Para ser los primeros Presupuestos Generales del Estado de Pedro Sánchez a la cabeza del Gobierno de España, le ha salido un churro extensible o acortado, según el lugar del país donde se resida. Lo mismo las cifras se aumentan como disminuyen de un día para otro y así no hay quien se entienda.
Primero fueron las filtraciones sobre temas anunciados y candentes dentro de la opinión pública de cada zona. En unos se chafaba lo anunciado -como en la Ciuden del Bierzo- y en otros la lluvia de millones crecían, ejemplo la Confederación Hidrográfica del Duero. De las prometidas autovías y otras infraestructuras se quedaba una o dos cosas absorbiendo el dinero de todo lo demás.
Pero quizás, para arreglar el desaguisado de presentación de presupuestos, los líderes provinciales del PSOE al día siguiente saltan a sus respectivas palestras para anunciar bondades y el milagro de los panes y los peces a sus parroquianos.
Sin embargo, aquí en Castilla y León, la delegada del Gobierno, Virginia Barcones, toma las riendas y da las cifras exactas, según ella, y los más de 400 millones de euros que tendrá finalmente la región. Otra versión más.
Al final, ni empresarios, ni sindicatos, ni alcaldes, ni autoridades regionales… nadie. Salvo los socialistas que hacen de tripas corazón. Nadie queda contento. Eso por no meterse en el complicado mundo de las comparaciones por comunidades autónomas donde Cataluña parece haber ganado su pulso al resto de España.
De nada sirve anunciar unos presupuestos que luego puede que no se ejecuten, o que se diga que no dio tiempo o se acabó el dinero. Como de nada sirve no anunciar cosas que no están en las necesidades y prioridades de la opinión pública.
El Gobierno no sólo ha cometido grandes fallos en materia de comunicación, sino también en las cuentas que parecen de plastilina según a quien se escuche
ABC