Son muchas las noticias que estos días nos llegan desde nuestra patria hermana Cuba, siendo más, y más dispares, las posturas y opiniones de quien estas escribe. Pero la verdad es algo que no depende de ideologías ni personas, la verdad, gracias a los datos, no admite de esta tergiversación.
Es por ello que hoy, al hablar del Comandante Castro, podemos decir sin temor a equivocación, que lo hacemos del mayor ejemplo coexistente de hipocresía y represión, ambas tomadas en igual medida. Cuando hablamos de quien fue Dictador en Cuba durante casi 50 años, no solo lo hacemos de alguien con demostrada capacidad para oprimir y arrasar un país durante su mandato, sino también de quien alardeando de amante defensor de su pueblo lo esclavizó y utilizó, mientras se lucraba por demasía de ello.
Sin embargo, como hemos podido observar estos días, no son adeptos lo que falta a tan deplorable régimen. Quizá por ceguera, exceso de distancia o falta de información, pero sin importarnos la causa, hoy aquí destaparemos cuantas razones me capacitan para definir al “Líder Socialista” cubano como un perfecto hipócrita y represor.
Cuba es ese precioso país insular caribeño con algo más de 11 millones de habitantes en el que a día de hoy existen aproximadamente 200 cárceles, más del doble que en nuestro país mientras su población es 5 veces inferior. Parece extraño, pero su explicación es sencilla. Tan solo en los dos últimos años, se han producido más de 16.000 nuevos arrestos políticos, de los cuales gran parte ha ingresado en su sistema penitenciario. Las alternativas a quien en Cuba piensa diferente son pocas y por desgracia la menos aterradora quizá sea esta. Y es que de entre los desoladores datos de este medio siglo de terror destaca la escalofriante cifra de 8.190 personas muertas a manos del régimen castrista, cifra a la que sumaremos los más de 20.000 ahogamientos en las costas cubanas, de quienes por mar buscaban su libertad, arrebatada esta por su “salvador”.
Posiblemente estos sean los datos más crueles de este oscuro medio siglo, pero por desgracia no son los únicos. A día de hoy, más de dos millones y medio de cubanos han sido privados de su patria, viéndose obligados al exilio por el régimen del odio al capitalismo y la libertad. Un odio reconocido, el cual lleva hasta extremos en los que estas líneas que hoy escribo, en Cuba, nunca lograrían ver la luz. Según la organización Reporteros Sin Fronteras (RSF) Cuba es el décimo peor país del mundo en estándares de libertad de prensa, situándose incluso por detrás de otros como Arabia Saudí o Irán, y cerrando la lista de los países de América Latina, debido esto al completo monopolio de la información que mantiene el Gobierno cubano, no tolerando ningún tipo de voz independiente, castigando estas con confiscaciones, detenciones o incluso la cárcel.
Queda evidenciado con esto la represión sufrida por un país, a día de hoy anclado en mediados del pasado siglo. Pero tristemente no es solo la opresión a un pueblo lo que defienden cuantos secundan el régimen dictatorial cubano. La hipocresía de su dictador es algo que parece no existir cuando con ellos intentas buscar razón y lógica. Más de 20 mansiones, su propia marina de yates, un ejercito de criados y cocineros uniformados, sin olvidarnos de infinidad de cuentas cifradas e incluso fábricas alimentarias para consumo propio. Este es el humilde patrimonio de quien desde su paradisiaca isla privada hace cuenta de una fortuna cuantificada por la revista Forbes en más de 800 Millones de Euros. Una cifra difícilmente asumible para un pueblo cuyo salario medio es inferior a los 24 dólares mensuales, el cual a duras penas puede conseguir 1 kg de leche en polvo y otro de pollo para subsistir durante el mes, y ve como su líder represor comunista obra cual Señor Feudal, enarbolando un comunismo que ni pare él mismo desea.
Por eso Fidel dejó este mundo con su barba intacta. Muchas promesas incumplidas, quizá nunca pretendidas, avergonzado por el daño causado. Sus secuelas perdurarán por tiempo indefinido, solo el pueblo cubano puede hacer que esto cambie. Desde estás humildes líneas pretendo mostrar todo mi apoyo a quienes desde hace tiempo trabajan por la Cuba democrática y libre que todos queremos. Libertad.
De las múltiples promesas incumplidas, destaca una sobre todas y de la que estoy sumamente convencido los “progres” portadores de banderas cubanas y los defensores de la revolución castrista son desconocedores. En 1957, en el manifiesto de sierra maestra, castro se comprometió por escrito a celebrar unas elecciones. No se si se le olvidó especificar que habria elecciones a comunidad de vecinos o peñas de beisbol, pero lo que está claro es que a presidir el pais y los designios de sus habitantes nada de nada.
Los atentados de castro y sus acólitos a la libertad son innumerables, pero sólo teniendo en cuenta este percance es suficiente para darnos cuenta de ante que tipo de personaje nos topamos. De ahí que todos estos jovenzuelos y no tan jovenzuelos que elevan a castro y su régimen a los altares de la libertad, sería muy conveniente para su sustancia gris (si es que tienen sustancia y si es que es gris) leyesen un poco o se informasen antes de aceptar eslóganes facilones y machacantemente repetitivos como propios. La principal libertad comienza por la de saber pensar por uno mismo.