El anuncio del Parque Comarcal de Bomberos de la Diputación de León para los terrenos de la propia institución entre la vieja N-VI, la N-120 y la A6 en Celada de la Vega, ayuntamiento de San Justo de la Vega es una decisión valiente y ejemplar a la vez. Valiente porque en los primeros tiempos de la democracia los tiras y aflojas de ambas cabeceras comarcales, Astorga y La Bañeza, lo único que consiguieron es que el ministro de Sanidad ucedista y leonés, Manuel Núñez Pérez, saliese trasquilado y no tomase decisión para no inclinarse por ninguno de sus paisanos. El hospital comarcal se perdió para siempre. Ahora lo que se estila son los centros de salud con especialidades y cirujía menor. Que por cierto, seguimos esperando de la Consejería de Sanidad de la Junta de Castilla y León.
Con los servicios contra los fuegos estábamos llamados a cometer el mismo error: ni para tí, ni para mí. Y mientras en La Bañeza los movimientos eran de concentración de alcaldes, manifiestos y gestiones casi retransmitidas en directo; en Astorga, su nuevo alcalde, el popular Arsenio García optó por imponer su estilo frente a toda presión.
Hemos sido testigos de que en sus filas se pedía árnica a la Diputación, fiereza ante los medios de comunicación y una actitud de pulso entre alcaldes y localidades que no conducen a nada más que a la separación. Arsenio García siempre con la mano tendida al alcalde Palazuelo optó por las reuniones y conversaciones donde el respeto y dejar hacer a los técnicos era premisa principal.
Y Diputación no optó ni por La Bañeza, ni por Astorga, ni tan siquiera por Riego de la Vega que en las últimas semanas volvía a mostrarse como la tercera vía y así seguir creciendo a costa de las cuitas locales. La Diputación optó por unos terrenos donde el cruce de carreteras le sale más ventajoso y son de su propiedad cumpliendo todos los requisitos pedidos. Que es casi en la Bimilenaria, sí. Pero la opción de Astorga pasaba por los terrenos de la Diputación cerca de la Plaza de Toros. Y esa no fue la decisión. Tampoco es una decisión salomónica, pero es lo más parecido que al presidente Majo y compañía les podía casar y cumplir con el brete.
Una población con bomberos, por ejemplo, es una ciudad donde una empresa o un polígono industrial cuenta con más garantías de seguridad que si los tiene alejados de allí. Una dotación de trabajadores son unos sueldos más que se triplican por la propia inercia económica. Las ventajas, en fin…son muchas. Y Astorga, debería acostarse esta noche pensando en que tiene en su alcalde una persona tranquila, culta, dialogante y cabal; por mucho que viejos cargos no asuman su relevo, por más que se haya colado en la oposición municipal personajes que nada tienen que ver con la Astorga real y a pesar de que algún medio local o provincial jueguen al chantaje que antes sí funcionaba en la Casona. Pero el del bastón es de los de trabajar y callar sin ruido. Hoy una gran muestra de ello.
No veo por ningun lado la relación entre la ubicación final del parque de bomberos y la acción política que a tal efecto haya podido llevar a cabo el señor alcalde. Parece claro que el criterio económico (los terrenos son propiedad de diputación) y sobre todo el criterio operativo (la ubicación en la conexion de la A6 y la N120) son los que han inclinado finalmente la balanza hacia este punto. De hecho me parece una incompetencia el no haber resaltado mas estos dos aspectos a la hora de defender los intereses de la ciudad (y de todas las zonas afectadas). Si por un casual hubiese triunfado el modelo reivindicativo de movilización de la bañeza ahora nos estariamos lamentando. Cierto, la politica es tambien trabajo en silencio pero cuando tienes una carta ganadora y no sabes venderla podria pensarse que la politica no es lo tuyo.