SOCIEDAD

Murias de Rechivaldo honra a Santa Águeda de Catania

La talla procesionada de esta mártir y virgen del siglo III, según la tradición cristiana, fue restaurada en el año 2012 gracias a la aportación del Obispado de Astorga y de la Diputación Provincial

La Hermandad de Santa Águeda de Murias de Rechivaldo procesionó, este domingo 11 de febrero, a la patrona de las enfermeras y, por tradición, de todas las mujeres. Los actos en honor a la mártir comenzaron este sábado con una misa y prosiguieron el domingo con una ceremonia solemne en la parroquia de San Esteban de la localidad.

La climatología no acompañó pero tampoco impidió la salida de la talla, aunque ésta quedó restringida a las inmediaciones de la parroquia. Y es que, aunque la lluvia paró al momento de la procesión, no tardó en volver a caer.

Con sus pechos sacrificados en una mano y vestida con una túnica dorada y morada, y con una aureola sobre sus cabellos, salió la imagen de esta virgen mártir del siglo III a recorrer las calles del pueblo acompañada por el tamborilero de Murias, Ramiro Fernández, las autoridades y los devotos. Al finalizar la procesión se ofreció un vino español para los asistentes y las autoridades.

Asimismo, desde la Hermandad, desean informar que la iglesia permanecerá abierta este domingo desde las 16,00 horas hasta las 20,00 horas para todos los devotos que quisieran visitar la imagen de Santa Águeda.

Vida de Santa Águeda o Ágata de Catania 

Según el hagiógrafo Santiago de la Vorágine en su obra La leyenda dorada, en tiempos de persecuciones contra los cristianos, decretadas por el emperador Decio, el procónsul de Sicilia, Quintianus, rechazado por la joven Águeda, que ya había ofrecido su virginidad a Jesucristo, y en venganza por no conseguir sus placeres, la envía a un lupanar regenteado por una mujer llamada Afrodisia, donde milagrosamente Águeda conserva su virginidad.

Aún más enfurecido, el procónsul ordenó que torturaran a la joven y que le cortaran los senos. Aunque en una visión Agueda se halló en presencia de San Pedro y este curó sus heridas, siguió siendo torturada y fue arrojada sobre carbones al rojo vivo y revolcada en la ciudad de Catania, Sicilia (Italia).

 

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