Presupuestos

Toda la clase política berciana, buena, casi toda, menos el PP, claro está, ha saltado como un resorte por la marginación que supone para El Bierzo el proyecto de presupuestos de la Junta de Castilla y León para el año 2016. Ponferrada ni aparece en los presupuestos territorializados y para el resto de la comarca, tan sólo  cuatro millones de euros. De confirmarse este borrador, El Bierzo sufriría una importante discriminación económica, sobre todo, en un momento clave en el que desde el Gobierno central y desde La Junta se insiste en que la economía mejora a niveles generales y que desde las distintas administraciones se va a aplicar una política más expansiva y menos restrictiva.

Los populares bercianos han quedado colgados de la brocha, sin argumentos válidos ni creíbles para justificar las intenciones del gobierno que preside Herrera, quien, hasta ahora era considerado el amigo de la alcaldesa, la popular Gloria Merayo. Esta situación está siendo hábilmente utilizada en plena precampaña electoral para las generales por la oposición y, aunque no se deberían mezclar churras y merinas, toda ocasión es buena para criticar al PP y, sobre todo, su falta de coherencia y consideración política y económica hacia El Bierzo.

La situación berciana contrasta con el discurso triunfalista exhibido en la capital leonesa por el alcalde, procurador y alto cargo orgánico del PP, Antonio Silván, quien no ha dudado en calificar de históricos los presupuestos de la Junta para la provincia leonesa y anunciar que León es la  primera provincia de la Comunidad con  mayor dotación económica a cargo de los citados presupuestos. Pues será del Manzanal para el Órbigo porque lo que es hacia el Sil no es así. Y Silván debería recordar que no es sólo el alcalde de León, que no es poco, sino que también es procurador que representa a toda la provincia y cargo orgánico de su partido a nivel regional; es decir, cuando habla a nivel general también lo hace en representación de El Bierzo, por lo que, en este caso, no puede exhibir ningún tipo de triunfalismo sino todo lo contrario.

Compatibilizar la responsabilidad de alcalde de una ciudad importante con otros cargos lleva inexorablemente a la contradicción y a la esquizofrenia política. Y el caso de Silván es manifiesto y está condenado a quedar mal, a la larga, bien con los leoneses de la capital o con algunas de las importantes localidades de la provincia. Y seguramente su prioridad política será de la de atender primero a sus convecinos y, luego, al resto de los leoneses, que se convierten automáticamente en leoneses de segunda. Al final, El Bierzo tiene un valedor menos de sus intereses en Valladolid, así de claro.

Y, por si fuera poco, esta marginación presupuestaria llega en el peor momento para el estado anímico de los bercianos en general, derivado de las contradicciones internas en el PP en la defensa del carbón nacional. No es de extrañar que en el PP de El Bierzo estén totalmente a la defensiva ante las decisiones del Gobierno central y de la Junta, que tanto perjudican a la economía local y comarcal. Para muchos bercianos ya no basta con el paripé verbal de Herrera rasgándose las vestiduras cada vez que desde Madrid se da una tuerca más hacia la desaparición del carbón como actividad económica; ya es necesario pasar de las musas al teatro, es decir pasar a la acción con hechos y presupuestos constantes y sonantes.

 

 

 

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