Nunca se acaba de aprender

Recuerdos de la mina: fallas teóricas y prácticas.

 “Como a nuestro parecer cualquier tiempo pasado fue mejor”,escribió en el siglo XV, el célebre poeta Jorge Manrique y parece que así es tal y como se vuelve a insistir en una también célebre canción de los años finales del pasado siglo. Quienes trabajamos durante años en las minas de carbón tenemos recuerdos buenos y malos de aquella etapa, pero resulta curioso comprobar como cada vez que nos encontramos una de nuestras conversaciones preferidas sea la etapa de la mina. Es como si el paso del tiempo hubiese teñido de color de rosa aquellos tiempos.

Puesto que esta es una sección dedicada a la divulgación del conocimiento científico hablaré de la mina y de la ciencia. Me parece que dado que las minas en El Bierzo son cada vez mas sólo un recuerdo conviene escribir sobre este tema.

A los pocos meses de empezar a trabajar en una mina de la zona de Torre-Bembibre y con los estudios de geología aun muy recientes me topé de pronto con las que podemos denominar fallas de verdad. Cierto día apareció una falla que comenzó a causar graves problemas en la explotación. Por lo que recuerdo (no conservo los planos pertinentes),en realidad eran varias fallas que afectaban a mas de una capa. La preocupación aumentaba día tras día y el nerviosismo del dueño de la mina era evidente.

En este ambiente tenso se nos pidió a mi y a otros técnicos que redactásemos un informe sobre el futuro de la explotación. Comprensiblemente se esperaba de nosotros que fuésemos contundentes y precisos informando con rigor y con abundantes datos matemáticos sobre lo que se avecinaba y que dijésemos, por ejemplo, que avanzando una cantidad concreta de metros las capas afectadas por fallas se estabilizarían y que la producción de carbón llegaría a ser día tras día de un número concreto de toneladas. Por desgracia y pese a todos nuestros esfuerzos (y nuestros conocimientos),eramos incapaces de hacer tal previsión y no tuvimos mas opción que hacer una previsión muy ambigua,es decir “sin mojarnos”. El jefe como era de esperar se disgustó y nos espetó (con razón lógicamente), que “nos habíamos comprado un buen paraguas” porque en efecto no dábamos cifras concretas. El paraguas también lo necesitábamos para parar el “chaparrón”,que nos cayó encima por ser ambiguos.

Sin embargo hicimos todo lo que pudimos. Personalmente un día tras finalizar la jornada de trabajo me fui por mi cuenta al monte (en base a los planos sabía situar en superficie la vertical de la fallas localizadas en el interior de la mina),esperando poderlas ver en medio de los matorrales y así poder tener mas datos para evaluar la situación. Fue un gesto loable,pero un tanto absurdo. Ingenuamente esperaba que las fallas serían como en los libros,…..pero no tuve en cuenta un detalle y es que todas las características de estas cambian tanto en el espacio como en el tiempo. Lo del tiempo no tiene importancia pues la vida humana es sólo un instante en comparación con las magnitudes de muchos eventos geológicos; pero lo del espacio si. La dirección,la pendiente,el desplazamiento, la amplitud de la “caja” de la falla,…..varían mucho a veces en un espacio de unos pocos metros (menos de 20 por ejemplo) y este detalle no se resalta o se ignora por completo en muchos de los libros de geología. Quizá se hace así por motivos didácticos, pero la realidad es que las variaciones en las características de una falla constituyen una grave problema al hacer un diagnostico de lo que ha de suceder. En el monte no se apreciaba (como yo debería haber sospechado) el mas mínimo rastro de esas fallas que en profundidad y a escasas decenas de metros (quizá menos de 200);eran una auténtica pesadilla.

Se consultaron los planos disponibles,se hicieron trabajos topográficos,se visitaron minas cercanas donde quizá también deberían detectarse aquellas fallas,…..pero por lo que recuerdo los resultados dejaron mucho que desear. Uno de los problemas de la investigación geológica en las minas de carbón era que en muchas ocasiones,esta era inexistente. Sólo cabía el recurso de basarse en labores mineras antiguas,…..si las había.

Con el paso de los años fui siendo cada vez mas consciente de esta “perversa” cualidad de las fallas, el constante cambio en sus parámetros. El reto (que por lo que yo se sigue presente); es tratar de calcular previamente la magnitud de esos cambios. La pregunta que todo técnico se debe hacer cuando se topa con una falla es la siguiente: cuando “se pasará”, es decir ¿cuando una capa volverá a tener el mismo aspecto que antes de llegar a la falla?.Por desgracia en muchos casos lo único que cabe es decir que no se sabe.

Hay personas que dicen (no se con que grado de convencimiento), que ya se sabe todo;yo por el contrario pienso que cuanto mas se estudia mayor es la sensación de que hay mucho muchísimo que aprender.

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    Madrid 7 de junio de 2014

            Rogelio Meléndez Tercero

                                  

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