Diez personas se quitan la vida cada día en España, una cada dos en Castilla y León, y se estima que por cada una que muere, otras diez lo intentan. Para romper con lo que sigue siendo un tema tabú, y para acabar con esta estigmatización, la Red Centinela Sanitaria de Castilla y León, dependiente de la Consejería de Sanidad, se ha propuesto medir, determinar los riesgos, los signos de alarma y la magnitud de un problema al que ya toca mirar “por imperativo legal”, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Y es que, a pesar de ser uno de los primeros problemas de salud pública, no existen datos oficiales de intentos de suicidio y de ideación suicida a nivel mundial, cuando ambos son marcadores de alto riesgo de suicidio. De ahí, que el último objetivo de la RCSCyL es estimar la incidencia y describir el riesgo en la población que ha cometido un suicidio o que manifiesta/refiere ideas suicidas en la consulta de Atención Primaria, con especial atención a las diferencias por género.
Es uno de los primeros pasos para poder desarrollar estrategias que reduzcan en un diez por ciento las tasas de mortalidad esta patología -es el compromiso de los estados miembros de la OMS para 2030-, la primera causa de muerte externa que casi duplica el número de fallecimientos por accidente de tráfico y multiplica por 72 el número de víctimas de la violencia contra las mujeres.
La decisión de la Red Centinela Sanitaria de Castilla y León de incluir la evaluación de la conducta suicida y sus determinantes de riesgo en su programa de registro para este 2022, responde también a los retos lanzados en su día por el IV Plan de Salud de Castilla y León, que marca la necesidad de desarrollar e implantar el proceso de atención a la conducta suicida. También, a la propia Estrategia de Prevención de la Conducta Suicida en Castilla y León 2021-2025, aprobada en diciembre del pasado año, en la que se dan la mano Sanidad, Servicios Sociales y Educación.
El aval: las cifras
La necesidad de actuar avalan las cifras. Las defunciones según causa de muerte correspondientes al año 2020 y recogidas por el Instituto Nacional de Estadística (INE), revelan que en la Comunidad se produjeron ese año 228 suicidios (177 varones y 51 mujeres), diez más que en 2019, con un aumento del 4,5 por ciento, algo inferior al del conjunto nacional, del 7,35 por ciento. Las tasas de suicidios ajustadas por edad son ligeramente superiores en Castilla y León que en España: 6,79 por 100.000 habitantes frente a 6,38.
Se han reducido en el caso de las mujeres (de 53 a 51) e incrementado en los varones (de 165 a 177). Entre los menores de 44 años, el suicidio se redujo en todos los grupos de edad, incrementándose ligeramente en los grupos de edad más avanzada.
La tasa de suicidios en los hombres es 3,1 veces mayor que la de las mujeres, tanto en España como en la Comunidad. Según la OMS, en el suicidio se produce la paradoja de género, ya que los hombres presentan mayores tasas de suicidio, mientras que las mujeres llevan a cabo un mayor número de tentativas. Este hecho podría deberse a la mayor letalidad de los métodos de suicidio empleados por los hombres.
También existen diferencias importantes en relación con rangos de edad y sexo. Para los varones, las tasas de suicidio se incrementan con la edad; la más elevada es la tasa de los mayores de 79 años que multiplica por cuatro la de los jóvenes entre 15 y 29 años. En el caso de las mujeres, la tasa bruta de suicidios no experimenta variaciones significativas por rango de edad, con valores más estables.
El indicador de mayor riesgo para un futuro suicidio es el de intento o intentos previos. Se estima que durante los seis primeros meses e incluso durante el primer año después del intento, el riesgo aumenta entre 20 y 30 veces, y que el grupo con mayor riesgo de suicidio consumado por tentativas previas es el de las personas mayores. También, es clara la asociación entre suicidio y la presencia de trastornos mentales.
Profesionales voluntarios
La Red Centinela Sanitaria de Castilla y León es un sistema específico de información, orientado a la vigilancia en salud pública y la investigación epidemiológica, que requiere para su funcionamiento la colaboración voluntaria y activa de profesionales sanitarios del Sistema de Salud de Castilla y León.
La RCSCyL tiene su origen en la Red de Médicos Centinelas que, en 1989 y en el marco de un proyecto de investigación, comenzó a trabajar con la colaboración de 127 médicos generales. En 1991 se añadió una muestra de pediatras de Atención Primaria con el fin de recoger información más precisa de la población infantil.
Tras la publicación en octubre de 2006 de la Orden que regula su organización y funcionamiento, se abrió la participación al personal de Enfermería, pasando a denominarse de la forma actual, Red Centinela Sanitaria de Castilla y León. Está formada por alrededor de 330 profesionales sanitarios, entre los que se encuentran 139 médicos de familia, 22 pediatras, 128 enfermeras, 37 epidemiólogos, técnicos de apoyo y personal administrativo.