Desde primera hora de la mañana, el entorno del santuario de La Virgen del Camino recibió a las miles de personas que se congregaron para la Romería, y que un año más cumplieron la tradición para honrar a San Froilán, patrono de la Diócesis, en la festividad más tradicional de la ciudad, que contagia también a toda la provincia, con la participación de pendones y carros engalanados procedentes de diversas comarcas, que protagonizan una vistosa peregrinación.
Entre ellos, estuvó el recién recuperado pendón de Astorga que portaron las once personas que se comprometieron con el estandarte de la Bimilenaria.
El obispo, Julián López, presidió la eucaristía que dio paso a la tradicional ofrenda a la Virgen y no faltó el habitual desfile de fieles para tocar tres veces la nariz al santo, como manda la costubre. Los concurridos puestos de avellanas compartieron espacio con otros de productos típicos que degustaron muchos de los presentes. El tiempo acompañó a una jornada de celebración que cada año reúne a decenas de miles de personas y que, en el ámbito religioso, se cierra con una misa capitular en la catedral, por la tarde.
El santoral, señalan desde la Diócesis de León, anota que San Froilán nació en los arrabales de Lugo en el año 833 y que a los 18 años dejó la casa de sus padres para emprender vida de ermitaño, inicialmente en el Bierzo y más adelante en las montañas leonesas del Curueño. Impulsó el desarrollo de la vida monástica con iniciativas como la fundación en tierras zamoranas de los Monasterio de Tábara y Moreruela de Tábara, donde desempeña el oficio de abad.
En el año 900, vacante la sede episcopal legionense, el pueblo de León pide al Rey Alfonso III que le conceda por obispo al Abad Froilán y en el día de Pentecostés de ese año 900 Froilán es ordenado. En 905, tras un fecundo lustro de ejercicio episcopal, con dedicación especial a la reforma de los sacerdotes, monjas y seglares, fallece y es enterrado en la catedral y en el año 916 sus reliquias, por orden del Rey Ordoño II, son trasladas a la nueva seo. Parte de sus reliquias descasan a día de hoy bajo el altar mayor del primer templo diocesano.