Juicio por el crimen de Isabel Carrasco

“Montserrat parecía dos personas distintas cuando hablaba del asesinato y del acoso a Triana”

Al primer letrado de madre e hija le sorprendió la coincidencia de sus relatos y que le dijeran que la Policía les había dicho que la hija quedaría libre

El primer letrado que asistió a madre e hija después del asesinato, requerido por el comisario esposo y padre de las acusadas, Fernando Cornejo, compareció como testigo y explicó que asistió a las declaraciones de Montserrat y Triana ante la Policía. “Me chocó que no hubo interrogatorio y me sorprendió mucho y lo hice constar, que cuando Montserrat declaraba, hablaba de los hechos con total normalidad, con frialdad, pero cuando habló del acoso que sufría su hija, no se la entendía, se embarullaba, estaba como muy nerviosa; era como si hubiera dos personas allí. Había una dicotomía y pedí que la examinara un forense”, manifestó.

Cuando Triana también desoyó su consejo de no declarar y lo hizo, le sorprendió “el detalle de la declaración, idéntica a la de su madre y una frase supuestamente dicha por la madre a la hija diciendo ‘deshazte de ésto’ -el bolso que contenía el revólver-”. El letrado aseguró que no le comentaron la posibilidad de que hubieran alcanzado un trato con los policías y detalló que no habló posteriormente con Montserrat por decisión de la juez instructora del caso. En el juzgado, recordó, le llamó la atención “el tono del señor fiscal, que en algún momento se mofaba de la declaración de las acusadas”.

Cuando las visitó ya en prisión, comprobó la indignación de la madre. “Mi hija no tenía que estar aquí porque a mí un policía me dijo que no iba a ingresar en prisión”, le dijo al abogado Montserrat. Después, Triana le contó que ambas habían estado juntas en comisaría y los agentes les habían leído un artículo que la eximía y que si si madre reconocía los hechos sería la única que pagaría por ello. El letrado reprendió a Triana por el supuesto acuerdo con los policías y ella le dijo que los agentes le habían dicho que si estaba presente un abogado, no habría pacto.

“Lo descubrí por casualidad, yo no iba a sospechar ninguna actuación indebida en comisaría”, añadió. Acto seguido, llamó al padre y marido de las acusadas y le dijo que “a estas mujeres les han engañado”. Preguntado por el fiscal si sus explicaciones respondían a una estrategia de defensa, se mostró ofendido y señaló que esa insinuación era “absolutamente incierto”. Respecto a por qué el letrado se interesó por el tipo de relación existente entre Triana y Carrasco, declaró que “veía que no me cuadraba para nada que toda una presidenta de la Diputación hiciera ese acoso que me contaban. Me acordé de que había oído que tenía una relación afectiva con otra mujer en Valladolid”. Triana negó tal posibilidad con “un no muy débil”.

El arma

En otra visita a la prisión, Triana le dio una versión totalmente diferente a la inicial sobre lo ocurrido con el arma, negó que su madre se la hubiese entregado en el pasadizo, como declararon en un principio, y le contó que la había recogido ella porque vio dónde estaba.

También declaró esta mañana el amigo de Triana titular del teléfono de pre-pago que usó la joven para llamar a Gago después del crimen. El hombre señaló que le dijo que si podía ponerlo a su nombre porque no podía registrarlo al suyo y su padre le controlaba mucho el teléfono. Le sorprendió que se comprara uno de gama muy básica y decidió pagarlo. “La vi más delgada y más triste”, recordó; palabras que parecieron emocionar a la acusada

 

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