Violeta R. Oria / Alejandro G. Nistal Tanto si uno se desplaza por la vieja N-VI como si circula por la autovía del Noroeste la puede ver. Ahí, a lo lejos y desde distintos puntos cardinales, se asemeja a una línea de color marrón claro, casi blanquecino, pero es de cerca cuando la Muralla, o mejor dicho, las murallas de Astorga se presentan ante uno en todo su esplendor y dimensión. Y todo ello pese a encontrarse ocultas en un 50 por ciento de su perímetro real. La típica postal de Astorga con el Palacio Episcopal de Gaudí y la SAI Catedral no sería lo mismo sin su correspondiente lienzo del viejo paredón pétreo.
Romana en origen, reconstrucción medieval
Astorga se asienta en un castro astur, el más importante del País de los Astures. Pueblo íbero prerromano. A la llegada del Imperio, la conquista bélica que obligó hasta al propio César a pisar la ciudad reprodujo, sobre el mismo cerro, la forma urbana inicial campamental, y luego fue añadiendo sus elementos de capital administrativa. Construida entre los siglos IV y V, la Muralla de Astorga, Monumento Nacional, es de época bajo imperial romana, si bien se reconstruyó en el siglo IX, ya en la Edad Media. Como explica Martín Martínez en su libro ‘La Muralla de Astorga. Bosquejo histórico’, desde hace 40 años van apareciendo restos de la muralla romana de piedra, que se construyó sobre la cerca de empalizadas legionaria, a la que sustituyó al pasar Astorga de campamento romano a ‘civitas’. El recientemente fallecido cronista de la ciudad destaca además cómo el hallazgo de la Puerta Romana, frente al ábside de la Catedral en la década de los 80, dejó claro que fue la Legio X la que llevó a cabo “este paso trasformador”. “El corte traumático que la muralla nos presenta en esa misma zona y el realizado en 1853 en el paraje conocido como La Brecha, nos ofrecen su médula romana”, explica.
Asedios, incluido el famoso del general moro Almanzor, derribos y reconstrucciones marcan la historia de la Muralla de Astorga, gracias a la cual la Bimilenaria ha venido siendo considerada desde hace siglos una ciudad, pues “muralla, obispo y Catedral” eran las condiciones establecidas ya por Isabel la Católica para ganarse dicha distinción, y Astorga las cumplía con creces.
Finalizado el reinado de los Reyes Católicos, las fortificaciones pierden su función poco a poco, por lo que la muralla de Astorga llega al siglo XIX arruinada, si bien sobrevivió, lo que en buena parte se basa a las propias iniciativas de la ciudad a lo largo de los siglos, como los portazgos y las alcabalinas. Un ejemplo fue la alcabalina que se impuso sobre la carne y la leña para las reparaciones de 1371.
El siguiente gran hito para la vituperada Muralla llega con la invasión de las tropas napoleónicas y la Guerra de Independencia. Si bien el asedio francés destrozó la muralla en varios puntos, arrasándola en la zona de Puerta Obispo, el general Junot, nada más entrar en la ciudad, en 1810, exigió a los vecinos la reparación de los muros. Por el contrario, cosas de la guerra, el general Castaño ordenó su voladura siguiendo las instrucciones de las Cortes de Cádiz de destruir todas las fortificaciones posibles para que los franceses, ya expulsados, no pudieran volver a hacerse fuertes.
Desde entonces hasta la llegada de la Democracia, y con tres guerras civiles de por medio, la muralla se abandona, se vende por tramos a particulares, que levantan viviendas pegadas al muro y que utilizan lo mejor de su sillería romana o su canto rodado medieval para construir casas cerca del mismo monumento, que de esta manera se privatiza en parte. En 1850 se abre la Brecha para comunicar la carretera general con León. Sin embargo, el mayor episodio destructivo tiene lugar entre 1872 y 1883, con el derribo de los restos del Castillo-Palacio de los Marqueses de Astorga, los nobles por antonomasia de la ciudad desde siempre. El Ayuntamiento había comprado el solar y restos de la fortaleza, en un principio, para restaurarlos y para hacer un jardín alrededor que enlazara con el actual Paseo de Blanco de Cela hasta llegar a otro jardín, el de la Sinagoga; sin embargo, en agosto de 1872, los munícipes deciden cambiar su destino y emprenden la demolición para levantar -al objeto de contentar al vulgo- una efímera plaza de toros, contra el parecer y el dictamen de las Academias y Comisión de Monumentos de la época. El populismo político y el cortoplacismo ya existían hace más de cien años en la ‘cosa pública’ como se puede comprobar.
Entre 1960 y 1980 se suceden varias etapas de reparaciones de lienzos y cubos (muchos de ellos desaparecieron antes del siglo XX pues en las sucesivas reconstrucciones anteriores no se recuperaron).
En los posteriores 30 años, las actuaciones, muy pocas y puntuales, se han venido centrando en los deterioros manifiestos, como la realizada en el Cubo de la Burraca, y en la recuperación de unos pocos tramos privados a cambio de aprovechamientos urbanísticos, como el del Parque del Aljibe, antiguo Cuartel de la Benemérita. Incluso su falta de atención, a finales del siglo pasado, provocó que una familia padeciera el derrumbamiento de la muralla en la parte del Jardín de la Sinagoga sobre su casa. Algo que demostraba lo que podría suceder de continuar el deterioro y la cerrazón de mantener viviendas pegadas a ella.
En los años finales del Régimen anterior y primeros de la Democracia, se fraguó un proyecto de rescate integral de todo el perímetro a a cambio de dinero y metros cuadrados en otros puntos de la ciudad urbanísticamente menos desarrollados. Finalmente, lo que debía de ser el gran proyecto de rescate del monumento civil astorgano fue desechado por falta de fondos y por los problemas de enemistades personales que con los vecinos pudieran crearse. Ningún alcalde se atrevió, ya en los nuevos tiempos, acometer un proyecto que vería sus frutos finales en dos o tres generaciones posteriores.
¿De quién es competencia la muralla de Astorga?
La Muralla de Astorga fue un bien municipal, hasta su declaración como Monumento Nacional en 1933, cuando su propiedad pasa al Estado, si bien es la Junta de Castilla y León la administración con las competencias en la materia. La Muralla no es propiedad de los astorganos, pero el Ayuntamiento tiene la obligación, según la ley consultada, de velar por su estado y reclamar a la Administración central y regional por sus incumplimientos para con el monumento. Siguiendo nuestras pesquisas descubrimos que las administraciones autonómicas son las encargadas de la gestión de los planes directores de conservación y restauración de Bienes Culturales, así como del pago de las reparaciones (aunque frecuentemente en ambos asuntos cuenta con convenios económicos por parte del Ministerio de Cultura y con fondos como el Uno Por Ciento cultural que distribuye una Comisión Nacional). Los ayuntamientos, en sus competencias, tiene la obligación de denunciar el estado de los BIC, ponerlo en comunicación de las administraciones competentes y de los propietarios. Además, frecuentemente coordinan o dirigen las obras siguiendo los planes directores en función de sus competencias urbanísticas, según explicaba recientemente en las Cortes Alejandro Valderas, procurador de la Unión del Pueblo Leonés y toda una autoridad en la materia reconocida por todos los grupos políticos regionales.
El Pan Director de 2005
En 2005, la Junta de Castilla y León realizaba al fin un Plan Director de la Muralla de Astorga. En este plan, a cargo del arquitecto Melquíades Ranilla García, se efectuaba un completo diagnóstico del estado de la Muralla y se recoge toda la información sobre su historia y las intervenciones que ha sufrido desde que se creó. No obstante, lo más importante, es el Plan de Actuación que propone para su restauración integral, elemento a elemento, detalle a detalle. Era lo que hoy se denomina “hoja de ruta”, que ya hace una década tenía que haber comenzado a realizarse. Sin embargo, el único aspecto destacable es que alguna de las pequeñas restauraciones realizadas con posterioridad en la muralla han seguido lo establecido por el Plan si bien se trata de actuaciones aisladas, motivadas por la urgencia o la presión política y social. Los diversos técnicos consultados en este reportaje, tanto a nivel regional, como provincial y local coinciden en señalar que “la Muralla necesita una intervención global urgente, pero eso es una decisión política, no técnica. El resto es y seguirá siendo parchear”. Tremendamente revelador.
La enmienda de UPL
El debate político parece, siglos después, abierto. Entre las enmiendas presentadas por UPL al presupuesto de la Junta de Castilla y León destaca la referida al Plan Director de las Murallas de Astorga, al que pide que se dote con 200.000 euros. UPL reclama que se aplique la propuesta presentada en 2012 por el PP, consistente en integrar en el proyecto del PGOU, que está actualmente elaborándose, los documentos del Plan Director de la Muralla de Astorga.
Además, UPL exige al Ayuntamiento de Astorga que cumpla con sus competencias de “policía” (así se denomina en la legislación de Régimen Local) en el sentido de vigilar el estado de las murallas, redactando los informes técnicos necesarios para elevarlos a los propietarios (Subdelegación del Gobierno) y a la Administración con competencias de Patrimonio (Junta de Castilla y León), y procediendo al vallado de las zonas peligrosas de la muralla.
UPL propone al Ayuntamiento de Astorga que solicite de la Junta y de la Subdelegación no solo la reparación de los muros que han sufrido derrumbes y serias humedades, sino también que se incluya en el Plan Director de las Murallas la reparación y puesta en valor de los fragmentos de murallas romanas y medievales descubiertos recientemente en el solar de la Casa Panero, propiedad municipal.
El monumento olvidado
La Muralla de Astorga es uno de los cinco puntales sobre los que se asienta el atractivo de la ciudad. El resto son su pasado romano; el legado de la Iglesia con la Catedral y el Palacio Episcopal; el Museo del Chocolate y lo relativo al sector de los dulces y la pastelería -mantecadas-; y la Astorga literaria, con la casa de los Panero y su herencia, completada con la obra de Concha Espina, Luengo, Gullón… Pero el Monumento Nacional no ha tenido hasta el momento el mismo apoyo que el resto, quizá porque su aparente solidez haga pensar que va a durar “para siempre”.
Así lo explica el concejal del PP e historiador Arsenio García Fuertes. “La actuación del anterior alcalde Perandones en el Parque del Aljibe fue muy acertada, pero no tuvo continuidad. Además, ha habido ciertas intervenciones muy desafortunadas, como la construcción de la nueva Comisaría encima del muro de contención de la Muralla, que tal vez no la dañe pero que desde luego rompe su continuidad, su visión”, afirma. En opinión de García, el “desatino final” fue que la Comisión de Patrimonio de la Junta de Castilla y León autorizara que la ampliación del Teatro Gullón se construyera directamente encima de la Muralla.
El PP propone una estrategia municipal consensuada, que trascienda colores políticos y legislaturas
El PP, si bien no ha llevado el tema de la Muralla a las Cortes sí lo ha llevado en su programa electoral local. García Fuertes, concejal experto en Cultura e Historia además de presidente del PP en Astorga, propone un Plan municipal consensuado por los todos los grupos, que trascienda los colores políticos y las legislaturas para que, gobierne quien gobierne, su ejecución, a largo plazo, no cese. El ideal es, en su opinión, el realizado en Zamora o en Plasencia. En Zamora, gracias al mismo, se han recuperado ya 150 metros de muralla.
Las bases de este Plan estarían en la consignación de una cantidad fija en el Presupuesto municipal para hacer frente a posibles compras de pequeños tramos privados, si bien, en primera instancia, opina que se debe proceder a la realización de permutas o intercambios de aprovechamientos urbanísticos, tal y como sucedió con el Parque del Aljibe y que recoge la vieja idea de los últimos tiempos del denominado “tardofranquismo local” y primeros años de Democracia. Ello no impediría el seguir reclamando la intervención y el apoyo constante de la Junta de Castilla y León y del Gobierno. Es decir, el Ayuntamiento lideraría el proceso con un Plan de Actuación, una estrategia que además trasmitiría a la sociedad astorgana para hacerla partícipe de la misma. Desde el PP no dudan que si hubiesen gobernado “este tema sería, junto al desarrollo económico de la ciudad, los dos asuntos principales de nuestro mandato”.
“Hay que vender la muralla como un capital de la ciudad. El turismo es importante en Astorga, y la recuperación de la muralla constituiría un valor añadido. En las décadas de los 90 y los 2000 se perdió la oportunidad de hacerlo con fondos estructurales, ya no se puede esperar más”, manifiesta el concejal.
El PAL reivindica a través de una original campaña
El segundo partido político que también encontramos que recordaba la Muralla en su Programa Electoral, con una mención expresa, es el Partido para la Autonomía de León, PAL, liderado por el concejal, Pablo Peyuca, quien explica que “nosotros definimos el 2013 como el Año de la Muralla, porque era un aviso para los partidos políticos, las instituciones y los ciudadanos de que no íbamos a consentir por más tiempo una situación así”. De hecho, el PAL viene reflejando desde hace tiempo en las redes sociales esta situación. “Sacamos fotos de los sitios más abandonados. De quejas de los vecinos. Intentamos concienciar a todos. Incluso la de los murallitos, esas edificaciones con su piedra”. La crítica del PAL se centra, a nivel local, en el PSOE, por sus décadas de gobierno en el Ayuntamiento, “durante las que ha estado abandonada, sin haberse preocupado de ella salvo en momentos muy puntuales”.
Hace semanas, Pablo Peyuca y sus dos compañeros de Corporación protagonizaron una campaña de envío de postales con fotos de las zonas más ruinosas o abandonadas -de las que se pueden ver, porque muchos tramos se encuentran ocultos sin control oficial alguno- a las administraciones públicas recordándolas sus responsabilidades. “No es una campaña contra el Ayuntamiento. Pero, la alcaldesa, en vez de unirse, nos critica. Nosotros lo que queremos es que la Muralla esté en boca de todos. De momento hemos conseguido que mucha gente diga: mira cómo tienen la muralla. La alcaldesa me llegó a reprochar que vamos contra el turismo que da de comer a buena parte de la ciudad, precisamente se ataca al turismo teniendo así el monumento con el que el turismo se podría mejorar, que una vez restaurado haría parar a mucha gente más, como sucede en Ávila, Lugo y otras ciudades”.
Al preguntarle sobre ese inicio de respeto a su perímetro iniciado en la última etapa de Juan José Alonso Perandones, dejando unos metros libres para lograr un paseo perimetral, nos explica que no fue una medida del todo eficaz porque no se limpia. “Hay muchas fincas que son un vertedero y no se puede permitir que nuestro mayor tesoro siga oculto. Hemos gastando muchos millones de las antiguas pesetas, incluso varios millones de euros en comprar harineras viejas, casas Panero y otras inversiones culturales a las que no se saca rentabilidad cuando hay algo más antiguo y lacerante para los que somos astorganos como es la Muralla”.
Pero si el PSOE local es “culpable” del abandono, el PP, para los leonesistas del PAL, no se sale de rositas. “No han puesto un euro. Ni Diputación, ni Junta de Castilla y León, ni Madrid. Incluso a las campañas a favor de la Muralla se oponen obedeciendo mansamente a sus jefes cuando tendrían que estar recordándoles lo que no hacen aquí”.
Nuevos agravios
Recientemente, en la Calle del Cristo, se derribó un pequeño edificio dejando, por enésima vez, descubierta la Muralla. El PP y el PAL estaban de acuerdo en comprar la propiedad, “pero la alcaldesa lo paró. Resultado: tapia en el solar y abandono total”, dice Peyuca. Precisamente esa “falta de visión de futuro, de compromiso para otras generaciones posteriores” es lo que desde el PP y el PAL se reclama. Tanto García Fuertes como Peyuca están de acuerdo en que, otro ejemplo, el antiguo Gullón o nuevo Teatro Municipal, es otro equívoco por un interés cortoplacista. “Nos acusaban de poner en peligro la inversión para el nuevo Teatro municipal, pero lo cierto es que nace sin posibilidad de aparcamiento. Algo inaudito para el siglo XXI. Destrozando además los restos de la Basílica romana y primera Iglesia Cristiana en Astorga aparecidos a pocos metros del subsuelo. Destrozando la Muralla y asentando el fondo del teatro sobre ella para poder tener más tamaño, cerrando además la posibilidad de paso por encima del monumento en años futuros. Y para colmo, no respetando lo que un movimiento ciudadano totalmente apolítico logró que se aprobara, esto es, un recubierto acorde al entorno con saeteras en las ventanas, piedra en la parte trasera que no rompiese el impacto visual del perímetro amurallado desde la Vega del Tuerto y la Carretera de León. Todo un nuevo despropósito”.
La alcaldesa reclama ayuda de la Junta y el Gobierno
La alcaldesa de Astorga, Victorina Alonso, afirma que el Ayuntamiento no descuida la Muralla y que así lo ha demostrado cuando ha habido que realizar intervenciones de urgencia, como la del Cubo de la Burraca. Otra cosa es su restauración y recuperación global, que entiende que compete a la Junta de Castilla y León y al Gobierno. “Nuestro presupuesto no nos permite realizar ese tipo de intervención”, indica.
Una pequeña luz de esperanza es la actuación llevada a cabo por el arquitecto Javier Pérez, en el plano técnico, en las obras del nuevo Cuartel de la Policía Local en el anterior Colegio Leopoldo Panero financiadas por la Junta de Castilla y León. Allí se ha cumplido la normativa a rajatabla dejando la Muralla intacta en su parte trasera, pero también libre para un futuro paso público por donde cabría hasta un vehículo pequeño. Justo lo que los ciudadanos y el PP y PAL reclaman en sus programas electorales: “recuperar la Muralla y disfrutar de ella, además de un reclamo-valor de atracción turística”.
Ejemplos de “rescates” monumentales
Y mientras los partidos políticos no se ponen de acuerdo, o las administraciones se lavan las manos, murallas tardomedievales menos importantes por su estado o antigüedad, como las de León capital, cuentan con subvenciones y actuaciones todos los años; las de Astorga, sin que nadie con poder real las defienda, desaparecen lentamente.