El acusado de matar a la peregrina norteamericana Denise Pikka en abril de 2015 se negó a contestar a las preguntas planteadas por la fiscal y la acusación particular en el juicio que se celebra en la Audiencia Provincial de León. Miguel Ángel Muñoz hizo uso de su derecho a no declarar y se limitó a escuchar la lectura del cuestionario que ambos tenían preparado. La fiscal del caso calificó de “contradicción” su silencio.
Decenas de preguntas quedaron sin respuesta y ni siquiera aceptó contestar a su letrado, quien reclamó que también se aportase al jurado la primera declaración, en la que se declaró inocente antes de confesar el crimen en una segunda y conducir a los policías hasta el lugar donde estaba el cadáver. También se incluirá una tercera declaración que prestó el acusado.
Entre las múltiples cuestiones planteadas, la acusación particular le preguntaba si tiene alguna facultad sensorial que le permita adivinar dónde se encuentran las personas o los objetos, en alusión a los detalles que ofreció en su día sobre la localización de la víctima y la mochila que portaba.
Las acusación particular interpretó el silencio como una forma de evitar perjudicarse a sí mismo. De haber declarado, señalaron, “hubiera podido pasar de todo. El único que puede contar su versión es él. Si hubiera declarado, incluso podría haber reconocido los hechos, derrumbarse como ya ocurrió, o contradecirse, casi con total seguridad, pero han optado por esta estrategia”.
Muy distinta es la opinión del letrado que le asiste. Señaló que sí tenía, en principio, intención de declarar y de contar que es inocente y reiteró que su cliente, de quien dice que padece una patología psiquiátrica, “no estaba en condiciones” y relató que este lunes le sacaron de la prisión a las siete de la mañana, a la que volvió a las cuatro y media de la tarde. “Psicológicamente hoy no estaba en condiciones de sentarse a someterse a un interrogatorio de dos horas, no sé qué hubiera pasado si declara”, añadió.
Preguntado sobre las dudas que plantea sobre alguna de las pruebas y si la Policía podría necesitar “cubrir el expediente”, apuntó que “había que dotar de pruebas el asunto, había que encontrar a alguien”. “Si se demuestra que esa uña no estaba allí, quedaría claro que se inventó que allí estuvo el cadáver, aparte de otras historias que demostrarán que allí no estuvo nunca”, añadió respecto a la localización de ese resto de la víctima.
El magistrado presidente dio por concluida la sesión de este martes, bastante antes de lo previsto, recalcando que el silencio del acusado no implica que se declare culpable. El juicio se reanudará mañana con el inicio de la prueba testifical y la declaración de varios agentes policiales, entre ellos, uno que recogió muestras del cadáver y otro que asistió a la reconstrucción de los hechos.