En estos días se ha vuelto a celebrar la conmemoración anual del homenaje a los ochocientos astorganos y comarcanos del Tercer Tercio de Voluntarios de León (el conocido en Astorga como “batallón Clavijo”). El año pasado, por vez primera, asistieron a estos actos en Astorga (cercanos siempre a la fecha del 14 de julio en que se celebró la primera batalla de la Guerra de la Independencia, Medina de Rioseco) el Alcalde y Corporativos Municipales de dicha villa castellana, hermanada en la historia y en la sangre con nuestra ciudad desde hace ya doscientos nueve años.
Este año fue el Alcalde de Astorga el que respondió a dicha vista y asistió en Rioseco al homenaje a los caídos en aquella batalla, con la presencia de diversas autoridades municipales y regionales de nuestra Comunidad Autónoma. Aprovechando la visita se materializó el acuerdo (esbozado entre los dos Alcaldes en el 2016) de que, en lo sucesivo, dicho homenaje se seguiría realizando con la presencia alterna de los dos Alcaldes, un año en Astorga y otro en Medina de Rioseco. La idea es seguir acrecentando la importancia institucional de dichos actos de homenaje.
Sin embargo, en estas líneas que acercamos hoy a nuestros lectores no vamos a recordar la historia de estos hombres que marcharon a la guerra enarbolando el Pendón de Clavijo, sino de otras protagonistas, las más de las veces silenciadas en la historia y en la propia documentación oficial que guardan los archivos; hablamos de las madres, hermanas, esposas, hijas y novias de aquellos hombres, de edad madura y mozos, a los que vieron partir de Astorga a finales de junio de 1808. Ellas fueron, y siguieron siéndolo durante generaciones, el verdadero sostén social, familiar y, muchas veces económico, que hicieron posible la historia tal y como la conocemos. Sus nombres y actuaciones casi nunca aparecen en los libros de historia, ni en los discursos, proclamas o disposiciones políticas, judiciales o militares que atesoran los archivos.
Sin embargo, sería la Guerra de la Independencia (verdadera y sangrienta revolución política y social de los pueblos de España) la que comenzaría a dar voz, tímida pero que comenzaría a echar raíces, a las mujeres españolas, algunas de las cuales llegarían (por su actuación social, y aún militar) a reconocimientos de carácter extraordinario y pioneros en Europa en la obtención de distinciones, grados militares honoríficos y aún pensiones por parte del gobierno español en el primer tercio del siglo XIX.
El trabajo paciente del historiador da, a veces, agradables sorpresas, que sacan del olvido nombres y hechos perdidos. En este caso que nos ocupa, hace unos meses el que esto escribe pudo localizar una carta pública, desconocida, de un grupo de mujeres astorganas que, en los primeros días de la Guerra de la Independencia contra Napoleón, tomaron la pluma para animar a sus compañeras de sexo, y también a sus hombres, a no desfallecer en la larga guerra que daba comienzo. Esta carta ha permanecido perdida hasta la reciente edición facsímil en Galicia de varios periódicos locales que se publicaron entre 1808 y 1814. En uno de ellos, El Diario de Santiago, fue publicada, con fecha del jueves 23 de junio de 1808, una PROCLAMA DE LAS MUJERES DE ASTORGA A FERNANDO VII, con fecha del 10 de junio.
Por vez primera, que sepamos, damos a la luz esta Proclama en la que varias mujeres astorganas (de apellidos que siguen hoy sonando en nuestra Ciudad) quisieron tener voz propia en los hechos trascendentales que daban principio en aquel agitado verano de 1808 del que, cuatro años después, nacería España como Nación, y Astorga y sus habitantes (también sus mujeres) recibirían el excepcional título de Beneméritos por las Cortes de Cádiz:
En palabras del editor del Periódico santiagués:
Astorga, 10 de junio de 1808
“A ejemplo de León, esta Ciudad de Astorga formó Junta Gubernativa, y proclamó luego a Fernando VII, y pasó a hacer el alistamiento con la mayor celeridad. Ya salieron para la Capital dos grandes partidas de alistados. Entre otras providencias que esta Junta tomó para los grandes fines que se propone en su armamento, ha sido abrir una suscripción voluntaria, nombrando para su mejor logro quatro Señoras, y cuatro Caballeros. Las Señoras dirigieron con este motivo la Proclama siguiente:
VIVA FERNANDO VII
La Junta de alistamiento de esta Ciudad ha acordado una suscripción voluntaria para los gastos de la presente guerra, y ha querido llamar a ella a todos los hombres y mujeres de todo el Pueblo, nombrando cuatro personas de cada sexo, para que la ejecuten sin demora alguna.
Las que hemos recibido este honor, deseamos desempeñar la comisión con el fruto correspondiente a esta confianza, y para ello no dudamos de que todo nuestro sexo apurará todos sus recursos, en la inteligencia de que si la fortaleza para seguir las fatigas de la guerra es característica de los hombres, la diligencia y esmero en aprontar socorros para el Ejército, y la compasión y cariño en acudir con remedios y alivios a los heridos y cansados, son muy propias y peculiares de las mujeres. Hemos visto salir de esta Ciudad para la capital nuestros más lucidos Jóvenes ¿Y quién de nosotras podrá decir que no derramó lágrimas de ternura al verles caminar con tanta alegría y contento?
Estas lágrimas que sirven de desahogo a nuestro corazón, han dado ánimo y esperanzas a los que por defendernos de la opresión de nuestros enemigos, y restablecer a nuestro amado Rey, van a prodigar su sangre, privándose de sus comodidades.
Privémonos nosotras de las nuestras; reformemos nuestro lujo y llenemos los fines de la suscripción.
María Rejón Sanjurjo, Juana Beltrán de Vedio, María García del Valle Izquierdo, Josefa Tomasa Herrero”
Arsenio García Fuertes
Alcalde de Astorga
Doctor en Historia por la Universidad de León.