Se equivocó, Sr. Alcalde

Tomás Álvarez, concejal PSOE Astorga

 

No es de recibo contratar, con cargo a los dineros de los ciudadanos, a la persona que llevaba la prensa de su propio partido y de su propia campaña electoral, para encargarla ahora de difundir las labores de la alcaldía, creando un puesto que no existe y para el que, evidentemente, no hay presupuesto.  Y como esta es una iniciativa errónea, no espere que ni los partidos de la oposición ni los ciudadanos le apoyen en la misma.

 

Le escribo esto –con absoluta cordialidad- en respuesta a su extensa comunicación enviada a los medios, en la que no solo intenta justificar esta arbitrariedad sino en la que  se me alude personalmente por haber ocupado  puestos en la Generalitat Valenciana y el Ministerio de Administraciones Públicas.

 

Vamos por partes.

 

El primer tema a debatir es la necesidad de crear el puesto de trabajo de “comunicador”. Le recuerdo que sus antecesores en la alcaldía no lo hicieron y  que sí realizaban directamente la atención a los medios. Es más, siempre ha habido una relación directa entre los responsables políticos astorganos y los periodistas, relación que beneficia la transparencia. Los periodistas conocemos perfectamente la ecuación “más gabinete de prensa igual a más trabas y menos información”

 

Astorga es el quinto municipio provincial por su volumen económico y demográfico. Por delante están los de León, Ponferrada, San Andrés del Rabanedo y Villaquilambre. Y el ayuntamiento astorgano no tiene ni más actividad, ni personal que los citados.

 

Es cierto que el municipio tiene presencia pública, pero no sólo es por el Ayuntamiento, sino por el Obispado, la Cámara de Comercio, las cofradías, las instituciones económicas, gastronómicas y culturales, el club de futbol y un  largo etc. en el que están desde el Cuartel del Ejército a las organizaciones festeras, las iniciativas empresariales o el Camino de Santiago y la peregrinación.

 

No entro a debatir ahora si es o no necesario el puesto de Comunicación en la Alcaldía. En todo caso, antes de hacer una contratación de ese nuevo puesto sería lógico debatir en los órganos municipales sobre la necesidad del mismo, crearlo si se estimara procedente y dotarlo económicamente.

 

En cuanto a la forma de cubrir esa plaza también discrepo. Si es una actividad “profesional” lo lógico sería buscar a una persona capacitada, conocedora a fondo de los temas de la ciudad, y elegida en un proceso selectivo abierto. Hay en Astorga un vivero de periodistas extraordinario y es posible que alguno de estos pudiese desear con justicia a esa plaza.  Y con todo esto no quiero poner un duda al valor de la persona elegida, simplemente señalo que ese no ha sido el camino lógico.

 

En cuanto a mi referencia personal como conocedor de lo que son las designaciones de confianza quiero decirle que por ello escribo esto con más consciencia.  No son casos comparables. En primer lugar, yo ocupé un cargo de Director General en Presidencia de la Generalitat (en los tiempos en los que las instituciones valencianas  estaban limpias de mafias). Era un puesto definido en el organigrama del Gobierno Autonómico, con competencias en numerosas materias y presupuestos aprobados en las propias Cortes Valencianas.

 

Mi incorporación, aprobada en el Pleno del Consell, se produjo no porque yo estuviera trabajando en un gabinete de prensa del partido del Gobierno, sino porque en toda la Comunidad Valenciana se conocía mi gestión en puestos como Director de Relaciones Exteriores de la Radiotelevisión Valenciana, Director del diario Mediterráneo o Director de la Agencia EFE en Argentina, puestos que ocupé inmediatamente antes de incorporarme al Gobierno Valenciano.

 

En cuanto a mi incorporación como Director de Comunicación del Ministerio de Administraciones Públicas caber señalar que se hizo a un puesto ya creado, dotado económicamente y para cubrir una vacante… No un puesto creado para mí.

 

Estimado Alcalde. Le conozco desde hace años y sé de su racionalidad. Por ello tengo el convencimiento de que usted sabe que en este caso ha actuado de forma precipitada.

 

Los concejales no estamos en el ayuntamiento como convidados de piedra, sino para controlar la gestión y contribuir con nuestras iniciativas a la mejora del municipio. El hecho de que su partido cuente ahora con mayoría, por la inclusión del PAL en el equipo de Gobierno, no debiera hacerle pensar que tiene derecho a decidir puestos y nombramientos como y cuando quiera.

 

Una frase griega que ha llegado hasta nuestros días es aquella de “los dioses ciegan a quienes quieren perder”. Quiero decir con ello que contar con una mayoría en el Ayuntamiento no debe cegar a quien tiene la responsabilidad de gobernarlo. Hará bien en escuchar, buscar consenso y actuar ponderadamente en los asuntos del municipio; con transparencia, sin prisas y en defensa del interés general.

 

En defensa de ese “interés general” del municipio debemos encontrarnos todos.

 

Cordialmente

 

Tomás Álvarez

 

 

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