¿Es Podemos una secta?

Los manuales que se suelen estudiar en la rama de Periodismo llamada Comunicación Política, narran en la historia de la propaganda y la persuasión de forma muy profusa cómo funciona este brazo del poder, invisible en apariencia, pero tremendamente práctico a lo largo de la historia de los gobiernos de la humanidad. La Iglesia viene a presentarse como el paradigma de la perfección de temas tan diversos como la unidad de mensaje, su estructura de divulgación o hasta sus «agentes electorales» versus púlpitos dominicales. Pero si bien la Iglesia lo hace con fines de mantener vivo su credo y ampliarlo o incluso defenderse a lo largo del tiempo, existe en la historia de la propaganda política un fenómeno que ha bebido de esas fuentes eclesiásticas y que aún vive y colea en algunos puntos del planeta tierra: el comunismo.

En España, un brote de nueva política se nos ha colado entre los errores del sistema de democracia parlamentaria. Gracias a la egoísta actitud del capitalismo global, los fenómenos de corrupción y el desencanto que crea en la sociedad el paro, los populismos extremistas encuentran caldo de cultivo entre los electores. La religión del nuevo partido es el marxismo y sus ramificaciones dogmáticas. Es el opio para el pueblo. El cielo prometido es el vivir sin trabajar por mor de pagas para quien no produce, viviendas y servicios porque el Estado lo proporcionará. El demonio es el empresario y su cómplice el resto de partidos que no se someten a su credo. El amor fraternal es la falta de respeto básico a la naturaleza y al prójimo; recordemos la tribu y criar hijos mezclando los padres de la política catalana. El culto a Dios se vuelve al líder incuestionado. Las asambleas son eucaristías comunitarias. Las redes sociales son los salmos y rezos de repetición y adiestramiento hasta anular la individualidad…

Para ABC

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