S.Gallo Montserrat González, la autora confesa del asesinato de Isabel Carrasco, reconoció hoy ante el juez ser la propietaria de los 620 gramos de marihuana, repartidos en siete bolsas herméticas, localizada en la vivienda de su hija, Triana, durante uno de los registros que se llevó a cabo tras la detención de ambas acusadas por la muerte de la que fuera presidenta de la Diputación de León. Sin embargo, tanto Montserrat como Triana insistieron en que esa droga no estaba destinada a su comercialización, sino que era para usos terapéuticos de Montserrat, que la utilizaba para conciliar el sueño y paliar los dolores de espalda que padecía desde hacía años.
Montserrat dijo no recordar el significado de las anotaciones que se localizó en las bolsas que contenían la marihuana, y puso de relieve los dolores de espalda que sufría “desde hace muchos años” por los que recibía atención de un médico de Gijón.
Según su declaración, fue una amiga suya la que le informó de los efectos positivos de la marihuana para reducir el dolor y fue ella la que le regaló marihuana la primera vez que la fumó, aunque luego también la utilizaba en infusiones. Era esa amiga la que se lo facilitaba en un principio hasta que decidió plantarla, aunque insistió en que no la ha destinado para su venta.
Por su parte, su hija Triana declaró ante el juez que la droga se localizó en la habitación que su madre tenía en su vivienda, donde pasaba largas temporadas desde hacía años, y que era consciente de que la marihuana estaba allí. Triana dijo no haber utilizado nunca el cannabis y también reconoció que era de su progenitora la droga que aparecía en las imágenes de la casa de su abuela, en Carrizo de la Ribera, pero siempre destinada a su consumo con fines terapéuticos.
En sus informes finales, la representante del Ministerio Fiscal aludió a los 620 gramos de marihuana que se localizaron en la vivienda de Triana, una cantidad con un coste en el mercado superior a los 2.000 euros, así como de material informático, y rechazó que, tal y como dijeron las acusadas, la droga tuviera uso terapéutico. Por el contrario, la Fiscalía consideró que existen pruebas “plenas” para mantener la acusación de comercialización de la marihuana, entre ellas las contradicciones “claras” de ambas mujeres en sus diferentes declaraciones al respecto, así como la propia presencia de las bolsas, individualizadas, selladas y con anotaciones.
También el material informático es, según la Fiscalía, un indicio así como el hecho de que la defensa haya aportado pruebas de la dolencia de Montserrat pero no de la prescripción facultativa para el consumo de la marihuana. También, se remitió a la jurisprudencia en la que se cifraba el peso aproximado para el autoconsumo en una cantidad de entre 250 y 300 gramos, una cuantía inferior a la localizada en el domicilio de Triana Martínez. Con todo ello la Fiscalía consideró “suficientemente probado” que la marihuana estaba destinada al tráfico, por lo que mantuvo la existencia de un delito contra la salud pública y la petición de dos años de cárcel para cada una de las acusadas, así como una multa de 3.000 euros.
Por su parte, el abogado de la defensa rechazó que las fotos o las contradicciones en las declaraciones fueran motivo para considerar que la marihuana era para su venta y no para su consumo, sobre todo teniendo en cuenta que la dolencia de Montserrat se remonta al año 1996 con informe médico que así lo acredita, además de que se puso de manifiesto que no se localizaron balanzas para el pesaje de la droga, un elemento fundamental para poder determinar el fin de este cannabis, por lo que la defensa pidió la libre absolución de ambas acusadas. El juicio ha quedado visto para sentencia.