No pudo ser

A veces no sabe qué es peor, si la misma decepción por la derrota -que no es el caso- o la cara que a uno se le queda cuando ha tocado con las yemas de los dedos el cielo que se evapora al igual que un sueño al despertar. El Atlético Astorga ha realizado una temporada muy buena y por ello ha tenido la recompensa de jugar por el ascenso a Segunda B. Los de la Eragudina en esta segunda fase de la temporada han realizado mejor fútbol y han convencido con su entrega y resultados tanto a la afición como a la prensa deportiva que los sigue semana tras semana. Prueba de ello es que han llegado “con vida” hasta el último encuentro de las tres eliminatorias.

Pero no ha podido ser. Salvo por el solitario gol encajado en la capital alavesa, todo se tenía a favor para obrar por segunda vez el milagro del ascenso. La ciudad estaba entregada y volcada con su equipo. El ambiente de saber que iba a vivirse un gran día de fútbol fue calentándose toda la semana y el sábado el noventa por ciento del mundo daba por favorito al Atlético. Hay quien opina que el arbitraje fue desfavorable; pero eso no puede servir de excusa en una mentalidad deportiva como la de los jugadores “verdes”.

Debe de quedarnos el consuelo de que no cedimos en nuestro campo, empatamos. Y por aquello del valor de los goles marcados en campo ajeno nos hemos quedado a las puertas del tan merecido triunfo final. Tan sólo queda dar las gracias a la directiva, encabezada por su presidenta, Sagrario González, a todos los miembros del equipo con Miñambres a la cabeza;  cómo no, a la afición. De diez.