El uso de las redes sociales está cada vez más generalizado, y sigue creciendo en todos los Estados miembros de la UE y en todos los segmentos de la población europea. Además, la gran mayoría de los europeos considera que las redes sociales pueden desempeñar un papel importante en la comunicación, la información y el debate sobre temas actuales, como la política.
La mitad de los europeos cree que las redes sociales son una forma moderna de estar al día de los asuntos políticos (50%), mientras que sólo una cuarta parte de ellos no está de acuerdo con esta afirmación (25%). La misma proporción de gente está de acuerdo en que las redes sociales son una buena manera de opinar sobre asuntos políticos, y que las redes sociales pueden hacer que la gente se interese más en temas políticos.
En España el grado de acuerdo es superior: el 59% está de acuerdo en que son una buena manera de opinar sobre asuntos políticos, el 58% cree que las redes sociales son una forma moderna de estar al día de los asuntos políticos, y el 57% que pueden hacer que la gente se interese más en estos temas.
La cuestión es saber que las redes sociales, como arma política, también están sometidas a la manipulación interesada, la tergivesación o, en su vertiente positiva, la difusión de ideas como elemento de libertad de expresión. La corrección del uso y abuso de las redes se está realizando lentamente con medidas judiciales basadas en penas punitivas que combaten la difamación, mentiras, insultos, atentados al derecho al honor, a la verdad… Sin embargo, la manipulación política propagandística queda a criterio exclusivo de los miembros de las redes que no saben que en muchos casos un perfil social político puede utilizarles sin pasar por el tamiz de un profesional de la comunicación con una mínima formación legal, deontológica y, claro está, periodística.