Hablaba Leonor de un sapo que subía una montaña, y que casi llegando arriba echo a correr , pero tropezó y cayó rodando.
También hablo de un lago , donde los avispados dueños de unos cochinos , colocaron sobre el agua los rabos para cuando tirasen los Ladrones no hubiese cerdos sumergidos si no las colas flotando.
Y la astucia del lobo que sabe bien atacar al rebaño .
Contó de la guerra y los años después ,y con el alma encogida dijo ,que un gato muerto de hambre comió la lengua a un niño.
O cuando llego la fotografía del marido muerto y mutilado de la señora Asunción, para su reconocimiento y recuerdo de aquel héroe de guerra que no conocería el hijo que tuvo.
Y se quedaba callada recordando, no salió de su garganta El hambre ni el horror , quedó callada!! entrelazando sus manos mirando al vacío entre rezos mudos y dolor.
Pero también contó el cuento de la zorra a la niña , que la mira riendo!!, abuela dime lo de la zorra y los pollos otra vez y así hasta un buen rato .
Tras el buen rato la niña se marcha ,volviendo la cabeza mirándola mientras sale por la puerta , Abuela!! mañana vuelvo ,espérame , no vayas a marchar !!
Calzó sus galochas , mientras anuda bien el pañuelo al cuello.
Tocan al rosario, Leonor camina despacio con pasos lentos y cuidadosos hasta la iglesia entre el barro , lleva mantón negro que cubre su cabeza , y en su mano empuña el bastón ,tentando los charcos.
Volverán por las noches a su cabeza los cuentos y la posguerra , y las cartas guardadas en el cajón que leerá mil veces como mil eternos recuerdos alzando hasta su garganta la tristeza ,y hará retales con ella ,que coserá a media luz con puntadas de plata y delicada inocencia, un delantal de cuadros o flores con aroma a frágil primavera.
Isasy Cadierno
Precioso escrito.