Políticos perennes y caducos

Con la lluvia de podredumbre que tenemos sobre el país, se hace muy difícil no caer en la demagogia, si nos sumamos con razón a la necesidad de una limpieza exhaustiva de los ladrones del bosque político, que no nos dejan ver los árboles. Y todavía hay muchos árboles en el servicio público de la política, que han crecido desde las bases, sin arrogancia, sin vicio, sin abonos artificiales y sin dejarse tentar por los cantos del silvicultor, que los regaba. Esos silvicultores de guante blanco, que prometían hojas perennes a naturalezas biológicas caducas. Las caducas, son las que caen del árbol cuando la estación es desfavorable y vuelven a renacer cuando las condiciones le son propias. Las perennes, se mantienen en el árbol durante todas las estaciones. Demasiadas similitudes entre los políticos que nos gobiernan, la biología, el otoño y las hojas caducas y perennes. ¡Como para hacer una tesis llena de ironía y metáfora!.

Esta misma mañana, comentábamos en nuestra redacción, cómo un caso de presunta corrupción, va tapando otro, y ese, otro…y otro más, que incrementa el rosario de escándalos que los ciudadanos, vamos engullendo sin tiempo para digerir. Casi mejor es, no pararse a pensar en todas las causas abiertas, que se han ido eclipsando unas con otras, mientras que a los que nos dedicamos a contar lo que pasa, tampoco nos da tiempo a preguntarnos ¿qué pasó con los otros escándalos?… ¿qué fue de…?…. ahí siguen, atascando juzgados con capacidad limitada y con una sensación de indefensión para el resto de la sociedad, que ya se encuentra estomagada con tanto chorizo como hay que tragar. No he podido resistir el comentario, con motivo de la nueva trama que entra en el banquillo corrupto de los que juegan en casa, y con ventaja.   En las manos de quien hace la trampa está la opción de poner freno a esta sangrante situación que lo único que consigue es dañar a toda la sociedad española, y meternos en la impenitente casilla de “mangantes y vagos”.

Afortunadamente todavía hay especies sanas en el bosque de la política, y en la justicia, en la empresa,…yo los he visto, los conozco y usted también…¡una lanza por su honestidad!. Hay personas y profesionales, anónimos que funcionan, y lo hacen con formación y honradez…, trabajan en nuestro ayuntamiento, en la diputación y hasta en el gobierno de la nación, del color político que sea, por muy complicado que ahora nos cueste creerlo y defenderlo. La política como la vida, siempre ha tenido sus estaciones: primavera, verano, otoño e invierno. La nueva trama púnica, da más categoría todavía a esa reflexión que dice: lo que una persona recibe sin trabajarlo…otra trabaja sin recibirlo.

Nos esperan unas elecciones municipales calientes, en las que los silvicultores de la cúpula están obligados a talar los árboles con raíces podridas e invasivas y a plantar especies que regeneren el bosque de nuestra democracia, más bien convertida de un tiempo a esta parte, en una selva peligrosa cada día más intrincada, donde sobrevive el más fuerte.

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