Muchos, sobre todos los más pequeños no recuerdan las últimas fiestas en Oteruelo de la Valduerna. Es lógico pues desde los años 70 el pueblo no disfrutaba de un fin de semana en torno a la festividad de San Pedro. Hablaban de una “recuperación heroica”; gracias al empeño y buen hacer de los escasos vecinos han conseguido revivir las fiestas que durarán todo el fin de semana.
Mucho con muy poco
6 vecinos y diez habitantes. Con algunas casas más, abiertas en estos periodos estivales se ronda la cincuentena de almas en las calles de Oteruelo. No demasiados pero con mucho potencial y sobre todo ganas de hacer que el pueblo recupere su “vida”. Tres días de fiestas que iniciaron este viernes con actividades como los juegos tradicionales: Rana, Herradura y una tirada de bolos organizada para los más pequeños, el germen de las futuras generaciones que se encargarán de mantener las tradiciones de la zona.
Y como de tradiciones iba la cosa, para la noche se reservaba una pequeña sorpresa. Antaño, a las “mozas en edad de merecer” se les entregaba un ramo de guindal como símbolo del florecimiento de los frutos y en clara referencia a la fertilidad. La noche del viernes, al abrigo de una hoguera y tras una ronda musical por las calles de Oteruelo las mozas y las no tan mozas volvieron a recoger esos ramos mientras se disfrutaba de los pasodobles y de las jotas.
La ronda finalizó en la improvisada cantina donde continuó el baile la diversión y la confraternización de todos los vecinos.
Organizar unas fiestas no es fácil, y todo ello ha sido posible gracias al empeño de los habitantes de Oteruelo, de su Asociación Cultural (que cuenta con casi 120 miembros de todas partes de la comarca) y a la aportación económica de hasta 24 empresas maragatas y de algún particular. Tanto la Junta Vecinal como la Asociación comentan que “hubiesen agradecido algún tipo de apoyo desde el Ayuntamiento”, pero con ganas y esfuerzo se ha completado un fantástico programa para todo el fin de semana.
Concierto y chocolatada
Para este sábado el plato fuerte de las fiestas lo ponen los miembros del grupo de Rock Nipatí Nipamí, que actuarán durante la noche para el disfrute de todos los vecinos y visitantes. También a lo largo del día habrá tradicional ronda, una carrera ciclista para los más jóvenes y una exhibición de Karate por parte de miembros del Gimnasio Okinawa de Astorga.
El domingo amanecerá con la típica alborada y ronda con el tamboritero David Andrés. Misa y procesión y tirada de bolos por la tarde. A las nueve de la noche Oteruelo despedirá sus recién recuperadas fiestas con una gran chocolatada.
Una entrega por la recuperación de las tradiciones, pero sobre todo por la apuesta por la vida en los pueblos que en los últimos años sufren una despoblación muy significativa. Oteruelo, a tiro de piedra de Astorga, o como decía uno de sus vecinos, “está a una canción”, está en fiestas 40 años después.