Ofrenda a Santa Marta

Saludos.

Excmo. Y Reverendísimo Sr Obispo don Juan Antonio Menéndez

Muy Ilustres Señores canónigos, reverendo señor párroco de Santa Marta, Ilustres Sras. y Srs. Corporativos Municipales, Sr Coronel del Regimiento RALCA de guarnición en Astorga, Autoridades, feligreses y ciudadanos.

Saludamos hoy también a los amigos de Astorga y de su Ayuntamiento llegados de Argentina, EEUU y Madrid.

Querida patrona de Astorga, santa Marta, estamos hoy, un año más, desde el año 1745 en tiempos del buen rey Fernando VI de Borbón, cuando la Ciudad te proclamó su santa protectora

 

“Escucha lo que te mando: Esfuérzate y sé valiente. No temas ni desmayes, que yo soy el Señor tu Dios, y estaré contigo por dondequiera que vayas”.

Josue 1:9

 

“Porque yo sé muy bien los planes que tengo para vosotros —afirma el Señor—, planes de bienestar y no de calamidad, a fin de darles un futuro y una esperanza”.

Jeremías 29:11

 

Santa Marta, hoy 23 de febrero de este año de 2019, regresamos el Pueblo de Astorga ante ti, a saludarte y rogar tu protección para la ciudad de la que eres patrona. Desde los más de 2000 años de historia de Astorga y de las generaciones que han nacido, crecido y vivido en estas calles, con sus alegrías y con sus penas, en torno a los muros de esta antigua ciudad, Astorga ha de tu protección hacia ella.

La Historia Eclesiástica nos enseña que Marta nació a principios del siglo III y vio el final de sus días hacia el año 251, en la época de las persecuciones a los cristianos por el emperador romano Decio. Su hermano Vidal, soldado de la VII Legión Gémina (destacado con una vexilatio de la misma en el norte de Africa), fue padre también de los niños mártires Justo y Pastor, santos Patrones de la actual Alcalá de Henares, en la que eligieron también el martirio en el año 304, durante el reinado del emperador Diocleciano al negarse a adorarlo como a un dios.

No sería hasta el año de 1741 en el que nuestra Ciudad de Astorga acordó proponer a Santa Marta como Patrona de la Ciudad de la mano del canónigo Bartolomé de Loredo.

Santa Marta, los que aquí nos reunimos sentimos que Astorga es una pequeña Roma, a cuya imagen fue creada por gentes que vinieron de muy lejos hace más de veinte siglos; soldados y funcionarios romanos y griegos, con sus familias; comerciantes, artesanos, campesinos y obreros que se unieron en los siglos del altoimperio romano al pueblo astur; ciudad de Astorga a la que muchos han dedicado, en su bien, días y años de sus vidas; otras personas, su vida entera.

Así lo ha hecho en particular a lo largo de los siglos, la Iglesia astorgana. Ella ha conformado buena parte de las raíces y el ser de Astorga y de sus gentes en sus dos milenios de historia.

*   *   *   *

Santa Marta, en los cortos años de tu joven vida, supiste mantener unos ideales por los que fuiste capaz de sacrificar uno de los más importantes capitales que se nos ha concedido, la vida.

A todos nosotros también se nos piden, cada día, responsabilidades, trabajos y sacrificios; en la familia, en nuestras profesiones, en la sociedad y en el servicio público hacia la ciudad a la que queremos y por la que cada día trabajamos con mayor o menor acierto.

Santa Marta, te rogamos, como así mismo a nuestro Creador, que la paz, la libertad y la tolerancia sigan vigentes, que no se denigre públicamente el buen nombre de los ciudadanos, que la verdad como siempre prevalezca y que la justicia además de empeñarse en acusar y perseguir el mal, también castigue la mentira, la deslealtad  y la calumnia hacia quienes la sufren sin causa justa. A veces Dios nos concede una vida larga, y a veces Dios concede también que la verdad se imponga sobre personas y poderes que actúan por y para la mentira e intereses propios que no son legítimos pues buscan menoscabar el bien común de todos, de la ciudad, de la res pública.

Santa Marta, hemos visto y vivido recientes años de crisis en España y en nuestra misma Astorga; situaciones de desempleo y de necesidad; nos ha pesado la falta del trabajo y del sustento para personas y familias. Medios materiales de vida sin los que no se pueden ejercer, con dignidad, el resto de libertades que, un estado y una sociedad democráticos, y nuestra Constitución política, nos aseguran legalmente.

Aunque es cierto que nuestra Nación, gracias al sacrificio y trabajo diarios de los españoles, va viendo la salida a estos años de crisis económica, ésta pervive aún para muchas personas y familias. Crisis que afecta también a las administraciones públicas en cuanto a los recursos disponibles para prestar servicios a nuestros ciudadanos y para mantener el irrenunciable estado del bienestar.

Igualmente desde dentro y fuera de España (y no debemos de olvidar nunca que nuestra Nación sigue teniendo, a la par que sinceros amigos, también enemigos fuera y dentro de nuestras fronteras, deseosos de lograr la postración de nuestra Patria), hoy hay ciudadanos, no muchos, pero si ruidosos gracias al actual mundo de la comunicación, que buscan dividir, disgregar y separar partes de la Nación, que lo es de todos los españoles, no solo de unos pocos, utilizando el nacionalismo, el racismo y la mentira, y ello con la complacencia, el acuerdo o la dejadez de quienes deberían impedirlo. Creo que, sinceramente, los españoles, muchos, y de todas las condiciones sociales y de ideologías distintas se han cansado de más de tres décadas de ofensas, mentiras, chantajes y expolios al bien común de España, al buen nombre de los españoles que solo aspiran a vivir en paz, a trabajar, a sacar adelante a sus familias, a ser felices, a ser distintos, a que exista la justicia y a que el bien común se armonice con los intereses privados o particulares, que son también legítimos, pero que no pueden menoscabar la igualdad de todos los españoles; igualdad y solidaridad entre todos los pueblos de España que el actual Sistema Político Autonómico ha demostrado no garantizar.

Santa Marta, te ruego protejas, pues, este pequeño pedazo de España que es la antigua y a la vez joven Ciudad de Astorga.

Santa Marta, seguimos percibiendo con preocupación, en nuestra provincia, en nuestra ciudad y comarcas, que siguen creciendo lentamente la despoblación, que las defunciones de nuestros mayores o la emigración de nuestros jóvenes no se compensan con una natalidad cada vez más reducida.

Cada día parece, también, Santa Marta, que los Ciudadanos de Astorga y sus representantes tienen que sobresaltarse con periódicas propuestas, meramente economicistas, que hablan de reducir servicios a las personas que viven alejadas de las grandes urbes; ahora toca también hablar de las justas demandas del mantenimiento de la atención médica en nuestras comarcas, zonas rurales y en el Centro de Salud de Astorga…

Ayúdanos y danos confianza, Santa Marta,  para mantener la ilusión y la fuerza de trabajo necesarios para que todos seamos capaces de cumplir con nuestras responsabilidades. Que nunca nos falten la paz, la salud, el trabajo y la justicia para todos los que habitan en esta antigua ciudad de la que eres Patrona.

Santa Marta, te rogamos que acrecientes el espíritu de concordia entre los astorganos, que lleves la verdad allí donde imperan otros intereses parciales que no tienen como objetivo el bien común, la solidaridad, el progreso o la felicidad, y no de unos pocos, sino de todos los ciudadanos.

Santa Marta, te rogamos que protejas la res publica, el estado y nuestras libertades; que nuestro creador nos ayude a mantener su unidad, así como la fuerza de todas las voluntades libres que forman la Nación, hogar común de los que en ella nacen y moran, así como los derechos de aquellas personas que desde otras tierras vienen a la nuestra, emigrados por la pobreza o exiliados por la guerra y la mala política, en busca de un nuevo hogar; al igual que hicimos los españoles en siglos y años pasados, cuando nuestra tierra no daba pan, ni trabajo para todos sus hijos y cuando las guerras civiles ensangrentaron a muchas generaciones de españoles. No olvidemos nunca, sin rencor, nuestra historia y lo que ella nos enseña.

Santa Marta, este que te habla y ruega, Alcalde de Astorga, cumple su mandato dentro de pocos meses, no volverá a acudir a ti como Corregidor de Astúrica, te ruego que guíes el corazón de los hombres y mujeres que formarán la nueva Corporación Municipal de Astorga a partir del mes de junio, que les des fuerzas, ánimos y buen juicio para luchar por la Ciudad y sepan hacerlo compatible con los derechos de cada vecino y ciudadano.

Ser Alcalde no es un orgullo ni una vanagloria, es más bien una enorme responsabilidad que se ejerce por mandato de tus vecinos y sujeto a las leyes que todos nos hemos dado.

Cuando el ruido pase, quedarán nuestras obras, las obras del trabajo y del bien común. A buen seguro que no quedarán las obras de los que buscan poner sombras en el buen nombre de los hombres y mujeres que sirven a los demás en la res pública ciudadana.

Alguien dijo una vez que en el fondo del corazón de todos los seres humanos hay misericordia y generosidad; que nadie nace odiando a otra persona por el color de su piel, su procedencia, su ideología o su religión. El odio y las divisiones se aprenden… y si es posible aprender a odiar, a dividir y a enfrentar a los seres humanos, también es posible aprender a querer a los demás.

Santa Marta, Patrona de Astorga, conceded, por último, consuelo a quienes han perdido en este año pasado a sus seres queridos, a los que sufren enfermedad, a los que la falta de trabajo y medios, las tristezas o la soledad, tiene abatidos.

Ampara a nuestros mayores, y también a nuestros niños y jóvenes, alegría y esperanza de nuestras vidas y futuro de esta ciudad.

 

Así sea.

Arsenio García Fuertes.

Alcalde de Astorga.

 

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