Astorga, sabor a chocolate

Un recorrido por la historia de la ciudad a través de uno de sus más dulces productos

Este sábado los primeros turistas pudieron disfrutar de una cata entre chocolate y vino como parte de la ruta que estará todo el mes de febrero
Cata de chocolate y vino celebrada durante el primer fin de semana de ‘Astorga, sabor a Chocolate’. / CCU

Este sábado comienza la ruta “Astorga sabor a Chocolate”, un recorrido organizado por la concejalía de Turismo por el pasado y el presente de la ciudad a través de uno de sus productos más dulces, el chocolate. Visitantes de León, Valladolid, México y la asociación española ONCE visitaron esta mañana las instalaciones del Museo del Chocolate y pudieron degustar los perfectos maridajes entre el producto astorgano y vinos del Bierzo.

Todo comienza en el hall principal, donde Magín Rubio y su esposa, Pepita, nos reciben desde las escaleras. Con un diálogo propio de los matrimonios, nos transportan a principios del siglo XX, exactamente a 1912, fecha en la que se inaugura el palacete modernista, obra de Eznarriaga, donde nos encontramos. Elena, nuestra guía, auxiliar de cultura, nos lleva por las diferentes salas que componen la exhibición y nos explica de una forma muy sencilla y visual los orígenes del chocolate y la industria chocolatera en Astorga.

Magín Rubio y su esposa Pepita.

Una amplia muestra de maquinaria nos transporta a los primeros años de la llegada del cacao a España, y cómo la arriería maragata expandió el consumo de chocolate en Astorga. Nos dirigimos de una sala a otra deteniéndonos a disfrutar de los cromos que regalaban con las tabletas de chocolate, y la nostalgia se apodera de los españoles de una cierta edad (más de 25 años) con los típicos cigarrillos de chocolate. ¿Quién no se sintió “mayor” alguna vez sosteniendo uno? Ahora desaparecidos, nos evocan muchos recuerdos de la infancia.

Subimos por una escalera adornada por la serpiente emplumada azteca Quetzalcóatl, “muchos piensan que es un dragón chino”, cuenta riendo Elena. Llegamos a una sala donde la nostalgia, el asombro y el entusiasmo juegan un importante papel. Las paredes están forradas con cromos antiguos que regalaban con las tabletas de chocolate. Elena nos deja escuchar una antigua sintonía radiofónica de los chocolates “Los magos” de León, que arranca sonrisas en todos nosotros cuando termina.

En la planta alta recordamos a algunos de los maestros chocolateros más destacados de Astorga, “no podríamos recordar a los 400 chocolateros que forman parte de la historia de la ciudad, pero tenemos aquí a los más representativos”, nos explica Elena. Cuando terminamos la visita nos dejan diez minutos para detenernos en las salas que más hayan llamado nuestra atención.

Una explosión de sabor

La visita de “Astorga sabor a Chocolate” continúa con una cata que marida chocolates Peñín con vinos de la bodega Cobertizo del Bierzo. “¿Quién iba a decir que los chocolates y los vinos casaran tan bien?”, pregunta uno de los visitantes. Nos ofrecen tres tipos diferentes de chocolate para maridar con cuatro vinos diferentes. “Teníamos previsto ofrecer tres sugerencias, pero bodegas Cobertizo ha decidido regalar una copa de un vino diferente”, explica Jacinto Peñín.

Nos sentamos en mesas alargadas con varias copas vacías delante nuestro y lenguas hechas a partir de chocolates diferentes. Comenzamos probando un chocolate de Santo Tomé negro con notas de frutos amarillos como el melocotón o albaricoque maridado con un vino joven 100% Mencía a partir de viñas de 35-40 años. La experiencia nos sorprende a todos los presentes porque experimentamos cómo se potencia el sabor del chocolate y del vino al casar en la boca.

Las sonrisas de los presentes reflejan la experiencia mientras Peñín y el enólogo Javier Coada nos explican las características de ambos productos. Siguiendo con el chocolate de Santo Tomé acompañamos un vino también joven 100% Mencía con cepas de más de 80 años hecho de forma artesanal. En este caso la experiencia es diferente, y chocolate y vino se mezclan en nuestras papilas gustativas.

Pasamos a degustar chocolate de Tanzania con un vino tinto Crianza del 2012, y tanto chocolate como vino tienen sabores muy potentes que podemos percibir claramente. Tenemos los sentidos más agudizados que nunca cuando llega la última cata, chocolate blanco con aromas naturales de naranja, junto a un vino blanco ácido que se convirtieron en mi maridaje preferido. El dulce y el ácido casan perfectamente y nos dejaron a todos con ganas de más.

Esta tarde continúa la ruta “Astorga sabor a Chocolate” con la visita al Centro de Interpretación del Cacao, y mañana los turistas podrán disfrutar de la visita a una fábrica artesanal donde podrán ver cómo se convierte el cacao en chocolate.

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