Santo Toribio es, históricamente, el patrón de la ciudad de Astorga. Este fin de semana se celebra en la bimilenaria la festividad del que fue obispo de la Diócesis asturicense y, tradicionalmente, el lunes es festivo local en la ciudad. Pero, ¿quién fue? ¿Y por qué se le recuerda en Astorga y en San Justo de la Vega? Hoy vamos a hacer un viaje al pasado para recordar al santo patrón de la bimilenaria.
Su historia
No hay documentación clara en cuanto al año de nacimiento de Toribio de Astorga, al que en algunos lugares se le conoce también como santo Toribio de Liébana. Vivió durante el siglo V y entre los años 444 y 445 fue nombrado obispo de Astorga. Antes de entrar a formar parte de la historia de una de las diócesis más antiguas de España, Toribio estuvo en Jerusalén, tras vender todas sus posesiones. La tradición afirma que procedía de familia noble, lo que posibilitaría que Toribio recibiera una educación correspondiente a su acomodada posición. Siendo aún joven murieron sus padres, heredando un importante patrimonio que pronto vendió y repartió a los pobres, para quedar libre de la esclavitud de la fortuna y sus peligros morales.
Tras este hecho se dirigió a Tierra Santa, se dice que en torno al año 440 y allí, tras haberle ordenado sacerdote, el patriarca de Jerusalén le hizo Custodio de los Santos Lugares confiando a su cuidado las preciosas y santas reliquias que allí se veneraban, relacionadas la pasión y muerte de Jesucristo. De allí se asocia su regreso a España con el Lignum Crucis, uno de los fragmentos de la cruz en la que falleció Jesús, fragmento que hoy se custodia en el Monasterio de Liébana. La tradición le hace también protagonista del traslado a El Bierzo de la imagen de la Virgen de la Encina.
Toribio fue preconizado al episcopado de la diócesis asturicense por el pueblo y el clero con la oposición de un diácono llamado Rogatus, quien le acusó de “graves crímenes”. Toribio la falsedad de esa calumnia realizando un milagro a la vista de todos. Este milagro es uno de los hechos más conocidos popularmente de este santo y ha servido como referencia iconográfica en sus representaciones artísticas. Estando Toribio en la Catedral, un día de gran asistencia de fieles, les manifestó la necesidad de recuperar su honor ante la calumnia que se había levantado contra él, y elevando al Señor su oración suplicó que le ayudase a demostrar su inocencia. Tomando de un brasero las ascuas encendidas en sus manos, las envolvió en las vestiduras litúrgicas que llevaba, y entonando el salmo de David, que comienza “Levántese Dios y sean disipados sus enemigos”, caminó alrededor del templo llevando las ascuas en el roquete. Todo el pueblo vio con sus propios ojos como ni el roquete ni las manos del santo padecieron ninguna lesión de fuego, ni siquiera les quedó la más leve señal. Entonces el calumniador confesó su pecado, y cayó muerto en la iglesia.
Relación con las santas reliquias
No existe apenas documentación histórica que narre los años finales de la vida de santo Toribio. En el año 457 Astorga sufre, como otras ciudades del noroeste hispano bajo el dominio de los suevos, la invasión del rey visigodo Teodorico, cuyas tropas profanaron y sustrajeron tesoros en iglesias. Obispos, clero y muchos cristianos se vieron obligados al exilio. Se cuenta que en este periodo Toribio de Astorga huyo y se refugió en la región de Monsacro, pero no hay ninguna certeza, es posible que nunca saliera de Astorga donde murió y fue enterrado.
Hay dos tradiciones que se asocian a los últimos años del santo. Una de ellas asegura que Toribio se retiró a Tuy donde ejerció de obispo y cuando se produce la invasión de Teodorico, se vio obligado a huir hacia la antigua diócesis asturicense. Episodio que se recuerda en el denominado Crucero de Santo Toribio en el alto de Santo Justo de la Vega. De aquí se dirigió de nuevo a la zona asturiana que conocía, concretamente a Morcín, Riosa, Monsacro y La Granda. Allí permanecería con su comunidad hasta que ya sin riesgos de persecución, pero con muchas penalidades, consigue regresar a su antigua diócesis, donde murió en el año 476.
Otra narración tradicional, recogida en el antiguo Breviario asturicense, narra otro suceso relacionado reseñando que motivado por una gran sequía, volvió una comisión del pueblo astorgano a hablar con el santo a su retiro en Peñalba, para pedirle en esta ocasión que se acercara a Astorga e impartiera allí su bendición a sus fieles asolados por el hambre y el desánimo y a los campos sedientos de lluvia. Santo Toribio accedió y caminó hasta el alto de San Justo desde donde se dominan la ciudad y los campos que la rodean. Allí, acompañado por el cabildo, el clero y una inmensa muchedumbre, el santo bendijo al pueblo y a los campos y al instante comenzó a llover. Al entrar en la ciudad las campanas de los templos empiezan milagrosamente a tocar solas, lo que Toribio interpreta como una señal del cielo para que no regresar a Peñalba y quedarse definitivamente en su sede episcopal de Astorga hasta el final de sus días. El Breviario asturicense fecha su muerte el 16 de abril del año 480.
No hay certeza de dónde fueron depositados su cuerpo y reliquias, existiendo también varias opiniones al respecto. Sí es constatable que a partir de la muerte del santo se da una estrecha relación entre santo Toribio de Astorga y el monasterio de Santo Toribio de Liébana en Cantabria, a los pies de los picos de Europa. Es claro que la razón del culto a santo Toribio en Liébana se debe a la llegada de sus restos en algún momento del siglo IX, junto con la mayor reliquia de la cruz de Cristo que se dice había traído de Tierra Santa, siendo la posible causa de la traslación de todo ello la huida con el fin de salvaguardarlos de las invasiones árabes.
Legado
Además de su historia, se le atribuye la histórica romería de la Virgen del Castro. Narra la tradición que durante una sequía muy prolongada, que duró siete años, las cosechas se perdieron y la comarca se despoblaba por lo que los agricultores acudieron al obispo para pedirle consejo sobre dicha calamidad. El Santo les dijo “Volved a Astorga, buscad no lejos de ella la milagrosa imagen de la Virgen de Castro, llevadla en procesión a la catedral y tened allí en su honor un solemnísimo novenario. Si tal hiciereis, la lluvia fecundará vuestros campos, y siempre que os encontréis en apuros de sequía, peste u otra calamidad, acudid a la Virgen y seréis remediados”. Los campesinos siguieron las instrucciones del obispo y la lluvia volvió a la comarca.
En ese momento, Toribio de Astorga se hallaba en Palencia retirado a causa del falso testimonio que se le imputó. Aunque la primera noticia fehaciente de la traída de la imagen de Castrotierra a la Catedral de Astorga es de 1587, cuando llegó en procesión a causa de sequía, así se encontraba en el archivo del Cabildo, destruido cuando los franceses lo incendiaron.
Curiosidades
Santo Toribio no tiene una fecha exacta de celebración, su solemnidad litúrgica se celebra en toda la diócesis de Astorga el lunes posterior a la octava de pascua. Aunque en algunos lugares se asocia el 16 de abril a su fiesta, en realidad cada año se celebra en un momento diferente.
Existen imágenes de Santo Toribio en diversos puntos de España, pero, ¿sabías que es uno de los obispos santos que presiden la capilla del Palacio de Gaudí?. El programa decorativo del palacio episcopal de Astorga alcanza en la capilla su punto culminante. Diversos artistas, muy reconocidos en la España de principios del siglo XX participaron en la decoración de este espacio que se consagró en 1913, siendo obispo Julián de Diego y Alcolea.
En la decoración de este espacio destacan cuatro esculturas realizadas en mármol que decoran los doseletes del ábside y simbolizan el ofrecimiento de la capilla a la Virgen por parte del episcopado español. Destacan las imágenes de cuatro obispos santos relacionados con la Diócesis de Astorga. Entre ellos, la imagen de Santo Toribio. Fueron elaborados por el reconocido escultor malagueño Enrique Marín Higuero, autor también del conjunto escultórico que preside la capilla del Palacio de Gaudí y el Monumento a los Sitios de Astorga, situado en la plaza Santocildes y popularmente conocido como “El león y el águila”.