Javier Lostalé fue este viernes el primer invitado del nuevo ciclo de las ‘Tardes de Autor’ que organiza la concejalía de Cultura del ayuntamiento de Astorga. El periodista y escritor compartió con los presentes algunos de sus poemas y desgranó momentos de su vida.
Así, narró que empezó como poeta con la antología Espejo del amor y de la muerte en 1971, que escribió con Luis Alberto de Cuenca, Luis Antonio de Villena, Eduardo Calvo y Ramón Mayrata en una colección granadina “que pagamos nosotros”. Fue preparada por el novelista Antonio Prieto, con introducción de Vicente Aleixandre. En ese momento empezó la relación estrecha de Lostalé con el poeta, “durante siete años le visitaba casi una vez por semana e iba a su casa y hablaba con él”, explicó.
El 1976, Javier Lostalé publicó su primer poemario, Jimmy, Jimmy, “un trabajo muy autobiográfico, “como suelen ser los primeros libros”, según sus palabras. “Recuerdo que cuando lo escribí, hubo algún poema en el que casi lloré escribiéndolo. Cosa que cuando pasa el tiempo uno escribe casi con frialdad”, manifestó. Además, Lostalé habló del “curioso” título de esta obra, que según sus palabras no tiene un significado especial, sino que “surgió después de ver una película, una versión de la obra de teatro de John Osborne Mirando hacia atrás con ira, en la que el protagonista se llama Jaime o Jimmy‘”.
Después de publicar Figura en el paseo marítimo en 1981, Javier Lostalé tuvo un periodo de 15 años sin publicar, “porque tuve un trabajo frenético en la radio”. En dicho periodo no se dedicaba sólo al terreno cultural, sino también a la información política; “me dedicaba a cubrir las campañas de partidos políticos, el referéndum de la OTAN…”. La información parlamentaria hizo que desde el año 77 hasta el 81 no saliera prácticamente del Congreso, “porque era la etapa de la creación de la Constitución”.
En 1981, cuando se produjo el golpe de Estado, Javier no estaba en el Congreso. Aunque no publicó nada en esos años, sí que seguía escribiendo. Así, en 1995 publicó La rosa inclinada, y a partir de ese momento su trabajo fue más asiduo. La estación azul, en 2004, le valió un premio ‘Francisco de Quevedo’, otorgado por el ayuntamiento de Madrid, que ahora va a ser reeditado con tres textos inéditos.
Cuando el autor describió su relación con la poesía citó al leonés Antonio Colinas. “Más que un oficio es una forma de vivir, de ser y de estar en el mundo”. Además, indicó que cree que “el lenguaje, que es fundamental en la poesía, crea vida siempre. En cada poema que se escribe se crea una vida autónoma, que luego tiene que ver con tu propia vida, hasta cierto punto, pero es una creación de vida”.
De esta manera explica que cuando escribió todas las noches durante un año su poemario El pulso de las nubes, publicado en 2014, “viví durante ese año la historia de amor más intensa que he vivido nunca. Y era una historia de amor que sólo existía en el poema, no existía en la vida real, por eso cada noche, cuando terminaba de escribir y me acostaba solo, me daba cuenta de la diferencia que había entre lo que había escrito y mi propia vida”.
Para Javier Lostalé los poemas se relacionan con la experiencia vital propia, tanto del autor como del lector. “Los poemas son, no la vida vivida, sino la vida deseada y no vivida”, relató en la Casa Panero. “Se crea un lenguaje autónomo, se demuestra porque el propio poeta, una vez terminado el poema, lo lee al cabo de tres días y es ya diferente… No digamos ya para el lector, puede leerlo hoy a las 7 de la tarde y leerlo mañana y la recepción en su vida de ese poema es diferente en un periodo de unas cuantas horas”.
Así, según el escritor, cada persona imprime un sentimiento diferente a la hora de afrontar la poesía, “los poemas y el arte en general se miden por la emoción que producen, que puede ser también intelectual. Para que el poema cumpla su función, debe emocionar y conmovernos”. Finalmente, el también periodista procedió a leer algunos de sus poemas, entre ellos Pureza, uno de los temas que admite que siempre le ha preocupado: “no sólo la pureza del lenguaje, sino a lo que significa la palabra pureza. No es la renuncia sino que solo se puede llegar a la pureza después de haber llegado al fondo de la impureza”.