La S.A.I. Catedral de Astorga acogerá este domingo a las 12.00 horas una misa de Acción de Gracias para presentar a los fieles y agradecer con la oración la declaración del martirio para la beatificación de las tres enfermeras laicas Mª Pilar Gullón, Octavia Iglesias y Olga Pérez-Monteserín. La solemne Eucaristía será presidida por el arzobispo metropolitano de Oviedo y concelebrada por el administrador Diocesano de Astorga – Sede Vacante y varios sacerdotes diocesanos.
Las tres laicas de Astorga fueron martirizadas en 1936 durante la persecución religiosa en España, que fue autorizada por el Papa Francisco el pasado 11 de junio en Roma para ser promulgada por la Congregación para las Causas de los Santos.
Esta celebración antecede en el tiempo a la ceremonia de beatificación de las tres mártires que tendrá lugar en la Catedral de Astorga cuando la diócesis astorgano tenga un nuevo obispo, el cual, tras tomar posesión, se pondrá en contacto con la Congregación para las Causas de los Santos en Roma, para fijar la fecha definitiva del acontecimiento.
En la Misa de Acción de Acción de Gracias, en la que estarán presentes la Postuladora de la causa de beatificación y la Fundación “Enfermeras Mártires de Astorga”, se leerá solemnemente el Decretum Super Martirio de las tres mártires laicas, enfermeras de la Cruz Roja, procedentes de Astorga que “murieron por su fe”, en la localidad astutiana de Pola de Somiedo. Como se afirma en tal Decreto “estas siervas de Dios constituyen un fúlgido ejemplo del ejercicio de las virtudes, especialmente de aquellas laicales, al punto que el martirio llegó a coronar su existencia. en efecto, sea antes que después de ser asesinadas, habían llevado una vida de servicio y de trabajo pastoral, distinguiéndose en la oración, generosidad, sencillez y coherencia”.
El martirio de las tres enfermeras astorganas
Poco después de iniciada la sublevación del 18 de julio de 1936, en las principales ciudades de la región se iniciaron cursos acelerados de enfermería para cubrir puestos en el frente. En Astorga, la congregación de las Hermanas de María entrenaba enfermeras voluntarias, debido a la escasez de enfermeras matriculadas. Tres mujeres astorganas, Pilar Gullón de 25 años -residente en Madrid, pero sorprendida por el inicio de la guerra en Astorga-, Octavia Iglesias Blanco, de 41 y la joven Olga P. Monteserín Núñez, de 23, se contaron entre las primeras en condiciones de ejercer su trabajo en el frente.
A principios de octubre de 1936 Pilar, Octavia y Olga fueron enviadas un puesto sanitario ubicado en Somiedo, en la zona de montaña limítrofe entre León y Asturias, cerca del frente. El 27 de octubre, milicias locales realizaron un ataque en el que fueron asesinados los oficiales al mando, el médico y el capellán, así como los catorce heridos que recibían allí atención sanitaria. Las enfermeras fueron apresadas y pasaron la noche en cautiverio en Pola de Somiedo, en las barracas donde se alojaban los milicianos, quienes abusaron reiteradamente de ellas.
En la mañana del 28 de octubre de 1936 varias milicianas se ofrecieron como voluntarias para fusilar a las prisioneras. Tras negarse a renegar de la fe, las despojaron de toda su ropa, y las llevaron arrastradas a un prado donde hacia el mediodía las ataron y las fusilaron, repartiéndose después sus ropas. Por la tarde vejaron los cuerpos hasta que en la noche fueron sepultadas en la fosa común, que fueron obligados a cavar dos prisioneros también ejecutados luego.
Una vez terminada la guerra en el norte de España, a principios de 1938 fueron repatriados los restos de Olga, Octavia y Pilar a Astorga, en cuya Catedral fueron depositados con todos los honores en tres nichos. En 2006, descendientes de Pilar Gullón, en nombre de la fundación Enfermeras Mártires de Somiedo, pidieron a las autoridades eclesiásticas iniciar el proceso de beatificación.
Todo bajo la “legitimidad” de la república.