Cuando por las calles de nuestros pueblos nos encontramos con una mujer, nos fijamos sin más en su aspecto exterior, en su “envoltura”; intentamos aproximar su edad, si su gesto es amable o huraño, si pasea o lleva prisa… y, los más frívolos, juzgan hasta si viste a la moda…
Nadie se para a pensar todo lo que ha hecho a lo largo de su existencia como hija, esposa, madre, vecina… las trabas que ha tenido que superar, las barreras que ha tenido que saltar o rodear todos y cada uno de sus días para poder estar en ese lugar y momento. Sin embargo, cada mujer tilenense con la que nos cruzamos, por pequeña que nos parezca, es “grande”, muy grande como ser humano, irrepetible, única,… maestra en sus quehaceres y doctora en experiencias y merece atención.
Por estos lugares al solano y abeséo del Teleno han caminado, caminan y caminarán:
- Las mayores, que se afanan en plantar sus huertos cada primavera, en que florezcan sus jardines,… preocupadas porque las gallinas pongan, porque sus nietos merienden, porque llegue el médico para hacer las recetas del mes, porque llueve o no llueve, cavilando qué comida harán el domingo que vienen los hijos,… Nos pasan al lado mujeres auténticas que, a diario, dan lo mejor de sí mismas a pesar de los atolladeros que esquivan, con paciencia infinita y mucha pericia, desde que les salieron los dientes. Resignación es su consigna y laboriosidad su escudo frente a los avatares de la vida. Disponibles, 24 horas, 365 jornadas al año, para arrimar el hombro donde y cuando se necesita; siempre discretas, en segundo plano, imprescindibles pero invisibles… desempeñando, ni más ni menos, el papel que las asignaron.
- Las más jóvenes igual de valerosas, pero inconformistas con cualquier corsé marcado por la tradición. Tienen idénticas metas y aspiraciones que cualquier otra mujer contemporánea, aunque saben que en su camino tropezarán con más piedras por afincarse en un pueblo. Son modernas, activas, formadas, con unas ganas envidiables de transformar su entorno y salir del anonimato social, laboral, cultural, … Son pocas en número; pero, por ventura, “cunden” por su calidad. Paso a paso, más y mejor, dejan sentir su presencia y ocupan su papel en la comunidad rural; han sabido reinventarse sin depender de una figura masculina y plantarle cara a la brecha que separa su mundo de las ciudades. Su importancia como agentes de cambio es indiscutible y, sin duda, dejarán una importante huella. Unas trabajan en el sector primario, consiguiendo regir sus propias explotaciones o tener la titularidad compartida. Otras, son empresarias industriales, dueñas de sus propios negocios dentro de un variopinto catálogo de actividades: turismo, agroalimentación, servicios asistenciales, profesiones liberales, … Algunas, ni siquiera se han planteado ejercer de mujer fuera de casa, la verdad es que no es poca esa carga… Aunque, todas, unas y otras, están siendo capaces de construir una sólida trama socioeconómica que permitirá aprovechar al máximo los innumerables recursos que existen, crear riqueza, empleo, equilibrio cívico, igualdad y desterrar del pensamiento lo que se pierden viviendo en un pueblo para sustituirlo por una larga lista de lo que ganan viviendo en él.
A pesar de todo, a las de ayer y a las de hoy, no las separa nada, ni las diferencias generacionales ni siquiera la mole de la Sierra. Al revés, a las mujeres de uno y otro lado, a las del siglo pasado y a las “milennials”, las une su incondicional amor al terruño, una raigambre fraguada a lo largo de siglos de historia, compartiendo luchas, a veces risas y otras frustraciones y sinsabores. Unas y otras son verdaderas NI-NI: las veteranas, NI se rinden, NI se quejan y, las que recogen su relevo, NI se conforman con un papel secundario NI mendigan el puesto que merecen en la sociedad. Si ambas suman su esfuerzo y cooperan, pueden mover hasta el Teleno de sitio… Sólo es cuestión de proponérselo, porque sobran redaños para hacerlo.
Por eso, y por infinidad de razones más, el Grupo de Acción Local ha querido rendirles un homenaje. A ellas, pilares de las comarcas de La Cabrera, La Maragatería y Las Vegas, tejedoras de su cotidianidad, guardianas de su patrimonio, garantes de su mañana, … Es de justicia que los nombres de quienes llevan demasiado tiempo sin ser vistas ni oídas, al menos una vez al año, aparezcan escritos en los titulares y sus voces se escuchen alto y claro, porque marcan nuestros destinos y los del territorio. Se ha instaurado, así, un galardón oficial, un sencillo pero sincero premio a las Mujeres Tilenenses de cualquier generación, a unas Mujeres Rurales, Aunque Sobradamente Preparadas. Una distinción que, sin la menor duda, merecen todas.
Se presentaron varias candidaturas, pero, era necesario decidir y han sido los propios tilenenses quienes lo han hecho a través de una votación abierta.
A las cuatro representantes electas de las Mujeres RASP de esta primera edición 2022, las conocemos, si no por su nombre, sí por sus méritos porque son brillantes ejemplos de lo que son las Mujeres Tilenenses:
- Conocemos a las agricultoras, ganaderas y silvicultoras, que nada tienen que envidiar a los hombres en ejercer cualquier tarea porque, donde no llega la fuerza, sobrepasa la maña… y, entre ellas, está Raquel Dávila Alonso, apicultora profesional, en constante formación y aprendizaje como debe de ser para que los productos alcancen excelencia en el mercado.
- Conocemos a las que han abierto puertas, muy pesadas y “bien trancadas”, para entrar y mantenerse con éxito en el mundo empresarial. Las emprendedoras que, como Carmen Arce Prieto, compaginan la gestión, la dirección del personal, los suministros,… y subir y bajar del andamio, con la familia, sin renunciar a sus aficiones.
- Conocemos a las que no les han dolido prendas para ponerse al frente de una Corporación. Rigiendo con paciencia y sabiduría un Ayuntamiento, una Junta Vecinal. Pensando siempre en el bienestar de sus vecinos y el resto de los tilenenses, regalando tiempo, perdiendo dinero y, por desgracia, ganado sólo quebraderos de cabeza y algún que otro enemigo… Cualquiera se echaría atrás ante semejante panorama; pero, no Yolanda Rodríguez Blanco.
- Conocemos a las que con una sonrisa y mucha determinación van hablando alto y claro de “lo nuestro”, de lo bueno y de lo malo, para que su mensaje amable y poético, aunque contundente, llegue a los diferentes foros y cale hondo. Una de ellas es MariPaz Martínez Alonso.
Por distintos motivos; pero, son cuatro mujeres de bandera. Sin embargo; lo más importante no es que Raquel, Carmen, Yolana y MariPaz, reciban un premio como representantes de todas las tilenenses; sino que, estamos seguros de que mientras quede una sola mujer en esta tierra que se parezca un poco a ellas, nadie podrá decir que está “vaciada”. Montañas del Teleno, estará llena de ingenio, valor, tesón, … porque habrá alguien que siga produciendo, creando, cuidando y hablando de NOSOTR@S.