tradición religiosa en la maragatería

Santa Águeda de Catania es honrada en Murias de Rechivaldo

La talla procesionada de esta mártir y virgen del siglo III, según la tradición cristiana, fue restaurada en el año 2012 gracias a la aportación del Obispado de Astorga y de la Diputación Provincial
Procesión de la Hermandad de Santa Águeda en Murias de Rechivaldo

La Hermandad de Santa Águeda de Murias de Rechivaldo procesionó, este domingo 5 de febrero, a la patrona de las enfermeras y, por tradición, de todas las mujeres.  Los actos en honor a la mártir comenzaron este sábado con una misa y prosiguieron el domingo con una ceremonia solemne en la parroquia de de San Esteban en la localidad.

La climatología no acompañó pero tampoco impidió su salida, aunque quedó restringida a las inmediaciones de la parroquia. Y es que aunque la lluvia paró al momento de la procesión, pronto amenazó el viento y la nieve.

Con sus pechos sacrificados en una mano y vestida con una túnica con una dorada y morada, y con una aureola sobre sus cabellos para la ocasión, salió la imagen de esta virgen mártir del siglo III a recorrer las calles del pueblo acompañada por el tamborilero de Murias, Ramiro Fernández, por las autoridades y los devotos.

La talla procesionada de Santa Águeda fue restaurada en el año 2012 gracias a la aportación de la Diputación de León, por la propia Hermanda de Santa Águeda. La iglesia permanecerá abierta este domingo hasta las 20:00 horas para que todos los fieles que quieran rendir culto a la imagen puedan hacerlo.

Entre los asistentes se encontraban el concejal de pedanías de Astorga, Ángel Iglesias, y el presidente de la junta vecinal de Valdeviejas, Ramiro de la Fuente.  Al finalizar la procesión se ofreció un vino español para los asistentes y las autoridades.

 
 Vida de Santa Águeda o Ágata de Catania 

Según el hagiógrafo Santiago de la Vorágine en su obra La leyenda dorada, en tiempos de persecuciones contra los cristianos, decretadas por el emperador Decio, el procónsul de Sicilia, Quintianus, rechazado por la joven Águeda, que ya había ofrecido su virginidad a Jesucristo, y en venganza por no conseguir sus placeres la envía a un lupanar, regenteado por una mujer llamada Afrodisia, donde milagrosamente Águeda conserva su virginidad.

Aún más enfurecido, ordenó que torturaran a la joven y que le cortaran los senos. Aunque en una visión vio a San Pedro y este curó sus heridas, siguió siendo torturada y fue arrojada sobre carbones al rojo vivo y revolcada en la ciudad de Catania, Sicilia (Italia).

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