parece que todavía el gélido invierno no quiere marcharse de
nuestra vera, las primeras flores empiezan a avisar de que ya es tiempo de más sol, de algo de lluvia
todavía y de las primeras alergias y resfriados por atreverse a salir en manga corta en los días
soleados. He tardado en escribir y siento mucho el retraso. La verdad es que me puse mucha presión
después de la acogida que tuvo el anterior artículo (vamos, que me acojoné un poco por temor a no
cumplir unas expectativas que no me ha puesto nadie, sólo esta mente tan egoica que tengo) y
también, por otro lado, no he escrito hasta ahora porque no me lo pedían las ganas. Soy un escritor
de entrañas, de los que cuando siente el impulso escribe casi de un tirón, y hasta hace bien poquito
no he sentido esa chispa que hace que me ponga delante de la tan temida página en blanco y
empiece a poner negro sobre blanco.
Una vez que ya me he puesto, las palabras salen casi solas, y de forma natural también aparece el
tema sobre el que opinar porque, a fin de cuentas, esto es un artículo de opinión, por mucho
contenido lírico y literario que le quiera dar. Y, como no, sigo con Laciana, que es mi valle, y sigo
con esa corriente que está abriendo nuevas sendas en el valle y que lleva escrita la palabra
esperanza junto al futuro que está labrando. Este viernes Juan José Villanueva aterrizaba en la casa
de la cultura de Villablino para resolver dudas sobre la beca que ha puesto en marcha y dar a probar
las primeras muestras de la tan famosa y, posiblemente, mejor cerveza del mundo. Ayer leía en el
facebook de Gustavo Varela que estaba trabajando en prototipos de calentadores de agua por
inducción magnética, y no hace mucho leí en este mismo periódico que ya habían empezado las
obras para acondicionar un futuro albergue en Caboalles, si no me equivoco; incluso se están
abriendo nuevos negocios en Villablino (cosas de las que se entera uno por las redes sociales). No
me resisto, es más, insisto en buscarle el sentido lírico a estas iniciativas, a estos pasos que se van
dando en nuestra tierra, en nuestra tierra de mujeres y hombres libres. Son como las primeras flores
de las que hablaba al principio. Saben que el invierno se está yendo de nuestra comarca y salen,
orgullosas y bellas, a buscar el sol de los días venideros. Son las que marcan el camino a las que
vendrán, a las que todavía están gestando sus pétalos, igual de orgullosas, igual de bellas. No se
trata de quien florece antes, se trata simplemente de florecer. La primavera está llegando al valle y
creo, firmemente, y también lo siento firmemente que casi sin darnos cuenta llegará el día en el que
el valle dejará atrás definitivamente la herencia del carbón y caminará con paso firme y decidido
por la senda del progreso, senda que hoy día estamos abriendo. Y digo “estamos” porque, aunque
no vivo allí, por ahora, y no he comenzado ningún proyecto allí, todavía, sí que desde aquí quiero
aportar ideas, aunque sean unas pocas, aunque luego no valgan, da igual, como bien dice el pueblo
llano, el que sabe de verdad, “una cosa lleva a la otra”, así que quién sabe si lo que voy a exponer
hoy aquí podrá ser la semilla de una gran idea para alguien que lea estas líneas. Y si yo lo hago y
sale una idea, o media, que se pueda llevar a cabo, qué no podría salir si tod@as aportásemos ideas,
si la gente se animara a hablar de cómo cree que se podría dinamizar el valle. Todo vale, cualquier
idea o pensamiento por muy nimio que pueda parecer, puede convertirse en un cimiento poderoso
sobre el que construir un proyecto válido. Participen, hablen, pregunten, háganlo, desde aquí, desde
la radio, en los bares, en el trabajo, en los bancos, en la iglesia, donde sea. Nunca es tarde si la dicha
es buena, y la dicha empieza a ser buena en Laciana.
Bien, me dejo de monsergas y voy al lío. Después de vivir 20 años en Canarias a uno se le han
quedado las cosas buenas que hacen por allí, y también las malas pero no viene al caso, y algo de lo
que me informé para unos proyectos audiovisuales que quería hacer me pareció una buena idea para
promover la actividad empresarial. En este caso tiene mucho que ver la voluntad política. Resulta
que en Canarias tienen una figura que se llama el RIC, reinversión canaria, y que consiste, a grosso
modo, en lo siguiente: toda empresa que tiene beneficio tiene que pagar un impuesto por ese
beneficio, que en Canarias estaba alrededor del 25% . Es decir, si ganas 100 pagas 25. Pues bien, los
políticos canarios querían promover la actividad empresarial en las islas e idearon un plan mediante
el cual el empresario podría destinar hasta el 90% de esa cantidad a pagar a reinvertirla, tanto en su
empresa como en otra empresa, y para materializar esa inversión tenían un plazo de cuatro o cinco
años. Al principio fue un poco caos y muchos se aprovecharon de la poca reglamentación al
respecto pero la idea en sí es muy buena. Si se reglamenta bien, como ahora lo tienen en Canarias,
hay una fuente de dinero que serviría para fomentar otras actividades empresariales de nuevos
emprendedores o para fortalecer la estructura de la misma empresa. Mi visión del asunto tiene que
ver más con invertir en proyectos nuevos que en fortalecer tu empresa. Si ayudas a otros a darles las
herramientas para que se procuren el sustento, a la larga ganan todos. La administración puede dejar
de subvencionar a fondo perdido en fomentar nuevas vías de desarrollo y, al mismo tiempo, gana
más empresas a las que aplicar impuestos. Las empresas que doten la RIC, en este caso sería la RIL,
se ven más desahogadas al tener cuatro años para materializar esa inversión, y los nuevos
emprendedores tienen otra fuente de financiación para empezar a construir su sueño. Está claro que
es una idea así muy en el aire y que hay que dotarla de contenido reglamentario, pero, como dije
antes, se trata de voluntad, y no solo política, también es muy importante la voluntad del empresario
y del emprendedor.
Y para terminar, y esto es algo que me toca de cerca, lanzo otra idea. Con la belleza paisajística que
tenemos tanto en Laciana como en Babia, Luna y Omaña… con los escenarios que han dejado la
mina y los cielos abiertos, con los bosques, las brañas, las montañas, los ríos, los pueblos con
encanto… ¿por qué no lo vendemos al mundo? En Gran Canaria hay creada la Gran Canaria Film
Comission que se encarga de vender sus escenarios para las grandes producciones cinematográficas.
No nos podemos poner al nivel de Gran Canaria, pero a otro nivel… ¿por qué no? Se atraería una
nueva industria y también se podrían crear nichos para creadores autóctonos. También se necesita
voluntad política, claro, por el tema de las deducciones fiscales y demás. En Canarias las
productoras llegan a deducir hasta el 40 % en producciones a partir de los 2 millones de euros
presupuestados y tiene que haber un porcentaje mínimo de profesionales canarios contratados en
dicha producción. ¿ Por qué no aquí, aunque sea algo más pequeñito? Todo es posible en este
mundo globalizado, no lo olvidemos.
Ya me toca acabar, creo que hoy me he pasado en extensión, pero bueno, había que dar el paso. Yo
ya he expresado mis ideas y, aunque sea de poquito a poco, expresen ustedes las suyas. El valle nos
lo agradecerá. No les quepa la menor duda.
Spring is coming
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